Avance de Samba de Amigo: Party Central

Esta semana, en las oficinas de Nintendo, hemos podido probar el nuevo Samba de Amigo: Party Central durante unas horas. Lo nuevo de Sega, que trae de vuelta la histórica serie de juegos de ritmo (uno de los grandes de Dreamcast, clásico básico del cambio de siglo). Esta semana, también, se anunció que este Party Central se lanzará el 29 de agosto; a falta de tres meses para el lanzamiento de este juego, con la entidad propia de una nueva entrega pero preocupado también por no alejarse de la identidad de la saga, podemos aplaudir una primera toma de contacto que deja ver un título muy divertido.

Una de las principales novedades de Party Central es el modo «Fiesta Mundial», un modo que permite que hasta ocho jugadores online participen en un juego de supervivencia. Catalogarlo de battle royale igual es excesivo, pero sí es cierto que la competición va apeando a sus participantes hasta que uno se alza como campeón. Como en el resto de Samba de Amigo, se trata de una idea sencilla, sin mucho riesgo, pero que funciona a la perfección.

Ocurre lo mismo con los objetos sorpresa que aparecen a lo largo de la partida, un ítem que puede recordar a las cajas sorpresa de Mario Kart. Una vez la ruleta cesa su movimiento, comienza una fase breve en la que un elemento condiciona nuestra partida: dianas diminutas en las que la precisión se vuelve más esencial que nunca, el aumento de la velocidad del tema o un grupo de paisanos cantando (berreando, incluso) como pueden una canción que poco tiene que ver con la que elegimos un minuto antes. No todo son desventajas, pero son bastante más divertidas, pese a que te compliquen el día.

Estas condiciones están presentes en los modos offline, tanto para un jugador como en pareja. El modo clásico se denomina «Juego Rítmico» y es el escenario idóneo para interiorizar las mecánicas de Samba de Amigo. Fue el primero que probamos y en cuestión de minutos todo fluyó sin problema: los códigos de color ayudan a discernir al momento si el juego espera un golpe o dos simultáneos, los movimientos continuados están acompañados de una vibración agradable y suelen aparecer agrupados y las poses son lo suficientemente generosas como para que no pongamos en riesgo nuestra integridad física.

Las 40 canciones —una mezcla de música latina y electro pop bastante buena— con las que se lanzará Samba de Amigo: Party Central cuentan con cuatro niveles de dificultad y, como otros juegos de ritmo, cumple con dos aspectos esenciales: la heterogeneidad de niveles y el reto como incentivo. La dificultad aparece indicada con maracas y algunas canciones en el nivel más bajo pueden ser más complejas que otras en el siguiente nivel. Esto permite que quien tenga los mandos pueda configurar su propia curva de aprendizaje, asimilar cómo se juega y poco a poco forzar el límite de sus bailes. En nuestro caso no pasamos del segundo nivel de dificultad durante la sesión de juego, pero cuando tocó dejarlo ya conseguimos ver alguna que otra S en la calificación final. Es recomendable tener un puntito de ambición y afrontar retos que pongan a prueba nuestro ritmo, cuanto más metidos en la partida, cuanto más entremos en la zona, más disfrutable resulta Party Central.

En «Fiesta para Dos», el modo para dos jugadores en local, encontramos cuatro opciones jugables. Es posible jugar exactamente igual que en el modo individual, pero con dos personajes en pantalla y su calificación final sin atisbos de competición —al menos por parte del juego—; para quien busque el pique con la persona de al lado, «Duelo» ofrece lo que promete, una batalla que en lo jugable es similar a otros modos, pero que decide quién gana tras seis rondas dentro de la misma canción, por lo que incluso un mal inicio puede terminar en remontada. Quien rehúya de la competición encontrará en «Prueba de Amor» un modo que mide la compatibilidad entre los dos jugadores, a más aciertos al unísono, mejor valoración final para la pareja.

Puede que Samba de Amigo haya perdido las maracas clásicas de Dreamcast, pero utilizar los Joy-Cons es una solución fantástica. Además de ser muy intuitivo, el control por movimiento es claramente la opción correcta para quien pueda usarla. Party Central se beneficia de esta exclusividad en Switch al aprovechar la alegría y el despiporre que posibilita el uso de todo el cuerpo. Funciona tan bien que te invita a fliparte y darlo todo; por los salvajes ritmos de ciertos temas en dificultad elevada, por las poses estilizadas y poco naturales que irrumpen en pantalla para ser replicadas o por lo que se denomina literalmente ejercicio, una parte en la que debemos hacer desde sentadillas hasta llevar la rodilla al rostro (huelga decir que todo esto se puede trampear, pero es el equivalente a ser un aguafiestas, una falta de compromiso total con el juego).

Pese a que Samba de Amigo: Party Central asegura bastantes horas de diversión individual, se trata de un juego que precisa de la compañía de otros para alzar el vuelo, al menos para que este vuelo llegue más alto y sea más duradero. Un juego ideal para una tarde con amigos en casa o para disfrutar de sus modos en línea, ojo, ya que desde que se estrenó el primer Samba de Amigo el siglo pasado hasta ahora han cambiado las suficientes cosas como para que la distancia no arruine una buena fiesta.