Avance de Kirby y el Pincel Arcoíris

En el último Nintendo Direct hubo de todo. Hubo sorpresas, hubo algunos de esos viejos conocidos que gusta tener ahí, hubo juegos más o menos menores pero que acaban haciéndose un hueco en nuestra memoria. Hubo muchos juguetes.

La relación de Nintendo con los juguetes es una que ya tiene un tiempo, no es algo de ahora; estuvieron varias décadas fabricando juguetes cuando nosotros todavía no habíamos nacido, algo que se nota en la tactilidad de sus videojuegos. (E incluso en la de su hardware; hace poco estuve charlando con un amigo precisamente sobre el particular sonido de los botones de los mandos de Nintendo, y de la importancia de la pulsación y su tacto.) Si los seres humanos tuvieran ordenadores en el cerebro, puede que Captain Toad: Treasure Tracker fuera una colección de dioramas físicos con los que podríamos interactuar a través de un WiFi mental. Kirby y el Pincel Arcoíris es otro juguete marca Nintendo donde HAL Laboratory demuestra un tipo de oficio muy concreto a la hora de crear experiencias digitales con un peso casi de objeto físico.

Podría parecer un gimmick visual, pero el hecho de que los gráficos de Kirby y el Pincel Arcoíris busquen la fantasía de ser un mundo de plastilina (un material conocido por su tactilidad) justo cuando Nintendo está más centrada en vender los amiibo, su juguete más físico en cierto tiempo, quizá no sea tan casual. La mecánica principal del juego nos suena a todos: ya la vimos en El Pincel del Poder, uno de esos juegos que dieron a Nintendo DS un significado más allá de ser la máquina que usa mamá para jugar a Brain Training. Usando líneas que dibujamos con el lápiz en la pantalla táctil del GamePad de Wii U, movemos a Kirby de aquí para allá, recogiendo objetos, derrotando enemigos y superando niveles.

Una captura de Kirby y el Pincel Arcoíris parece uno de esos fanarts que aparecen de vez en cuando y que recrean escenas de videojuegos en el mundo real. En movimiento, es uno de esos fanarts que de pronto ha cobrado vida; es un juego para toda la familia pensado para ser jugado entre todos, y no solo porque tenga un multijugador que permita a otras personas ayudar a Kirby en su viaje. Todo se hace en el GamePad; jugando solo, mirar a la televisión no tiene ningún sentido. Cuando juegas con gente cerca, la televisión se convierte en una ventana hacia un juguete increíble, hacia un escenario de plastilina que podría haber sido creado por un niño al que el Kirby de DS le hubiera impactado un montón. Es una versión muy específica del tipo de experiencias que parece querer propiciar el GamePad, y que tiene mucho de esos juguetes que Nintendo hacía, ha seguido haciendo de vez en cuando y hace, ahora cristalizados en esos amiibo polémicos y tan apetecibles.

El Pincel Arcoíris es uno de esos Kirby que mezclan con mucha efectividad el juego suave de Epic Yarn y el más intenso de, por ejemplo, Mass Attack. (Adventure Wii, que hace poco se publicó en Wii U, también mezcla bastante bien esas dos corrientes.) Más que fácil, es un juego que permite al jugador elegir qué tipo de partida quiere perseguir: la completa, la redonda, la de explorar los escenarios con atención, o la más distendida. No hay problema si no se quiere jugar muy a fondo: hay algo para ese tipo de jugador aquí, pero también hay profundidad para el que la busque. Es el mejor diseño Nintendo; uno que no siempre está presente, pero que, cuando se da, es refrescante a pesar de su clasicismo.

Mis primeras partidas a Kirby y el Pincel Arcoíris no han despejado del todo algunas dudas, solo a medias relacionadas con los puntos más importantes del diseño del juego, que me surgieron cuando pude trastear con una versión todavía sin terminar; me ha quedado claro que es tan Kirby como el que más, con todo lo que ello conlleva. Cada vez me gusta más pensar, algo que no está falto de conflicto, en el catálogo de Nintendo como en una colección de juguetes hardcore; por tacto, por peso, por su relación con el espectador además de con el jugador, Kirby y el Pincel Arcoíris es un proyecto fascinante de HAL Laboratory, el estudio normcore de Nintendo: alunizan en lo cool siendo tan poco cool como les es posible.