Mientras tú, ciudadana de a pie, aprovechabas estas últimas semanas para darte chapuzones en la playa o la piscina o para ponerte al día con esa serie de Netflix de la que todo el mundo lleva hablando todo el año (¿te gustó?, espero que sí), yo estaba trabajando: trabajando de policía del Arca, la megalópolis en la que los últimos supervivientes de la especie humana viven asediados por la amenaza de las quimeras. Alguien, al fin y al cabo, tiene que recoger esas latas vacías que de manera tan insistente la gente tira al suelo.
Hablo de Astral Chain, claro, el nuevo fruto de la inesperada pero agradecida relación entre Platinum Games (Bayonetta, Vanquish, Nier: Automata) y Nintendo. Como sabéis, la cosa va de dos hermanos mellizos, chico y chica, que se suman a las filas de Neuron, un cuerpo especial de la policía del Arca dedicado a investigar y neutralizar a las quimeras que, a través de portales que aparecen de manera misteriosa en la ciudad, ponen en peligro el mundo, «rojificándolo» y haciendo enfermar a las personas. La nomenclatura debería dar pistas sobre por dónde van los tiros a nivel de tono; sin entrar en demasiados detalles, y sin adelantar acontecimientos, quizá Platinum Games nunca haya sido un estudio reconocido por sus historias, pero aquí la historia de los buenos contra los malos (los que azulifican y los que rojifican) se va retorciendo de varias maneras que, quién sabe si por pura contaminación mental, podrían verse como influencia de los animes de los que sin duda bebe Astral Chain pero también de la experiencia de su director, Takahisa Taura, trabajando codo con codo con Yoko Taro en Nier: Automata, del que Taura fue diseñador.
Se nota en las muy variadas maneras que tiene el juego de hacerte parte de su mundo. Aunque tu principal cometido es luchar contra las quimeras, al fin y al cabo sois policías polis en una ciudad llena de gente con problemas; organizado en «operaciones» más parecidas a los capítulos de, por ejemplo, Bayonetta que al mundo abierto de Nier: Automata, Astral Chain suele dividir cada acto en dos mitades. En la primera la exploración tiene una mayor presencia, y en ella se suelen concentrar muchas de las misiones secundarias (desde las que implican combate o están más elaboradas hasta pequeños servicios a la comunidad, como rescatar un globo atascado entre las ramas de un árbol o llevar a una niña perdida hasta su madre) y las secciones dedicadas al interrogatorio y la investigación. Suena raro hablar de estas cosas en relación a un juego de Platinum, maestros de la acción de alto voltaje, pero allá vamos: hablando con la gente que encuentras en los escenarios donde se desarrolla cada operación (mapas abiertos pero de tamaño reducido, a los que viajas en operaciones determinadas y con una serie de objetivos marcados; no es una gran ciudad interconectada) vas recopilando pistas que se van sumando a tu bloc de notas, hasta que tienes suficiente información y se pasa a la fase de deducción. Ahí toca relacionar lo que se sabe sobre el caso con lo que te ha ido contando la gente para, por último, descubrir cuál es el siguiente punto al que dirigirse.
El siguiente punto suele ser el de zurrar a los malos. Aquí es, aunque no es difícil localizar cierto sentido del humor o una afinidad especial con esa forma de diseñar videojuegos que parece que podría funcionar en 2019, en 1999 o en 2039 —por clásica o por atemporal—, donde el ADN de Platinum Games se ve con más claridad, en su variante más experimental y juguetona. Aquí la cosa va de luchar con dos personajes al mismo tiempo. Uno es tu avatar, el o la policía que hayas elegido, que tiene como armas una pistola, una porra y una espada; vienen a ser los equivalentes al ataque a distancia, el ligero y (aunque quizá no pegue mucho con la ambientación futurista) el pesado, y no están asociados a botones individuales sino que son herramientas distintas entre las que navegas con la cruceta. Por sí mismo no es un personaje demasiado versátil: más allá de un breve combo y un ataque especial cuando logra encajar en el momento adecuado una esquiva (más lenta y torpe que la de otros protagonistas de Platinum), sus posibilidades son más bien reducidas cuando no recurre a la ayuda de sus Legiones, las criaturas que, dominadas gracias a la astral chain del título, le siguen a todas partes y le aportan distintas habilidades tanto durante los combates como a la hora de explorar el mundo.
Aquí empieza lo interesante. El esquema de control merece un párrafo propio, y pido disculpas (o recomiendo ignorar esta parte) a quien no conozca los botones de Switch: con ZR ataca tu personaje, y con ZL invocas, lanzas o haces que regrese a tu lado tu Legión; con R haces que desaparezca, con L activas su habilidad especial, con B esquivas; manteniendo pulsado ZL puedes utilizar el stick derecho para mover libremente a tu Legión mientras usas el izquierdo para mover al personaje principal; además, manteniendo ZL también tienes acceso a las dos técnicas especiales del Legión, que se asignan a y activan con Y y X. A medida que avanzas, no solo desbloqueas nuevas técnicas (aunque solo se pueden tener asignadas dos al mismo tiempo) sino también nuevos Legiones, que pueden utilizar sus técnicas propias en paralelo mientras tu avatar usa los nuevos tipos de ataque que vas consiguiendo, y que a menudo se pueden combinar, lanzando la orden en el momento preciso, con otros movimientos especiales del Legión. Después de unas pocas operaciones, cuando ni siquiera has desbloqueado a todos los acompañantes astrales, ya hay suficientes elementos a tener en cuenta como para que a menudo te dé la sensación de que vas a acabar con los dedos hechos un nudo, no solo por la intensidad e intencionalidad con que tienes que pulsar todos los botones del mando sino también por las no pocas maneras en que tienes que combinarlos.
