Una de las primeras decisiones que se toma en todos los Fire Emblem tiene que ver con lo que ocurre cuando una de tus unidades cae en combate. Ya sabéis: está el modo Novato, en el que, una vez finalizada la batalla, recuperas las unidades caídas, y está el modo Clásico, en el que las unidades derrotadas se pierden para siempre. El modo bueno es el Clásico, por supuesto; estoy totalmente a favor de que cada uno juegue como quiera (existe incluso un tercer modo, Fénix, que permite recuperar las unidades incluso en medio de la misma batalla en la que fueron derrotadas), pero Fire Emblem es más Fire Emblem cuando pierdes a un personaje con el que has trabado relación.
No es el único juego de estrategia por turnos en el que pasa esto, por supuesto, pero existe un matiz fundamental. En X-COM, por ejemplo, da rabia perder a una unidad en la que has invertido tiempo y esfuerzo, que te ha acompañado durante muchas misiones, algunas quizá cruciales, y que sobre todo tenía un entrenamiento que lo convertía en una pieza fundamental de tu comando; aunque en Fire Emblem también se dan estas circunstancias «materiales» (el entrenamiento, el equipo, las habilidades especiales…), lo que el juego quiere es que te encariñes con tal o cual personaje, que lo sientas cercano, que trabes amistad no solo a través de los sistemas que dominan, dentro del programa, las relaciones entre cada uno de ellos sino también fuera, en tu espíritu, en tu fuero interno: llegado el momento, lo que el juego quiere es que te enamores hasta el punto de enlutarte si un revés del destino se lleva a tu personaje favorito. (Que la suerte tenga un papel tan destacado, quizá no crucial pero sí muy presente, deja claro que Fire Emblem quiere ser un generador de plot twists de alta intensidad; pero eso es otro tema y se tocará en otra ocasión.)
Es por eso que en mis primeras horas con Fire Emblem: Three Houses lo que más me ha marcado no ha sido el combate sino todo lo que hay alrededor; todo el tinglado que Intelligent Systems, una vez más, ha montado para sostener estas amistades de fantasía, siempre pendientes de un hilo y más irremplazables y tremendas cuanto más te haces a sus formas de ser, cuanto más conoces sus gustos y peculiaridades, cuanto más compartes mesa con estos personajes interesantes en gran medida porque los puedes perder para siempre.
Por eso el modo bueno es el Clásico, decía.
Esas three houses del título sirven de contexto perfecto para introducir de una forma eficaz y directa un plantel amplio hasta el punto de abrumar: tu personaje, Byleth, es un mindundi bien posicionado gracias al prestigio de su padre, Jeralt, que tras un incidente (casi) mortal comienza a recibir asistencia de un misterioso ente, Sothis, que tiene la capacidad de manipular el tiempo. Sin saber muy bien quién es Sothis o por qué le ha elegido a él, Byleth sigue a su padre hasta el Monasterio de Garreg Mach, donde se encuentra la Academia de Oficiales, una institución educativa en la que se forman las futuras élites del reino de Fódlan. Con sorpresa recibes la noticia de que se te ha elegido profesor y que debes elegir una de las tres casas que, a lo Harry Potter, estudian en la Academia: las Águilas Negras, los Leones Azules y los Ciervos Dorados, apropiadamente capitaneadas por tres personajes a los que ya conociste (y salvaste el pellejo) en el tutorial.
Cada casa está formada por ocho personajes a los que pasas a liderar, cada uno con su personalidad y sus peculiaridades. De no ser por la batalla con la que arranca el juego (que funciona como recordatorio de que sí, esto sigue siendo sobre todo un juego de estrategia por turnos), el primer rato largo que dedicas a Three Houses, tu primer objetivo con sustancia, pudiera funcionar también como introducción para un dating sim ambientado en un monasterio, un juego que misteriosamente ahora me gustaría que existiera: antes de elegir qué a qué casa quieres «impartir clases» se te da la oportunidad de conocer más a los alumnos, y sus descripciones son tan ambiguas y sugerentes como las apariencias de cada personaje, bordeando en muchas ocasiones la androginia. Es una forma de anticipar qué habilidades tendrá en batalla cada unidad —que puedes intuir pero al final no dice mucho, especialmente si no sabes qué batallas te esperan—, pero principalmente es una ventana a las relaciones que te aguardan en cada una de las tres rutas: la que tiene cada personaje con la historia principal de Three Houses, la que recorre y trenza las tres aventuras, y la que puedes empezar con ellos. Estoy seguro de que si el juego te precipita de esta manera hacia la elección de una casa, y no en base a su historia o sus valores sino por las peculiaridades más peregrinas del carácter de sus miembros (a uno le gusta dormir la siesta; otra conocida por ser distraída; otra tan reservada que muchos de sus compañeros no saben ni cómo es su voz), es por una convicción firme en las posibilidades de estas relaciones interpersonales para potenciar y dar mayor emoción a lo que (se supone) importa de verdad; esto es, los combates por turnos.
Aún no sé cómo avanzará el juego más allá del segundo capítulo, donde Three Houses se trifurca y tu elección de casa cierra las puertas a las otras dos historias; de ahí las famosas doscientas horas que, de querer completar las tres partes (cada una con sus misiones individuales y demás), han de invertirse en este nuevo Fire Emblem, según leíamos estos días en algunos titulares. Pero sí tengo claro que merece la pena comentar en mayor profundidad los no pocos mecanismos que Intelligent Systems (en esta ocasión en colaboración con Koei Tecmo) ha puesto en marcha en esta ocasión, culminando un progreso de barroquización de las relaciones con los personajes al que la serie siempre ha tendido y que lejos de ir en detrimento de lo que (se supone) importa de verdad lo realza y hace brillar con más fuerza: eleva la estrategia por turnos a algo más que piezas moviéndose por un tablero en base a unas reglas, convirtiendo los combates en eventos en los que te juegas algo más (o mucho más; la intensidad depende de cada uno) que simplemente avanzar en el juego; la cosa no solo va, por diseño, de pasar a la siguiente pantalla. Me ha agradado mucho este inicio de Fire Emblem Three Houses; de todo lo demás hablaremos más adelante.
