Ocho consideraciones sobre Mario Kart 8 (y II)

Viene de la primera parte.

5.

Tiene sentido fijarse en las marcas que han dejado en la carretera nuestros rivales incluso cuando jugamos solos. Creo que es la primera vez que un Mario Kart me pone las cosas tan difíciles a la hora de terminar las ocho copas quedando primero en todas las carreras, requisito para conseguir las tres estrellas de rigor. (Después de 30 horas de partida, sigo teniendo solo dos estrellas en dos de las copas; ni he tocado el modo Espejo.) Ya sin esa exigencia absurda de ocupar el primer puesto durante la mayor parte de las carreras, algo que en Mario Kart 7 hacía todo difícil de manera innecesaria, aquí se ha optado por hacer que sea la inteligencia artificial la que ponga los puntos sobre las íes.

Es una inteligencia artificial de la que se puede aprender mucho, que no es decir poco. Conoce atajos, sabe colocar los objetos en lugares molestos, sus trazadas son sorprendentemente eficaces para hacer buenos tiempos; pégate mucho a ellos para intentar arañarles rebufo y no dudarán en ponerte una concha o un plátano y joderte el plan. Acostumbrado a unos cuantos Mario Kart seguidos en los que no había tenido ningún problema para exprimir los Grand Prix, esto es un cambio que se agradece; mi caso es particular porque ahora mismo en el modo online no hay apenas jugadores (más sobre esto en un momento), pero también es una buena manera de practicar y conocer los circuitos antes de dar el salto al multijugador.

Otro añadido interesante son los sellos de Miiverse; no tanto por su utilidad (Miiverse no es la red social que más use nadie que yo conozca, vaya, pero lo de poner dibujitos es bastante apañado) como por la manera de conseguirlos. Hay treinta que se desbloquean terminando cada copa en primera posición, con o sin los sesenta puntos de los cuatro primeros puestos; es una forma curiosa de obligarnos a utilizar, al menos una vez, a todos los personajes, para conseguir sus sellos. De no ser por ellos, seguramente habría ignorado casi por completo a algunos de los corredores, porque soy bastante de ir a tiro fijo; por la tontería de los sellos, he acabado probando a todos y he descubierto alguno que me gusta mucho: Wendy, esbirro de Bowser (parece que ya no son hijos), está ahora entre los corredores que escojo habitualmente.

6.

También Peach de oro rosa. Vaya invento: un personaje de oro rosa, nada menos. Me parece una adición curiosa al plantel de Mario Kart 8, que ahora tiene nueve personajes femeninos, contando a los no humanos. Esto me lleva a pensar en aquel artículo de Wired sobre las mujeres que estaban renovando Nintendo desde dentro, como Aya Kyogoku, codirectora de Animal Crossing: New Leaf y que ha reconocido más de una vez que «cuando intentas crear algo que va a atraer a muchos tipos de gente, mi experiencia es que la diversidad [de género] es beneficiosa».

Quiero ver algo de eso en los últimos juegos de Mario. En Super Mario 3D World ya había casi el mismo número de personajes femeninos que masculinos (suponemos que Toad es masculino por Toadette), y NES Remix 2 se cierra con un nivel en el que tenemos que salvar a Peach controlando a Peach. «Thank you», nos dice nuestra doppleganger cuando vencemos a Bowser, «but you are in another castle! Just kidding! Ha ha ha! Bye bye», una vuelta de tuerca fantástica para uno de los mejores finales de la historia del videojuego. Veo a Peach de oro rosa como una pequeña declaración de intenciones: teníamos al Mario de metal, y ahora hay un equivalente femenino. Son pasos pequeños, pero ya en 3D World la princesa Peach tenía la misma entidad que sus compañeros masculinos, en lugar de ser secuestrada por enésima vez. No soy de los que ve a Peach como parte de un problema mayor, pero está claro que la apertura a nuevos públicos pasa por incluir más personajes tradicionalmente más atractivos para las mujeres.