En este sentido, Astral Chain recoge ideas de varios juegos de Platinum y se las sabe apañar para crear una mezcla cohesionada y que funciona, o al menos se justifica a sí mismo, más allá de ser un grandes éxitos de mecánicas que ya conocíamos. La habilidad del Legión Espada, un tajo con posibilidad de ralentizar el tiempo, puede hacer pensar en Metal Gear Rising, y la manera en que la cadena misma que une al protagonista y a su Legión puede ser utilizada como herramienta, para aprisionar a los enemigos e incluso para frenar sus carreras y lanzarlos al suelo, aturdidos, remite al peculiar sistema de control de The Wonderful 101, polémico y perfecto; quizá la supervisión de Hideki Kamiya se note en el ritmo al que se desbloquean ciertas técnicas de combate o incluso en el momento en que consigues «la pantera» (que aquí se llama Legión Bestia y es otra criatura sobre la que puedes cabalgar para moverte más rápido), pero en el fondo Astral Chain sabe medir bien las cantidades para tener una marcadísima personalidad propia, por mucho que las mejoras que puedes equipar en los Legiones puedan recordar a Nier: Automata o en la lista de logros no se resistan a incluir un guiño a esos platinos puros que marcan en los juegos del estudio las partidas perfectas.
Con una primera vuelta, creo, casi a punto de terminar y muchas ganas de ver cómo sigue la cosa más allá de los créditos, reconozco que desde que se anunció en febrero de este año (quién sabe si precisamente porque se anunció en febrero de este año) he tendido a pensar en Astral Chain como un juego menor; un aperitivo o una diversión antes del Juego Importante, del proyecto serio de Platinum: hablo de Bayonetta 3, por supuesto, torpemente anunciado a finales de 2017. No sé si fui el único que cayó en ese inocente menosprecio al juego de Taura, o si es una sensación que alguien conserva todavía hoy. Con esa primera vuelta a punto (¡creo!) de llegar a su fin, veo que la Platinum de Astral Chain no es la de Korra o las Tortugas Ninja, desde luego, ni la que consigue sacar adelante con una solvencia totalmente inesperada un encargo basado en Transformers. Es una Platinum más experimental y en la que se nota una apertura de miras distinta a la de los creativos más afamados del estudio; el mismo amor por el gameplay sólido y algunos tics imposibles si no has mamado mucho videojuego clásico, pero una forma de hacer las cosas distinta que, recibida con una apertura equivalente (de la que yo carezco con más frecuencia de la que me gustaría), puede dar lugar a cosas tan interesantes como este Astral Chain. No es muy habitual encontrarse con juegos de este tipo, que mezclan géneros y registros y experimentan con atrevimiento con el combate en vez de recalentar el mismo flojo-flojo-flojo-fuerte de siempre, el tu-pa-tu-tu-pa de los sistemas de combate; callejear de esa manera y aun así mantener ese ADN de Platinum del que hablaba antes tiene mérito.
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Que ganazas, has hecho que me hype sobrepase los limites ya, Victor
Digo yo que serán mellizos…
Edito: Lo he buscado y parece que los gemelos pueden tener diferente sexo si uno tiene un síndrome raro, por lo que es técnicamente posible.
– ¡Los polis!
+ Peor, los policías polis.
El título 10/10 xD.
Nunca he sido muy fan de los juegos de Platinum, claro que tampoco he jugado a muchos, sólo a Nier y lo dejé a medias porque no me terminaba de convencer, creo que sus juegos no son para mí. Igual este es un buen momento para darles otra oportunidad.
Si es que hay que tener fe en la gente buena. Viva Platinum!
Víctor una vez más has llevado mi Hype al límite! menos mal que falta poquito!!
@notecreas Nier es quizá el menos representativo del estudio. Es un juego muy de Yoko Taro. Dale un tiento a cualquier otro antes de decidir xD
@chiconuclear Ganazas. De duración cómo va? Por ir despejando agenda o no.
Probablemente el juego que más me ha hypeado de este 2019, en realidad desde este último mes y medio(dentro de lo que me puede hypear un juego con tantos tiros dados)
Ya no me la juego con el hype.
GOTY por translation
Super HYPE
BFF
@chiconuclear
Me encanta pasar por la web de ciento en viento, leer algún artículo y saber perfectamente quién lo ha escrito. Es un poco como ponerte al día con un amigo que vive lejos.