FIFA 13: Lo imprevisible del fútbol

Nos entusiasma FIFA 13. En la oficina unos somos menos de fútbol que otros, pero todos coincidimos en lo que dijo Pep hace poquito más de un mes, después de ver el juego (él por primera vez) en el E3: «Si otros géneros o sagas hubiesen evolucionado durante esta generación del mismo modo que lo ha hecho FIFA, probablemente seríamos todos un pelín más felices». Eso es cierto: el paso adelante que otros géneros, tantos, no logran dar y tienen que suplir con apaños con fecha de caducidad demasiado clara (sobre esto hablaba Karl Magnus Troedsson, de DICE, hace no mucho) FIFA lleva dándolo, desde hace ya unos años, entrega tras entrega, no conformándose con quedarse en los mínimos que una serie de juegos anual puede, tan desgraciadamente a menudo, permitirse el lujo de marcarse. La cosa es que nos invitaron una vez más a los estudios de EA Sports en Vancouver para enseñarnos cómo iba el desarrollo del juego; para enseñarnos la última versión que tienen del juego, hablarnos de algunas de las novedades que han estado implantando y, de paso, para echarle un ojo a la versión de Wii U: os contamos con qué sensaciones hemos vuelto.

Una de las cosas que más me gustaron de Fight Night Champion, ya lo sabéis, es cómo introduce una suerte de modo de entrenamiento entregado al usuario con un papel de regalo muy concreto: el de un modo historia que, además, consiguió colarse entre los más disfrutables del año pasado por su honestidad y su complicidad con el fan del deporte. Desde que jugué por primera vez a Champion lo tuve claro: un modo así es lo que me gustaría que tuviera FIFA, y sería una ayuda espectacular para que los que, como yo, hemos tocado techo como jugadores: meternos en las mecánicas a través de un modo que consiga escaparse de los rígidos y generalmente aburridísimos entrenamientos de la mayoría de juegos deportivos.

FIFA 13 no ha dado el salto al modo historia (aunque espero que lo haga pronto: me siento muy pesado, a niveles de asistente a ferias de cómic, pidiéndolo siempre que un desarrollador o productor se me pone a tiro), pero ha sabido encontrar suelo seguro un poco más allá de esos entrenamientos sosos de los que hablaba antes. La cosa tiene nombre y apellido: Skill Games. Este nuevo modo de juego deconstruye el fútbol, digámoslo así, y lo divide en habilidades o jugadas aisladas; para cada una propone cuatro pruebas con distintas variantes de esas habilidades o jugadas, que van complicándose a medida que vamos desbloqueando niveles superiores: consiguiendo el objetivo de bronce accedemos a plata, y así sucesivamente.

Los elementos son los conocidos (jugador, pelota, campo) pero se añaden dianas, cubos o cajas que forman los circuitos de obstáculos en los que poner a prueba nuestras habilidades. Los nuevos tienen en este modo un aliado impagable para coger confianza con el mando y poder jugar con soltura contra la gran mayoría de jugadores; los veteranos encontrarán unos retos muy divertidos, especialmente en los últimos niveles, y no especialmente fáciles: Xavi, él sí experto en FIFA, las pasó canutas para llegar al final de algunas de las más complicadas.

Estos Skill Games tienen un último giro genial: «el juego os espía, de alguna forma», bromeaba Aaron McHardy, productor de gameplay, y este espionaje sirve para, básicamente, llevar la cuenta de en qué somos mejores y peores. ¿No somos muy buenos con los penaltis, no damos ni uno, sudores fríos cada vez que tenemos que tirar uno? El juego lo sabe, y procurará introducir el Skill Game correspondiente en la pantalla de carga, esa que tradicionalmente enfrentaba a un jugador y un portero en un campo vacío. ¿Necesitamos mejorar los centros? Qué mejor forma de aprovechar los tiempos muertos que practicar ese Skill Game. Es una forma muy inteligente de aprovechar esa zona muerta del juego, pero además es una manera genial de presentar este nuevo modo al jugador sin hacerle pasar por menús eternos y mensajes peñazo.

