FIFA Football nos enseña cómo meter una PS3 en el bolsillo

Si mientras jugábamos a FIFA International Soccer en Game Boy, hace tantos años, el equivalente a la señora del futuro de Neutrex nos hubiera enseñado FIFA Football para Vita, es probable que nos habría estallado la cabeza. No hace falta que vayamos tan lejos: si el viaje en el tiempo fuera mucho menos ambicioso y simplemente nos pillara hace unos meses, jugando a FIFA 12 en PSP, la cabeza se nos habría desatornillado hasta caer al suelo y salir rodando, sólo para ser pisada poco después por un camión. Cuando jugamos a FIFA Football no jugamos a una versión adaptada como buenamente se puede a un hardware portátil: jugamos al FIFA de sobremesa. Jugamos al fútbol como hay que jugarlo. Sería una mentira y una falta de honestidad o de puro sentido común decir que lo primero que llama poderosamente la atención de este FIFA para Vita son los gráficos. Sorprenden, y mucho. Ya sabía lo que Vita podía ofrecer, pero la sensación de estar jugando, en un cacharro que entra en un bolsillo, al mismo FIFA que en nuestra tele grande del salón es espectacular. Seguro que alguna cosa hay adaptada para que la máquina de Sony mueva el juego tan fluidamente como lo hace (las hay, vaya: saltan a la vista en capturas), pero si en algún punto este FIFA es menor visualmente ni lo noté ni creo necesario notarlo: a veces ser tan quisquillosos es un poco de malnacidos, os digo, y en este caso si no han hecho diana sí han quedado suficientemente cerca como para que merezcan aplausos. Los ingredientes con que se ha cocinado este FIFA de Vita los reconoceremos todos: mismo motor gráfico, misma base de datos de equipos, mismo esquema de control. Es el control el punto que más puede despertar polémica, por la inclusión de opciones táctiles aprovechando tanto la pantalla como el touchpad trasero; a mí no me gustó demasiado, ya avanzo. David Mantzel, a la cabeza del diseño del juego, nos aseguró que más de una función podría resultar una sorpresa útil si intentábamos familiarizarnos con ellas, pero el tiempo que pasé con la Vita en mis manos sólo fue suficiente para saber qué pasaba al tocar la consola, buscar la manera de conseguir que nada de eso pasara y disfrutar del juego con los controles de toda la vida. Esta opción está disponible, por suerte, así que cualquiera que no esté por la labor de cambiar su forma de aproximarse al juego no tiene de qué preocuparse. Con la pantalla táctil podemos cambiar de jugadores y hacer pases más precisos, o marcar la trayectoria del balón en los tiros libres. Con la trasera, podemos apuntar con más exactitud a qué zona de la portería queremos chutar, aprovechando el paralelismo touchpad-portería. Ambas opciones funcionan bien sobre el papel, y de alguna forma cuesta aceptar que funcionen tan mal en una primera toma de contacto: es demasiado fácil acercarse al área y que nuestro jugador chute sin ningún sentido porque estemos pulsando la parte trasera de la consola sin querer, o que al mover el stick toquemos un poco la pantalla táctil y hagamos un pase a ningún sitio. Puede que, si nos acostumbramos, realmente tengan utilidad; no jugué tanto como para poder negarlo, pero tampoco puedo afirmarlo con convicción. Sobre todo lo demás poco se puede decir. Sí, es como tener FIFA 12 de sobremesa en el bolsillo; sí, los controles tradicionales son justo como queríamos y las concesiones que tiene que tomarse para adaptarse a la consola (que sólo haya un R y un L, por ejemplo) no se notan en ningún momento; sí, es tan veloz y divertido y genial como su hermano mayor de PlayStation 3. Tengo muchas ganas de jugar más, de tener Vita conmigo y poder dedicarle todo el tiempo del mundo a exprimir todo lo que ofrece. Para terminar, algo que es una lástima: el Ultimate Team, que funcionaría de auténtico lujo en portátil, no estará incluido en esta versión. Habrá que esperar, pues, a las siguientes, pero los futboleros podéis atacar sin miedo a este FIFA Football porque no va a decepcionar.