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sinceramente en los anteriores que la única forma de mejorar la relación fuera peleando a veces se me atragantaba un poco pero con este estilo a lo persona de tener una parte de socializar separada de las peleas para mi arregla el problema.
cuanto mas leo mas ganas le tengo.
Fire Emblem: Historias de la puta mili.
Dices tú de Mili.
Este va a caer. Cada dia le tengo más ganas.
No me jodas. Es el típico juego que compro y nunca termino porque el tipo de combate no acaba de gustarme, pero cuanto más leo de los personajes, de entablar amistad y todas esas mandangas más me estáis jodiendo la vida. @chiconuclear una pequeña duda, si eres tan amable: ¿Cuánto peso crees que tiene cada vertiente del juego? ¿60% combate 40% otome? Si me mientes y me dices que es 99% combate y 1% otome, me haces un favor.
Hasta ahora lo seguía marcando distancia, pensando que era un «Persona» venido a más, pero tras leerte tengo auténtico interés por saber cómo es el juego final.
Juro que aquí he leído «reino de Froilán» y todo tenía perfecto sentido en mi cabeza.
Vaya pinta más buena que tiene esto, nunca he jugado a un Fire Emblem pero me da que va siendo hora. Y joder que bien se ve.
A falta de jugarlo y de los análisis fianles, esperaba un Fire Emblem más del montón (del montón en un FE es un notable, como el Fates) y no una entrega tan rotunda y con tanta profundidad/novedades.
Me intimidan las horas, puede ser la mayor chapa jamás concebida. Y las cuadrículas ya ni sé pa qué están si hay más 1 y de 2 unidades por casilla, encima beneficia los % de crítico y de acierto estar acurrucados. Espero que Ship Emblem venza a Chapa Emblem.
+1, en los dos avances que he leído cada vez que paso la vista por encima de Fódlan leo Froilán. Veo que no estoy solo, amigo.
Ojalá en emulación…
Lo que más me ha marcado del análisis es, sin duda, el concepto dating sim monacal. No puedo pensar ya en otra cosa.
Bonifacio se aproxima a mi alcoba con una sonrisa, creo que viene en busca de algo. ¿Qué le ofreceré?
– Estampa de San Pancracio (SUE+1)
– El muffin de fresa que preparé ayer para Rómulo (PERSUASIÓN+1, BONDAD -1)
– Entonaré vivamente el Adeste Fideles (FE +1)
Pues ya tenemos guión, ¿algún desarrollador en la sala que quiera hacer realidad este sueño de artes marciales?
La pregunta obligada, ¿es un buen juego como puerta de entrada a la saga?
Y el día que decidan ponerle un sistema de combate con más profundidad que un charco que haga las batallas interesantes le volveré a dar una oportunidad, porque todas las veces anteriores lo dejé por aburrimiento.
@kamelot666 Personalmente, considero Path of Radiance y Radiant Dawn la cumbre de los títulos de la serie; entregas donde, efectivamente, el combate era mucho más profundo que las entregas que estaban por llegar
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@magenta
Para mi gusto solo Path of Radiance. Radiant Dawn fue una bajona terrible.
@magenta Puede ser que me subiera al tren tarde y que la cosa ya se hubiera simplificado mucho. Pero tengo tantos juegos antiguos pendientes que me cuesta poner nuevos pero lo tendré en cuenta 👌
El awakening me gusto mucho y no toque el siguiente por la guarrada comercial que hiciero, de la cual muy arrepentidos no van a repetir.
Pero no se yo si la duración acompaña, creo que me bajo, no es un sistema de combate que te de muchas cosas nuevas a lo largo del juego de hecho. Por lo que me puede quemar fuerte llegadas las 40 horas… Sin el aliciente de saber que me acerco al desenlace. 🙁
Necesito Fire Emblem en vena. Cuando empecé con mi chica, como no teníamos un duro, nos quedábamos en su casa a jugar a videojuegos (plan barato y fresquito) y recuerdo un verano del Fire Emblem: Radiant Dawn de Wii muy a tope. No recuerdo ni la de veces que reseteamos la Wii para no perder ningún personaje. Desde entonces no hemos vuelto a jugar a la saga y creo que este juego me va a vender la Switch para (16 años después) volver a poder jugar juntos a un Fire Emblem XD
Menuda montaña rusa llevo con este juego; desde el anuncio mi juego más esperado de Switch para 2018, después vino el retraso a 2019 y un primer vistazo nada prometedor, otro retraso y perder toda esperanza cuando parecía que iba a ser un Valkyria Chronicles 2. Entonces en el E3 vino la confirmación del time skip y recobrar la esperanza, aunque me rechina mucho el rollo Harry Potter y lo regulero de los gráficos.
@magenta Path of Radiance es lo mejor que ha dado esta saga y uno de mis videojuegos favoritos. Ojalá este sea la mitad de bueno, con eso me conformo.
@titozeio la última parte si que da cierto bajón, pero todo lo anterior es un tour de force continuo difícil de mantener. Yo prefiero Radiant Dawn al primero, pero es que los dos son excelentes en su género
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