Pero todo esto es, en el fondo, un modo de entrenamiento; no son estas las únicas novedades que tiene FIFA 13, como es evidente. El modo Carrera es ejemplo de ello: partiendo de la base que ya conocemos de anteriores entregas, se han pulido imperfecciones y se han añadido cosas siguiendo el feedback de los jugadores. Ejemplo de esto segundo es que ahora se puedan negociar fichajes ofreciendo dinero y un jugador, una petición que según Santiago Jaramillo, productor de modos juego, era muy común; ejemplo de lo primero sería la mayor flexibilidad a la hora de ofrecer ventajas a jugadores estrella para que equipos modestos no tengan directamente cerrada la puerta a algunos fichajes. A pesar de que las Temporadas Cara a Cara (sobre las que se anunciarán novedades pronto) siempre acaban ganando protagonismo a la Carrera, como el propio Jaramillo reconoció, el equipo no se ha olvidado de aquellos a los que le gusta dedicar su tiempo a este modo: si decidimos jugar en equipo tenemos ahora la posibilidad de gestionar y jugar con selecciones en competiciones internacionales, una novedad que se lleva echando en falta desde hace tiempo; tomando el rol de un jugador la experiencia también se ha intentado redondear, puliendo la manera en que podemos ir ganando protagonismo cuando jugamos en equipos pequeños hasta, con suerte, ser convocados para jugar con la selección de nuestro país.

Todas estas formas de jugar nos aportan puntos de experiencia que nos van haciendo subir de nivel en el Football Club, acumulables, como sabemos, de año en año; además de eso, con la moneda del juego podremos comprar algunas cosas interesantes: desde equipaciones hasta la posibilidad de repetir un partido en el modo Carrera. Si hacemos una temporada estupenda pero la liamos en la final, no pasa nada: esos puntos que hemos ganado jugando nos pueden servir para, esta es la magia de los videojuegos, volver atrás y tratar de solucionar la situación. Imagino que podremos comprar créditos con dinero real, también; parece lógico.

Pero nada de esto serviría si FIFA 13 no se asentara sobre una base jugable a prueba de balas; por suerte es así. La imprevisibilidad en los pases, el impact engine mejorado, las posibilidades innumerables que da el nuevo sistema de control del balón (herencia de FIFA Street), las novedades en las faltas y cientos de pequeños cambios más que, aunque minúsculos, algunos, tienen un peso importante: jugar a FIFA 13 no es igual que jugar a FIFA 12, y eso queda claro después del primer partido. Construir los modos de juego alrededor de la jugabilidad y no al revés: está claro que esa es la filosofía que el equipo de EA Vancouver está siguiendo para que la serie se mantenga fresca y competitiva año tras año; Santiago Jaramillo nos habló de ello, también, en la entrevista que publicaremos muy pronto (¡con sorpresas incluidas!).

Cuando tienes un juego con ediciones anuales, decía al principio, es fácil conformarse; añadir lo justo para que no parezca que estás comprando el mismo juego y vivir de las rentas. Además de parecer un gran juego, a falta de comprobar cómo le van todas las novedades a largo plazo, FIFA 13 es la demostración de que detrás del juego hay un equipo de profesionales del videojuego del que podemos aprender mucho. Son arriesgados y son inconformistas. Puede gustar más o menos el deporte, pueden gustar más o menos los juegos deportivos; ante productos como FIFA 13 es muy difícil no quitarse el sombrero, en cualquier caso. Pep fantaseaba con la idea de que todos los géneros hubieran evolucionado de la manera en que lo ha hecho la serie FIFA en los últimos años; yo me conformo con que en todos los géneros alguien tomara FIFA como ejemplo de cómo, sin excesos, con puño firme y buena letra, avanzar sin dejar de tener presente nunca lo que te ha hecho grande.

[¿Ganas de más FIFA? No problemo: podéis leer nuestras primeras impresiones del juego, echarle un ojo a la entrevista que le hicimos a David Rutter, responsable del juego, o ir a su ficha y ver imágenes, vídeos y más materiales sobre el juego. ¡Y esperad sorpresas relacionadas con FIFA muy, muy pronto!]