(Bola extra: si quitamos animales, monstruos y demás no humanos, hay siete personajes masculinos y siete femeninos, más el Mii, que puede ser lo que queramos.)

7.

Tanto como agradezco la concreción y las ideas claras, Mario Kart 8 a veces peca de excesivamente parco. No le pido un modo historia ni mucho más de lo que ya ofrece, pero la obsesión por cierta limpieza llega a límites bastante insanos. No hay menú de opciones, por ejemplo; no podemos configurar el volumen de la música y el sonido, algo solo a medias importante pero que he echado de menos un par de veces. No he encontrado la manera de borrar la partida, de resetear el progreso del modo Grand Prix; intuyo que se puede tener dos partidas en paralelo con progresos distintos cambiando el usuario en el menú principal de la consola, pero no estaría mal poder llevar dos progresos a la vez si jugamos el Grand Prix a dos jugadores.

Más, y quizá sean detalles sin tanta importancia, en realidad: es difícil llevar un seguimiento de los sellos que has ganados y los objetivos que hay que cumplir para conseguirlos, algo que hace que la sensación de progreso sea algo extraña; una pantalla de logros, desafíos o como quisieran llamarlo sería útil para llevar un seguimiento de lo que hemos ido consiguiendo, además de marcar hitos para los que quieran desafíos a mayores. Estadísticas, rankings, resúmenes; es algo en lo que el primer Mario Kart de la Nintendo comprometida, hasta cierto punto, con el juego online podría haber destacado, pero sigue siendo algo limitado: para los mejores tiempos se pueden consultar los fantasmas del modo Contrarreloj, donde sí hay rankings, aunque, de nuevo, sean algo limitados.

Insisto en que no me molesta la sencillez; no creo necesario complicar la fórmula Mario Kart, indudablemente en buena forma con las modificaciones, novedades y ajustes que ha ido sufriendo a lo largo de ya más de dos décadas. Entiendo que es difícil llegar a un equilibrio entre la limpieza que puede buscar un usuario menos avanzado y la complejidad a veces innecesaria que pedimos los jugadores hardcore, pero quizá Mario Kart 8 se podría beneficiar de alguna opción de más que no he encontrado, tanto en el modo para un jugador como en el multijugador online.

8.

El gran interrogante sigue siendo el juego por internet. Mi experiencia es mixta: todavía tienen que pasar unas semanas hasta que Mario Kart 8 se ponga a la venta, así que no hay mucha gente online, pero cuando la hay es tan divertido como esperamos. También sencillo: el juego te mete en una partida sin que haya que hacer demasiados ajustes, de manera parecida a lo que pasaba en el online del de 3DS; se puede jugar con gente de todo el mundo o solo con los de nuestra región, y también crear grupos privados para los amigos que queramos. Se pueden organizar torneos estableciendo las reglas que creamos oportunas y abriéndolos o cerrándolos en función de si queremos que participe todo el mundo o preferimos mantener las cosas en familia.

Volvemos a lo de antes: se agradece la accesibilidad, pero creo que nadie le habría hecho ascos a un tipo de lobby previo a las carreras más tradicional, y un sistema de búsqueda de partidas más parecido al de otros juegos online. Intuyo, aunque de momento solo puedo hacer elucubraciones, que los torneos tienen algo que decir sobre esto (se pueden usar como alternativa a la búsqueda de partidas, aunque tengan el plus de las clasificaciones, también configurables: diarias, semanales, etc.); de momento, los momentos en los que he tenido la suerte de encontrarme con compañeros de la prensa durante ratos largos han sido justo como esperaba, con la agradable sorpresa de poder jugar online con otro jugador en la misma pantalla: algo me dice que no se ha abierto esta opción a cuatro jugadores por mantener la tasa de imágenes por segundo, más o menos obviables cuando jugamos en local (a partir de tres jugadores, el modo a pantalla partida se queda en 30fps) pero imprescindible cuando competimos con otros que posiblemente estén jugando solos y tengan asegurados los 60 frames.