Avance de NieR: Automata

Por si alguien no sabe cómo van estas cosas, voy a explicarlo por encima: las distribuidoras de videojuegos organizan, días, semanas o meses antes de un lanzamiento, pases de prensa en los que permiten a los asistentes probar una parte de la que luego sale, una vez la partida es procesada y regurgitada por el escritor, un avance. Un avance es esto que estáis leyendo. En él se habla de un videojuego que está por salir, en base a un fragmento muy limitado de una versión no final, o final a medias (con los parches del primer día es difícil decidirse), y se anticipan sus luces y sus sombras, imagino, se alerta de sus puntos fuertes, se lamentan sus posibles flaquezas. Suelen existir una serie de restricciones que limitan de qué se puede hablar y de qué no; partes concretas, normalmente, que se quieren mantener en secreto para no destriparle el juego a nadie. Hechas las presentaciones, vamos a hablar de NieR: Automata.

Todo lo que más me gustó, todos los momentos geniales y las ideas brillantes que hacen de las primeras horas de NieR: Automata una experiencia cautivadora, está embargado. Este rato con lo nuevo de Platinum Games con el equipo de Yoko Taro ha sido un punto de partida prometedor: porque en Automata he visto un tira y afloja sensacional entre la manera de hacer de Platinum, ese peso pluma afilado que define el movimiento en Bayonetta y aún más en Bayonetta 2 y esa manera meticulosa u obsesiva de crear vínculos entre el juego y el jugador a través del mando, y la herencia del primer NieR, que para alguien como yo, que no sé mucho sobre él, es reconocible sobre todo en la mezcla de géneros y en la irreverencia con que utiliza las fórmulas tradicionales. Las de los juegos de rol, las de los videojuegos, en general, y quizá alguna más. Es una mezcla que tiene sentido si tenemos en cuenta que las dos partes son conocidas por recompensar a quienes se toman el tiempo de explorar a fondo los juegos, los que exploran en un sentido mucho más amplio de lo que se puede imaginar pensando en misiones secundarias o acumulación de loot.

Lo que he visto tiene una base más sólida de la que se podía ver en la demo. Allí se veía un sistema de combate menos pintón de lo que el currículum de Platinum podía hacer esperar, aunque se notara el pedigrí; me resulta difícil hablar de las velocidades específicas de los muñecos de Platinum sin ponerme cursi, así que diré simplemente que es mucho más estiloso y ágil que el del primer NieR, y muy acorde con la fusión de RPG y hack and slash que se plantea aquí. Al principio, lo suficiente como para echar de menos más de lo segundo: por qué no aprovechar la esquiva activa o el sistema de combos para meter, ya que estamos, unas cuantas medallas de platino puro y de plástico, te preguntas. Poco a poco se equilibran los pesos, cuando el mundo abierto se convierte en el escenario principal. Ahí la división en misiones que se solapan y se ponen en espera las unas a las otras hace que las prioridades cambien; se hace más evidente que la exploración y el combate y toda la parafernalia habitual en otros JRPGs, con Xenoblade Chronicles X y Final Fantasy XV lo bastante recientes como para que sea fácil hacerse una idea, funcionan como base sobre la que se colocan los giros, los recursos interesantes, los diálogos extravagantes y, en paralelo, el sistema de combate, que esconde un par de ases.

Automata parece uno de esos juegos que agradecen que la dificultad sea un poco más alta de lo que parece apropiado para tu nivel. No hasta llegar a niveles de Dark Souls, por mencionar otro RPG de acción reciente (y no quiero decir que se parezcan en nada, aunque hay un pequeño guiño: si vuelves al sitio donde has muerto te encuentras con tu cadáver —con tu cáscara: eres una androide— y puedes recuperar lo que llevabas encima, como se dice en este vídeo; también puedes revivirlo para que sea tu aliado un rato, aunque se puede corromper y convertirse en enemigo), pero sí lo suficiente como para que utilizar todos los recursos de su sistema de combate sea interesante. Que guste esquivar y controlar multitudes con combos aéreos, que merezca la pena aprender a utilizar bien la esquiva; que apetezca probar las posibilidades que ofrecen las distintas combinaciones de armas, uno de los puntos más interesantes de este vistazo previo. Va más allá de tener un arma para los ataques rápidos y otra para los fuertes; diferentes combinaciones de armas dan acceso a distintos movimientos, que no siempre tienen los mismos efectos en el combate. Algunas combinaciones permiten terminar con un golpe a distancia; otras van mejor para los enfrentamientos contra grupos, y otras en el uno contra uno. No todas las mezclas tienen resultados únicos, pero en la pequeña muestra que pude ver ya salían dos o tres, así que ahí parece haber otra capa de complejidad que mezcla con muy buen gusto la personalización del rol con el pragmatismo de los juegos de acción.