Avance de Killzone: Mercenary

Haber empezado por aquí.

Aunque la pregunta importante es, seguramente, si a la Vita le conviene apostar por los FPS, hasta ahora habíamos estado preocupados por algo más inmediato: si la portátil se lo podía permitir. Nadie puede culpara a quienes lo dudaran, tras los desastrosos Resistance: Burning Skies y Call of Duty: Black Ops Declassified de Nihilistic Software. Afortunadamente, Killzone: Mercenary se nota distinto desde el primer momento por algo tan fundamental que me da un poco de vergüenza tener que aclarar: sí, el juego de Guerrilla Cambridge se deja controlar.

Puede que tengas que ajustar cuatro cosas —yo activé el giroscopio para cuando apuntas con la mirilla y cambié otra opción para esprintar con el círculo, no con el touchpad trasero— y sin duda hay un período de adaptación. Pero hablo de minutos, no de una maldita eternidad, así que la mejora es evidente. No es algo necesariamente extraordinario, no empezará la gente a conectar su Vita al PC para jugar al Counter Strike, pero sí es agradable comprobar que no hay un maldito muro entre jugador y juego; uno puede moverse con cierta soltura, aprovechar si quiere el sistema de coberturas de la saga, el que permite asomar el rifle por encima de una caja cuando estás agachado, y la precisión es suficiente como para buscar el dinerillo extra del disparo en la cabeza. También puedo llegar a imaginarme ese multijugador del que por ahora no sé nada.

También es pronto para hablar en profundidad de los puntos (el dinero) y las recompensas. Hay bonus por encadenar muertes, por disparos lejanos, por apuñalamientos traperos y por superar secciones sin ser descubierto. Todo correcto, aunque sigo esperando alguna sorpresa que podría llegar en cualquier momento y, por pedir, pediría un feedback más insistente: hay las típicas medallas por realizar o repetir ciertas acciones, pero el cuerpo me pide más.

Sí me atrevo ya a ser categórico con el impresionante apartado técnico. Tanto la iluminación como el volumen en efectos y texturas se empeñan en hacerte olvidar que aquello es una edición de bolsillo; no hay trampa en los vídeos o las imágenes. Y a pesar de algún pequeño tirón —parece como si cogiera aire durante una fracción de segundo, por ejemplo, cuando explota un barril rojo—, la suavidad suma, no resta, en lo que decía antes sobre el control.

A principios de septiembre veremos hasta dónde le permite llegar su contenido. Ahora me quedo con Killzone: Mercenary como prueba de concepto: puede que no sea lo que Vita necesita, pero sí es algo que nos había prometido y en cierto modo nos debía.