Que «la consola más potente» se permita el lujo de jugar al continuismo en una serie de cosas (la experiencia de usuario, el mando) que tradicionalmente han sido muy importantes en los cambios de generación es una cosa; que el catálogo de juegos con los que se puede estrenar la consola sea el que es se justifica con más dificultad. Hace ya unas semanas que tenemos la lista oficial de juegos optimizados que, en principio, sacarán mayor partido a Series X; en el tiempo que he pasado con la consola, solo unos pocos de esos juegos optimizados han estado disponibles. La principal novedad first party, entre comillas, ha sido Gears Tactics; más allá de Xbox Game Studios, han sido Dirt 5 y Yakuza: Like a Dragon los grandes protagonistas, mientras espero a la llegada vía Smart Delivery de las versiones next gen de Assassin’s Creed Valhalla y Watch Dogs Legion. Precisamente es Ubisoft una de las editoras que más preparadas parecen para la nueva generación, como suele pasar: la estrena con dos juegos muy esperados, y pronto llegarán también Immortals Fenyx Rising o Far Cry 6 para saciar la sed de novedades.
Espero que se me entienda: en estas últimas semanas tan intensas he jugado a básicamente todo lo que ha caído en mis manos y que parecía siquiera hacer el amago de funcionar mejor en Series X, pero me he querido centrar en los juegos explícitamente etiquetados como «Optimizados para» por el motivo evidente de que son esos los que van a tener que defender la consola durante estos primeros meses. De ahí que sorprenda aún más que por parte de Microsoft sean Gears 5, Forza Horizon 4 o Sea of Thieves los grandes representantes de lo que puede hacer la nueva generación: hace que el «lo mismo, pero mejor» que no es raro en los primeros meses o incluso años de una nueva consola no sea una forma de hablar sino algo asombrosamente literal, casi terroríficamente literal. He vuelto a Gears 5 y me he asombrado por el salto gráfico, por supuesto, no solo en lo más básico, como la resolución o el framerate, sino también en los infinitos detalles que dejan claro que The Coalition ha dedicado tiempo y esfuerzo a hacer que Gears 5 esté a la altura de la nueva generación; he conducido de nuevo por las carreteras de Forza Horizon 4, las británicas y las de Lego, y sigue siendo un juego absolutamente fascinante, de una hermosura que gracias a las mejoras gráficas se transmite aún mejor.
Jugar a la mejor versión de todos estos juegos me parece un motivo de peso para cambiar de generación, sobre todo si, volviendo a lo de los varios saltos que comentaba hace seis mil palabras, te has saltado las revisiones de One y PS4. Pero tengo muchísimas ganas de ver hasta dónde pueden llevar Series X no solo The Coalition o Playground Games, que seguro que tienen unas cuantas cartas en la manga con Gears 6 y el reboot de Fable, sino también los muchos estudios que Microsoft ha ido comprando estos últimos años, desde Obsidian o Double Fine hasta Ninja Theory o, glups, id Software. Qué decir de The Initiative, un estudio de reciente fundación y que quiere trabajar no el AAA sino el AAAA. También creo en Halo Infinite y en lo que pueda hacer Rare; tengo muchas esperanzas puestas en Hellblade 2 y sin duda quiero jugar al nuevo Forza Motorsport.
Phil Spencer ha hablado en alguna ocasión sobre cómo la división Xbox, que durante un tiempo se vio como el eslabón más débil de una compañía tan robusta como Microsoft, ha ido aprendiendo de los errores cometidos en la última generación. Son errores que empezaron por el infame «TV, TV, sports, sports» y que desembocaron en una máquina desaprovechada, que nunca terminó de ganarse el favor de los estudios ni de la comunidad y que solo a base de pulir y definir encontró, al final, un sentido. Ese sentido tiene, claro, nombre propio: Game Pass, el servicio de suscripción de Xbox.
La propuesta está clara: compras la consola (me centro en Series X, pero el trato es el mismo, incluso más claro, con Series S, el otro modelo menos potente pero más barato) y a través de una cuota mensual tienes acceso a un catálogo de cien juegos, que para colmo se ampliará a partir de la semana que viene, cuando EA Play (el equivalente a Game Pass de Electronic Arts, pionero en esto de las suscripciones en consola) se una sin coste adicional a la oferta de Game Pass Ultimate. Casi doscientos juegos, entre unas cosas y otras. Sin necesidad de salir de esa suscripción, que en estos momentos está en trece euros mensuales (y en principio así pretende quedarse), puedes jugar a todos los first party de Xbox Game Studios desde el día de su lanzamiento y a una colección muy interesante de juegos de todos los géneros y estilos, desde dobles y triples A hasta independientes o clásicos: hace nada se sumaron al catálogo Day of the Tentacle y Grim Fandango, por ejemplo.
