Avance de The Legend of Zelda: The Wind Waker HD

Estoy a las puertas de la Cueva del Dragón, y ya siento ese «poder de sugestión» del que hablaba Liberance en El maleficio de Zelda, ese texto imperdible sobre cómo Zelda nos devuelve a la infancia cada vez que volvemos a dejarnos atrapar por una nueva entrega. Uno de mis principales miedos con The Legend of Zelda: The Wind Waker HD, entre cuyas islas se esconde esa Cueva del Dragón a la que me voy a enfrentar ahora, era que el poder de sugestión, el efecto Peter Pan, fuera menos potente por varios motivos: que hubiera perdido la potencia de la novedad, no tener el mismo tiempo disponible como tenía hace diez años o incluso que su condición de remake, de revisión algo pulida de otra cosa, me llevara a jugar desde fuera, siendo demasiado consciente de que lo que estoy jugando no es un original, sino una copia, por buena que sea. Seguro que no soy el único en esta misma situación; una década le cambia a uno bastante.

Y ahora estoy a las puertas de la Cueva del Dragón, digo, y ya no hay vuelta atrás, porque resulta que a The Wind Waker no le cuesta mucho demostrar lo que vale; y este remake sirve para dejar claro que The Wind Waker es una de las entregas más recordadas porque su base es muy sólida, mucho más de lo que, a veces, la memoria nos deja recordar.

Es inútil ignorar dos cosas sobre The Wind Waker HD: que su aparición quizá no sólo tenga que ver con el azar, como ha dicho Aonuma ¹

, sino que sea una estrategia de Nintendo para calmar a los fans de Zelda que quieren ver por fin algo nuevo en Wii U; y que son los gráficos uno de los aspectos de más peso en esta revisión, el elemento que con más atención se va a examinar. No es especialmente difícil hacer que Wind Waker se vea bonito: el de GameCube todavía es increíble a día de hoy, incluso jugado, como ha sido mi caso antes de escribir esto, en una televisión actual, con todos los reescalados y marranadas que conlleva el salto tecnológico. Incluso perdiendo la nitidez que recordaba de mi primera partida en una tele de tubo, Wind Waker sabe entrar por los ojos y dejarle a uno embobado sólo por cómo se ve.

En Wii U, claro, la cosa cambia. No sólo se le ha dado un lavado de cara a la resolución, sino que se han añadido efectos de iluminación que saben renovar el aspecto del juego sin resultar cargantes; son suficientemente sutiles para que a menudo haya que volver al original para comprobar si ciertas cosas estaban o no ya ahí. El único caso en el que el choque es más violento es en el uso del bloom, ese brillo que tanto chocó cuando se vieron las primeras imágenes del remake. Hasta donde he jugado, la cosa es menos grave de lo que parecía; sí que hay situaciones, muy dependientes del ángulo de la cámara y generalmente sólo cuando se da en el cielo, en las que es difícil justificar su uso, pero en general su peso es tirando a bajo. El contrapeso podría estar en las animaciones de apertura de cofres o cuando conseguimos objetos importantes, donde la iluminación juega a favor de la redondez de las figuras y sí mejora considerablemente el aspecto de Wind Waker, amén de dejar patente las mejoras en los modelos de muchos de los personajes.

Además de en lo visual, hay un buen puñado de cambios en The Wind Waker HD; muchos de ellos son mínimos, pero todos parecen dirigidos a ajustar el ritmo de la partida y a eliminar los momentos bajos o las piezas que no terminaban de encajar del todo bien. Un ejemplo, a salto de mata, es el refuerzo del icono que nos indica que podemos ejecutar el ataque especial con A, que no sólo aparece en la esquina del HUD dedicada a los botones sino también en el centro de la parte inferior, más cerca de la zona a la que estamos prestando atención durante el combate. Otro es la ausencia de Tinglevisor, sustituido aquí por una botella que también nos da Tingle en el mismo momento en que recibíamos en el original el ítem para conectar el juego a Game Boy Advance. Esta botella puede ser usada para enviar mensajes, de ayuda o de cualquier otro tipo, a jugadores de todo el mundo; me parece que está muy bien resuelta la idea del mensaje embotellado que se deja a la deriva en el mar, y es una manera genial de integrar Miiverse, algo tan de Wii U, en un remake de un juego de hace diez años.

El 4 de octubre se pone a la venta, y de momento parece que The Legend of Zelda: The Wind Waker HD consigue mantener intacto todo lo que hizo que la aventura oceánica de Link y compañía nos enamorara en su momento. Voy a ser precavido esta vez, porque todavía me falta ver si los cambios en el ritmo de ciertas zonas le hacen bien o son menos significativos de lo que quizá deberían; de momento, ya a punto de sentirme de nuevo un Héroe del Tiempo, me voy a ver al Árbol Deku.