Un camión conducido por el malísimo Jericho, en plena fuga, se estampa contra el coche del oficial Tanner. Se lo llevan al hospital hecho caldo, pero de algún modo sigue también ahí, en el lugar del accidente. Su Dodge Challenger del 70, a Dios gracias, no tiene un solo rasguño y él está mejor que nunca: puede hacer viajes extracorpóreos hasta el asiento del piloto de otros coches. Tanner puede teletransportarse a cualquier vehículo de San Francisco, sí, pero no por eso va a dejar de gastar 10.000 Puntos de Voluntad en un Audi TT. Dicho así suena absurdo. Seguramente porque lo es, se diga como se diga. Ubisoft Reflections, seamos justos, se enfrentaba a un reto complicado con la recuperación de la saga. Las decepcionantes secuelas dejaron claro claro que los paseos y los tiroteos no funcionaban aquí. ¿Cómo acercarse al título original de PSX, continuando con la historia donde la dejó Driv3r y sin renunciar a la variedad y a las posibilidades que se esperan hoy de un mundo abierto? Se me ocurren pocas alternativas a esta chaladura del coma, por desgracia. Estamos constantemente pulsando X —en PS3— para que la cámara se eleve varios metros y el tiempo se casi-detenga, permitiendo elegir cualquier vehículo dentro de unos límites que se van ampliando al superar capítulos. Eso sirve para seleccionar misiones secundarias que superamos en la piel de desconocidos —un chaval que deja a su profesor de autoescuela con el culo torcido o de un asiático que pretende pagar universidad de su hermano ganando carreras ilegales—, pero también ofrece opciones interesantes cuando perseguimos a un sospechoso: podemos hacer el truco del Agente Smith con el conductor de un autocar que viene en sentido contrario y cruzarlo para cortar el paso al fugitivo. Volvemos justo después a «nuestro» coche y le damos bien por detrás con una embestida exagerada que se carga pulsando L1. Esta versión todavía no tiene trofeos, pero espero ganar uno por eso. Hay montones de distracciones, pequeñas pruebas —permanecer tanto tiempo a tal velocidad, saltar un buen puñado de metros…— y misiones más elaboradas que desbloquean las de la trama principal. Porque la prioridad de Tanner y su compañero, el negro de Final Fantasy XIII —aquí se hace llamar Tobias Jones, pero a mí no me la da—, sigue siendo encontrar a Jericho, juntar las pistas que van dejando los implicados en su escapada y pegar las fotos de los criminales en la radiografía del traumatismo craneal de Tanner. Pero al final se trata de conducir y es ahí donde Driver: San Francisco se pone serio. La ciudad californiana es siempre un paraíso en juegos así y el control de los vehículos es realmente cómodo, bien ajustado y con la necesaria cantidad de derrapes por segundo. Dominarlos, evidentemente, es la clave en trayectos plagados de cambios de 90 grados; la cantidad exagerada de horas que un servidor le echó al primer Crazy Taxi sirven de poco en ese sentido, porque los giros son aquí más abiertos, pero lo de pasar entre dos coches rozando sus retrovisores para ganar puntos… eso es como lo de ir en bicicleta. La precisión se beneficia, como todo y como todos, de los 60 cuadros por segundo que el juego mantiene en todo momento. Esa fantástica suavidad es la mayor virtud del título a nivel técnico, pero se ve realmente bien en general. Pasa, además, la prueba del algodón con una vista interior muy resultona, con Tanner moviendo las manos sobre el volante de forma vistosa. Con todo esto, Driver: San Francisco es típicamente Ubisoft: ambicioso, con una base tecnológica muy buena, un control amigable y una mecánica estrella quizás demasiado extraña, que uno no sabe muy bien si funciona o no tras cuatro horas de juego. En septiembre veremos si los giros en el guión, las situaciones menos típicas o un multijugador que pretende tener mucho peso acaban justificando el enorme WTF inicial.
Redactor
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Me ha dejado picueto la forma de conseguir los coches, por mucho que me recuerde al genial Geist de GameCube. Pero ahora que me estoy aficionando al género (afortunadamente), he de reconocer que me pica la curiosidad.
Buen texto, Pep.
Pues suena a mamarrachada, pero eso de poder coger diferentes vehículos, parando el tiempo me parece genial.
Buen articulo.
jejejej viajes astrales para robar coches jajajajja. desde luego innovacion queda poca en este negocio videojueguil.
Buf, soy el único que desde hace tiempo, tan solo con pensar en Driver pienso MEH? Esperanzas 0 señores… La cagarán de alguna manera… Driver is the new Sonic.
Pues yo, como de costumbre, soy un poco raro y debo decir que me gustaron tanto el 2 como el 3… y sin embargo, éste no me dice gran cosa. Lo veo una especie de burnout con historia… no me convence de momento.