Ritual de amor y muerte: un avance de Bloodstained

Si la mezcla de géneros que formulaban Metroid y Castlevania dieron origen al llamado metroidvania, lo cierto es que no tenía mucho sentido tildar de metroidvania a un juego salido de la cabeza del mismo padre de Castlevania, Koji Igarashi. Así que en Reddit, el lugar del que sale todo desde hace unos años, han empezado a llamarlo igavania. Es algo que podría tomarse como un gesto simbólico que engloba el propio nacimiento de Bloodstained: Ritual of the Night y el proceso de gestación que a estas alturas ya podemos atestiguar: el ponerle otro nombre a algo que ya existía con la voluntad de transmitir una idea de ruptura pero solo parcial. O, en otras palabras: tal como parecía y pese al cambio de tercio narrativo y de marca, Bloodstained es más Castlevania que muchos Castlevania.

Y si hay que fijarse en un Castlevania, ya puestos mejor fijarse en el mejor de todos: Ritual of the Night no solo suena parecido a Symphony of the Night sino que es un sucesor espiritual suyo, un hijo un poco pazguato pero dispuesto a mejorar para seguir los pasos de su padre y hacer justicia a esa vitola de heredero. La demo de Bloodstained que ya circula entre los backers del proyecto, que es la misma que Microsoft tuvo expuesta en su paradita del pasado E3, parece más un pedacito jugable pensado para comunicarse con los fans que un verdadero trozo de la experiencia que viviremos cuando el asunto esté por fin terminado.

En quince minutos puede uno terminarse la demo si va muy al grano, alargándose hasta la media hora si se tira de backtracking y exploración en busca de secretos y cositas brillantes que echarse al bolsillo, pero la sensación general es de que este primer nivel que acontece en un galeón sirve para trasladarnos la certeza de que Bloodstained no piensa apartarse del camino que marcó Symphony of the Night. Desde farolillos que se rompen y sueltan mandanga hasta el clásico backdash en combate o la patada deslizante para pasar por huecos pequeños. Incluso en el bestiario de enemigos, que en principio parece de corte adecuadamente marítimo con sus pulpos y sus criaturas de chapapote, nos sorprende con un muy familiar caballero gigantesco con armadura y un mangual enorme que sacude en animaciones cíclicas.

Muchos lo tomarán como una miríada de guiños al origen creativo de Bloodstained, pero desde fuera del núcleo duro de fanáticos castlevaníacos, el mensaje que llega se parece más a un «tal como esperábais, esto va a ser un Castlevania total, así que vamo a calmarno».

Al margen del decálogo esencial de tics y gestos habituales sacados directamente del clásico, incluso la música de la compositora Michiru Yamane (autora de la banda sonora de Symphony of the Night) parece bailar un tango agarrado y agresivo con los límites mismos del conflicto legal. Pero la historia, de momento algo difusa, nos lleva por otros derroteros: Miriam es una alquimista que sufre una maldición que está convirtiendo su piel en cristal, así que para encontrar una cura se dirige a visitar a un tal Gabel, otro tipo que está sufriendo el mismo tormento y que, vaya casualidad, resulta que vive en un gigantesco castillo infestado de monstruos. La demo, eso sí, finaliza antes de llegar a puerto.