Es una propuesta apetecible, qué duda cabe, pero de nuevo no es a lo que estamos acostumbrados en un cambio de generación. Estamos trabahando en ellou, como diría el expresidente, pero como imagino que le pasará a mucha de la gente que lleva quince, veinte, veinticinco años esperando y disfrutando de estos saltos generacionales me cuesta cambiar el chip: echo de menos, en un lanzamiento como el de Xbox Series X (recordemos: «la consola más potente»), juegos concretos que demuestren de qué es capaz la nueva máquina, algún gran first party que, sin entrar en guerras de consolas, le dé a uno una alegría, aunque sea pequeña y de mentira, a la hora de estrenar la nueva máquina.
He hablado de juegos menos de lo que me habría gustado, soy consciente, y en parte tiene que ver con este lanzamiento inusual. Tanto Gears 5 como Forza Horizon 4 salen muy bien parados gracias al trabajo de optimización, a la vez exhaustivo (como demuestran los análisis técnicos, aunque es algo que salta a la vista en cuanto te pones delante de ellos, y que se nota también a los mandos) y suficientemente sencillo como para necesitar apenas un par de semanas para ver resultados. Sin embargo, son juegos que conozco bien y que no consigo separar de Xbox One; es más: son juegos impresionantes incluso en la Xbox One básica y que corren el riesgo de parecer poca cosa en una consola como Series X, incluso cuando consiguen cosas tan impresionantes como moverse a 120 fotogramas por segundo, como es el caso en el multijugador de Gears 5. Dirt 5 y Yakuza: Like a Dragon tampoco son poca cosa, pero siguen siendo juegos de la generación anterior, algo que se ve claramente en cómo conviven, en el de Codemasters, unos coches portentosos y unas virguerías con las luces alucinantes con modelos desfasados y pensados para ahorrar recursos. Uno de los grandes estrenos de Series X, Gears Tactics, lleva meses disponible en PC, y aun siendo un juego formidable no es precisamente una demostración de poderío visual, ni aplica ningún efecto propio del hardware de Series X: su mayor hallazgo es que se abre muy rápido gracias a Quick Resume.
(En los próximos días publicaremos todas las reseñas de estos juegos de Series X, y que no se me malinterprete: hay títulos fantásticos, para todos los gustos e incluso algún que otro candidato a juego del año.)
No falta mucho para que empiecen a llegar los juegos que muestren de qué es capaz realmente Series X (Watch Dogs Legion debería ser una buena demostración de lo que aporta el ray tracing, al menos en lo puramente gráfico, y en ese sentido la reedición de Devil May Cry 5 también tiene algo que aportar, aunque tampoco sea precisamente una novedad), y aunque por el momento me encanta tener la posibilidad de jugar a algunas novedades en condiciones más que óptimas o incluso volver a juegos que ya conocía pero en Ultra, por decirlo de una forma que seguramente suene a quienes hayan comprado un ordenador potente y hayan querido ponerlo a prueba con lo que ya había en sus bibliotecas de Steam, la parte más puramente filosófica o de estrategia de mercado parece canibalizar la conversación por su enorme presencia y por cómo puede cambiarlo todo si consigue (y no va por mal camino) convencer y asentarse, como ya lo hicieron servicios equivalentes en otras industrias.
En resumen, Xbox Series X es una máquina fascinante, imponente tanto por su pura presencia física como por todo lo que promete lo que lleva en su interior, y que por si fuera poco viene acompañada de una estrategia comercial y de contenidos radicalmente distinta a lo que se ha hecho hasta ahora, y que se traduce, por un lado, en un mando o unos menús demasiado familiares pero también en la feliz posibilidad de echar la vista atrás y jugar a decenas, quién sabe si cientos (en mi caso, exactamente 168) de juegos de las anteriores generaciones de Xbox. Los tiempos son los que son y 2020 no ha sido un año sencillo, pero aun así creo que esta nueva consola se habría podido beneficiar de una gran traca para sus primeras semanas: el retraso de Halo Infinite ha sido un golpe duro, porque era precisamente un juego de ese tipo (una nueva entrega de una gran serie, especialmente una tan importante para la marca Xbox) el que habría ayudado a darle una mayor gala a un lanzamiento que sabe no a poco, pero desde luego sí a menos de lo que podría.
