Avance de The Bureau: XCOM Declassified

Hubo una vez un XCOM, anunciado en 2010, que salió a la calle a presentarse ante todo el mundo y le pilló una lluvia que lo dejó hecho un trapo; se ve que no a todo el mundo le hizo gracia el paso a la primera persona, lo de intentar hacer un shooter táctico en lugar de un juego de estrategia por turnos. Sigo pensando que el miedo no estaba fundado: en 2011 pude ver en persona una versión temprana de XCOM y tenía una pinta fenomenal.

Hubo una vez un XCOM, decía, que en cierto punto decidió desaparecer; se escondió de todo y de todos, y no hace mucho volvió a aparecer, con algunos cambios: de la primera se pasó a la tercera persona, y tomando a Firaxis como senseis para ganarse el favor de los aficionados a XCOM (que ellos habían conseguido sin problemas gracias a Enemy Unknown, mucho más cercano a los esquemas del original) replantearon el juego hasta el punto de que ahora tiene incluso otro nombre. The Bureau: XCOM Declassified es la apuesta de 2K Marin por llevar la serie a un punto a medio camino entre la estrategia y la acción; lo pude jugar la semana pasada, y sigo pensando que esta gente tiene en el horno algo a lo que merece la pena seguirle la pista.

Lo primero que me dijeron cuando llegué a las oficinas de 2K fue que la sesión dejaría de lado todo lo relativo a la historia para centrarse en las novedades jugables, en cómo gestionamos a nuestro equipo y en cómo The Bureau quiere que nos planteemos cada enfrentamiento más como estrategas que como héroes de acción. (Miento: lo primero que me dijeron fue buenas tardes.) Nuestra supervivencia depende en gran medida de lo afortunadas que sean las órdenes que les demos a nuestros compañeros: dónde cubrirse, hacia dónde moverse, a quién disparar, cómo dar buen uso de sus habilidades específicas.

Para que este trámite sea lo más fluido y natural posible, en 2K Marin han diseñado un sistema de órdenes que funciona sorprendentemente bien: pulsando un botón se abre una rueda a través de la cual elegimos las acciones que queremos que nuestros colegas hagan. De primeras, ver todas las opciones ahí, de golpe, resulta algo violento; por eso es tan satisfactorio convertirse en un mandón eficiente en cuestión de minutos, comprobar que esta rueda de órdenes es tan efectiva y flexible. Mientras usamos la rueda, la acción se ralentiza para simular, de alguna manera, el tempo más calmado de la estrategia por turnos: no podemos tirarnos horas decidiendo si queremos que un muñeco vaya a izquierda o derecha, pero tenemos tiempo suficiente para construir una estrategia que se adapte bien a los enemigos a los que nos enfrentamos.

Es importante hacer énfasis en las órdenes y en la buena gestión del equipo, porque The Bureau no quiere que todo esto sea opcional; las fuerzas enemigas son superiores en número y a menudo en poder, y nosotros somos tirillas con tirantes y chalecos y pelo engominado: es esencial pensar lo que hacemos, nuestros movimientos, qué poderes usamos y cuándo, si queremos salir bien parados. La demo que jugué estaba en nivel fácil, pero no me cuesta demasiado ver cómo algunos de los enfrentamientos podían volverse muy duros en dificultades más elevadas.

El poco tiempo que quedó para ver la base de operaciones bastó para comprobar que es más o menos lo que podemos esperar de ella: un centro desde el cual acceder a nuestras unidades, invertir en ellas para mejorar sus atributos (¿había dicho que hay muerte permanente? Otro motivo muy de peso para jugar de manera estratégica y evitar que un personaje en el que hemos puesto tiempo y esfuerzo se vaya al garete por un error táctico) o investigar tecnologías extraterrestres para crear nuevas herramientas que podamos usar nosotros. También es, claro, el sitio desde el que accedemos a las misiones: en lugar de ser lineal, The Bureau apuesta por un mapamundi en el que tenemos varias misiones abiertas, algunas cruciales para el desarrollo de la historia y otras opcionales y destinadas a conseguir experiencia o ampliar información sobre la Norteamérica de los 60 en que está ambientado el juego.

The Bureau: XCOM Declassified parece haber conseguido la fórmula que le permite tener una posición privilegiada a medio camino entre la acción y lo táctico, entre los tiros y la estrategia; la agilidad con que gestionamos a nuestro equipo, lo interesante de la combinatoria de habilidades y una ambientación que puede dar lugar a una historia muy apañada son un trío que no lo tiene especialmente difícil para salir ganador, si se consigue diseñar enfrentamientos que se escapen de la cuadrícula eterna con coberturas y darle al juego un ritmo que anime a seguir adelante sin quemar demasiado rápido las posibilidades que deja intuir su parte puramente mecánica. A finales de agosto lo acabaremos de comprobar; yo, de momento, espero con muchas ganas a estos extraterrestres.