The Talos Principle 2
Croteam / Devolver Digital
2 de noviembre de 2023
Tuvo que ser un juego de puzzles el que le diera a Croteam el prestigio que no pudieron los Serious Sam, shooters de una inteligencia diferente a la de The Talos Principle, sin duda, pero más inteligentes de lo que pueden sugerir las hordas de decapitados con abdominales que corren gritando (¡¿cómo?!) hacia ti con dos bombas de Looney Tunes en las manos, una de sus ocurrencias más famosas. Desde principios de los 2000, Croteam se ha dedicado casi en exclusiva a Serious Sam; tanto es así que el primer The Talos Principle nació, de hecho, dentro de Serious Sam 4, cuando Croteam probaba nuevas mecánicas y dio con un artilugio, el jammer, que durante la fase de pruebas demostró tener más posibilidades de las que quizá podrían aprovecharse en un juego de tiros. Había que quitar los tiros y buscarle otro contexto. De esa manera fue cogiendo forma el juego que hoy conocemos como The Talos Principle; de inspirar el argumento o los temas alrededor de los que giran los puzzles se encargó Philip K. Dick, según sus responsables. Philip K. Dick es también el autor favorito del propio Sam «Serious» Stone, como desvela él mismo en la introducción de su cuarta aventura.
Si el principio de The Talos Principle 2 resulta familiar es porque es familiar por diseño: el tutorial tiene lugar en una simulación que imita al juego original, que a su vez imitaba al Egipto en el que conocimos a Sam Stone. Independientemente de si llegas de primeras o si conoces el juego anterior, estos primeros puzzles sirven para familiarizarse con la manera en que se resuelven los puzzles en The Talos Principle: manipulando las distintas piezas que forman cada nivel, debes activar y desactivar distintos aparatos hasta abrir un camino viable para llegar a la meta. En el tutorial, la meta son unos tetrominos, lo que hemos acabado conociendo como las icónicas piezas de Tetris, que más adelante volverán a tener importancia. «Las formas que estás recogiendo no son meros juguetes», retumba la voz de Elohim, otro que vuelve desde el primer juego, durante el tutorial. «Son los símbolos del Proceso por el que fue creada nuestra gente». Todo esto, insiste el narrador, no es más que un sueño; puedes quedarte ahí todo el tiempo que quieras, pero tu destino está en otro lugar, fuera de la simulación.
Una vez terminada esta breve sección introductoria, despiertas en el metálico pellejo de 1k, el robot número mil de los que componen la sociedad que, te explican rápidamente, sucedió a la humanidad después de que nuestra orgánica existencia sucumbiera al apocalipsis climático. Esta microsociedad de roboces es una de las señales del mayor scope de The Talos Principle 2, que en el fondo es lo que parece (un juego de puzzles en el que resuelves niveles individuales organizados en diferentes mundos que exploran distintas ideas) pero también algo más. Confieso que lo del «juego de puzzles filosófico» me resulta un poco repelente, pero se nota esa misma inteligencia de la que hablaba antes, y de la que Croteam puede sacar lo mismo un shooter descerebrado que un juego de puzzles con ínfulas; la Valve croata. Aunque la preview que he podido jugar es bastante más amplia que la demo pública, me tengo que reservar aún mi opinión sobre lo que parece querer contar el juego; de momento, me ha resultado muy divertido el tono con el que están escritos los robots con los que te vas cruzando y con los que acabas saliendo a investigar la megaestructura abandonada en la que se desarrolla el grueso del juego.
Este lugar parece «un eco de la simulación; no una recreación exacta, sino algo construido siguiendo los mismos principios», dice Byron, el líder de la expedición; el robot número 7 de esta sociedad de autómatas. Aunque se mantiene cierta idea de apertura y exploración libre del original, la estructura aquí está algo más definida o compartimentada; a partir de una zona central que sirve como hub (y, de paso, punto de partida para algunos de los misterios que parece ocultar este universo), vamos visitando diferentes zonas en las que se van presentando y combinando las herramientas que el juego te va ofreciendo. A las más básicas, heredadas de la primera entrega, se suman unas cuantas nuevas y que ya en este tramo inicial se utilizan con buena mano para crear algunos puzzles muy interesantes, y a veces engañosamente sencillos. Conectar dos piezas con un rayo de luz para abrir una puerta sigue estando ahí, pero de pronto se suman a la caja de herramientas un combinador RGB que te permite convertir dos fuentes de color en una nueva (sumar rojo y azul para crear un rayo verde, por ejemplo), o un generador de portales con el que a The Talos Principle 2 sí que le resulta imposible esquivar la referencia a Portal.
Estas herramientas se van presentando de manera progresiva, y sus combinaciones se hacen más complejas y desafiantes a medida que exploras cada zona y te internas en sus niveles; lo de la estructura que comentaba antes parece ser una forma de combinar una experiencia más amable y acogedora, en la que darse de bruces con muros demasiado altos sea una experiencia opcional y no algo que interrumpe el progreso y lleva a frustraciones, con oportunidades para proponer retos muy difíciles, de los que te obligan a pensar y repensar tus aproximaciones hasta dar con la tecla correcta. Los niveles principales, oportunamente numerados (el juego incluso te señaliza cuál debería ser tu próxima parada, por si no te apetece dar más vueltas de la cuenta), exponen y explican las mecánicas con sensibilidad pero siempre yendo un paso por delante de ti; a mayores, cada zona tiene varios niveles opcionales y secretos, además de otros coleccionables que animan a explorar los mapas más a fondo. La cosa va de resolver puzzles, insisto, pero el minuto a minuto a veces está más cerca del de un juego narrativo (con sus diálogos, sus set pieces, su modulación narrativa; incluso conversaciones en las que decides qué decir) que incluso de lo que proponía el primer The Talos Principle, más solitario y con los límites a priori más marcados que esta segunda parte.
A menos de un mes del lanzamiento, The Talos Principle 2 sorprende por un tipo de ambición que parece exceder con creces lo que podría esperarse de una secuela corriente y moliente; hay más niveles hechos a partir de las nuevas piezas que se suman a esta segunda parte, pero también hay algo en la magnificencia de los entornos, en el lujo de los gráficos que recrean los entornos por los que te mueves (hipertecnológicos, por un lado, pero en los que no se desperdicia ninguna oportunidad para ponerte delante de los inesperados cruces entre naturaleza y artificio, uno de los temas que parecen principales en un juego como este, lleno de robots parlanchines que a menudo está claro que no saben realmente qué demonios están diciendo, como le pasa a ChatGPT), de una escala y un nivel de detalle que algunas veces parecen innecesarios y otras, absolutamente imprescindibles. Hay algo irresistible en la combinación de esa suntuosidad ruinosa con los crash test dummies superinteligentes que los exploran e investigan; es un misterio que apetece resolver.
Solo los usuarios registrados pueden comentar - Inicia sesión con tu perfil.
Qué ganazas le tengo a este juego! Gracias por la preview, @chiconuclear <3
Victor, en el artículo ese de la gdc no habla de hammer si no de «jammer» (¿Disruptor?).
Apetece un juego de estos. Hubo un pequeño boom pero se pasó y llevamos unos años de sequía, ¿no?
Va a ser bueno este, además.
@gordobellavista
WTF, claro que es jammer. Cortocircuito ahí.