Porque se nota que podría haber sabido a más, y se nota que lo mejor está por llegar. Se ve en los truenos y en la iluminación de Gears 5, y en la fluidez asombrosa con la que se derrapa en Forza Horizon 4, y en la genial velocidad con la que se puede pasar de Gears Tactics al Crackdown de Xbox 360, y hasta en la soltura con la que se mueve Yakuza: Like a Dragon, un juego no particularmente fácil para la máquina. Se ve también en todos esos estudios que Microsoft ha ido comprando y que deberían empezar a enseñar sus cartas en 2021 y 2022, y de los que en buena medida depende el éxito de Game Pass, donde lo mejor también está por llegar. Xbox Series X es una máquina con una presencia monolítica, pero da la sensación de que aún no ha bajado a la tierra con el mismo aplomo muchas de sus ideas más interesantes; lo que está claro es que parece preparada para sacar adelante lo que se proponga, que no es poco, y que estos primeros años van a ser cruciales para Microsoft y su apuesta, inusual y arriesgada, por la nueva generación. Ya ha empezado.
XBOX SERIES X:
LA REVIEW
1. El hardware
2. La experiencia de usuario
3. El mando
4. La retrocompatibilidad
5. El veredicto
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Genial analisis, es un poco lo que me esperaba. La tengo reservada pero es un poco decepción no tener aunque sea un JUEGO que muestre potencia frente a la generación actual. Un Mario 64 en Nintendo 64, un Sonic Adventure en Dreamcast, un Halo, un Motorstorm…
Será la mejor consola, también el mejor ecosistema, pero…¿Y los juegos?
La (mi triste) realidad es que se trata de un lanzamiento poco atractivo par el que, cómo yo, haya estado mayoritariamente con one esta pasada gen. Volver a un Gears 5 vitaminado puede no ser suficiente para el que ya lo disfrutó (y más si lo hicimos en la one x). Veo mi one y siento que aún le queda 1 o 2 temporadas de traya.
Pero, para el que no los
jugara (aquí ya meto Horizon, oris, y demás) me parece una forma inmejorable de estrenar una nueva consola. Siento envidia sanísima para el que se saltara one/PC estos años y estrene esta consola: reventaría de la ilusión si tuviera de repente ese catálogo a mi disposición, si llegara virgen a esto. El que esté en esta posición, que lo goce
Yo ya he puesto a la venta mi One X para pillarme este bicho en cuanto repongan stock.
Vale que ahora no hay juegos que la aprovechen, pero en un mes sale el Cyberpunk y ya no me hace falta más.
Bravo, bravísimo por el texto, Victor.
Tengo muchas ganas de ver la plataforma en unos años que será cuando, seguramente, adquiera una.
Por lo demás… ¿se puede jugar a Jet Set Radio Future en 4K y 120fps? Tengo que hacer la pregunta, endentedme…
Understand, understand…
Primero caerá la Play y luego está. Me interesa más a corto plazo la play y esta claramente es una apuesta para un futuro (2 años).
En mi caso Xbox me ha perdido como cliente de sus consolas (que no de su ecosistema). Renovaré el PC, tengo gamepass para 3 años y allí jugaré sus títulos.
La retrocompatibilidad hace años que PC me la garantiza y tengo mucho más catálogo. Disfruté de mi One S pero no dieron ni una con sus exclusivos salvo honrosas excepciones.
Un análisis excelente de una de las dos consolas de la próxima generación por parte de Xbox. Me ha gustado mucho la manera en la que se ha dividido el análisis, y espero con muchas ganas el de Xbox Series S. En mi caso ya la tengo, y aunque ya era consciente de la falta de videojuegos exclusivos en el lanzamiento de Xbox Series X, estoy pudiendo disfrutar de la mejor versión de Red Dead Redemption II en consolas, y para mi, de momento, es suficiente; al menos hasta que se lance Cyberpunk 2077.
Muy chula la serie de artículos, Víctor. Gracias 🙂