Un juego basado en una película basada en un juego: Avance de Ratchet & Clank

Hubo una época en la que la relación del cine con los videojuegos era menos horizontal que ahora, a pesar de que a efectos prácticos el porcentaje de producciones basura en ambos medios es muy parecido desde casi siempre. Recuerdo haber adorado (una adoración religiosa, o una fascinación como la que podría provocar un artefacto extraterrestre: pensad en los tres monolitos de las Odiseas Espaciales de Arthur C. Clarke) tres cartuchos en toda mi vida: el de Majora’s Mask, que era de oro, el de Perfect Dark, porque lo que tenía dentro era de oro, y el del juego de Super Nintendo basado en El imperio contraataca, porque estaba basado en una película. En mi cabeza se formó una relación muy especial entre las imágenes que recordaba del Episodio V y lo que veía en Super Nintendo; a día de hoy, esa película me resulta inseparable de los puto saltos con voltereta que da Luke en el juego.

El nuevo Ratchet & Clank para PlayStation 4 es un «juego basado en una película basada en un juego», dice James Stevenson, community manager de Insomniac Games y el encargado de presentar el nuevo trabajo del estudio a los medios. «Encaja con la personalidad del juego decirlo de esa manera», asegura.

Por razones evidentes, los juegos basados en películas siempre han tenido limitaciones que ha tenido que salvar la imaginación: la nuestra, que rellena las ausencias, o la de los diseñadores, que se las apañan para que no echemos de menos a la película mientras jugamos. Star Wars Episode I: Racer es una de mis adaptaciones favoritas, porque no solo coge lo mejor de una película sino que lo expande y de alguna forma trasciende de ella. Hablo tanto de Star Wars porque parece que Ratchet & Clank también tiene un ojo puesto en el universo de George Lucas: en el fragmento de película que pude ver en la presentación del juego (basado en la película basada en el juego) no solo había una escena que recordaba bastante a las piruetas que hacían las vainas en Tatooine, sino que Clank cumple un papel parecido al de R2-D2 (o BB-8, para el caso), el de avisar al héroe, Ratchet, de una amenaza («un ejército») que se cierne sobre la galaxia.

Insomniac son los desarrolladores del juego, pero también son, en gran medida, responsables de la película: han colaborado estrechamente con Rainmaker Entertainment y Blockade Entertainment, compartiendo materiales y escribiendo la historia, para darle una coherencia especial a esta, por usar la jerga al uso, producción transmedia, de esas que se expanden a través de varios medios. Es un camino peliagudo que suele hacer aguas por algún sitio, normalmente porque se le da más importancia a una cosa que las otras; en este caso, el proyecto nace desde el principio como videojuego más película, o película más videojuego, para evitar ese tipo de situación. «No queríamos hacer una mala película», dice Stevenson, «porque nos importan estos personajes».

Para ellos tiene sentido porque desde el primer Ratchet & Clank, el de PlayStation 2, «queríamos que diera la sensación de ser una película de animación», dice. En 2002 era complicado conseguir eso sin confiar mucho en la imaginación del jugador, esa que, como decía antes, tiene que rellenar el espacio que hay entre esa «sensación de ser una película de animación» y la cruda realidad de la segunda consola de Sony: el primer Ratchet & Clank, aunque sigue siendo bastante impresionante, se publicó un año después que Monstruos S.A., y uno antes que Buscando a Nemo.

También era un juego muy distinto a este nuevo juego, que tiene el mismo nombre y que cuenta una historia parecida pero en realidad es otra cosa. «Muchas cosas que se dan por supuesto en Ratchet & Clank», dice Stevenson, en referencia a algunas mecánicas y lugares comunes de la serie que han ido haciéndose un lugar con el paso del tiempo y las entregas, «no estaban en el primer juego», así que en esta nueva entrega, la primera para PlayStation 4, han tenido que buscarles un hueco. La forma en que Insomniac se ha tomado el desarrollo de este Ratchet & Clank es curiosa, porque les permite usar a su favor un argumento que en muchos otros remakes sería visto como una traición al material original: quieren, nos cuenta Stevenson, hacer ese juego mítico que los fans del original tienen en el recuerdo, y que quizá no tenga mucho que ver con él; buscan representar todo aquello «que uno recuerda del primer juego, pero de una forma nueva y mejorada», para dar forma a «la historia definitiva del origen de Ratchet & Clank».

Sobre el papel, todo en orden. Toca jugar: justo después de escuchar la presentación de Stevenson, pude probar una versión suficientemente avanzada del juego como para parecer final. El primer detalle inteligente está justo al principio: el Capitán Qwark, encarcelado en la escena con la que se abre el juego, se entera por un compañero de prisión de que está a punto de salir, él ya lo ha reservado, un videojuego basado en la película basada en los hechos que acabaron llevándole a la cárcel, algo que le pilla por sorpresa. En ese momento, decide contarle él mismo lo que pasó; no es spoiler si te lo cuenta el protagonista de la historia.

Los primeros niveles son un tutorial, una pequeña desviación protagonizada por Clank y una misión más representativa, imagino, de cómo será la tónica general del juego, que se desarrolla en un mapa más amplio y en el que ya se empiezan a ver esos cambios de los que hablaba Stevenson en su presentación. Los ingredientes básicos son los que esperábamos: plataformas, disparos y ese especial gusto por la variedad de armas («herramientas», como las llamaban al principio, según Stevenson; es un juego para niños, y hablar de guns o weapons quizá les parecía demasiado agresivo) que suele dar más alegrías que disgustos en los juegos de Insomniac. Es un juego de aspecto alegre, con muy buenas animaciones y un diseño visual sólido y vistoso; en estos quince años, la tecnología ha avanzado lo suficiente como para que compararse con el cine de animación por ordenador no sea descabellado, o lo sea solo un poco.

Quizá por eso me sorprendió ver que han introducido fragmentos de la película dentro del juego. No me pilló por sorpresa (lo había dicho Stevenson en su presentación; no recuerdo si dijo que había 20 minutos o un 20 por ciento del metraje encajado como escenas cinemáticas, aunque es más o menos lo mismo, porque la película dura una hora y media), y entiendo el porqué, pero las escenas en tiempo real tienen un nivel suficientemente alto como para no necesitar demasiado apoyo; son las partes de la película las que quedan en peor lugar, por ser claramente algo de fuera que se mezcla con el videojuego.

Me quedé con ganas de más, en todo caso. El desenfado de la narración de Qwark y el buen humor de todo el juego, que no se limita a los vídeos sino que se deja ver por todas partes (aunque no pude ver todas las armas, no me quito de la cabeza el Pixelizador, ese cañón que transforma a los enemigos en amasijos de vóxeles), son el tipo de cosas que animan a uno a seguir adelante. Hasta donde pude jugar, el combate era un punto más sencillo de lo que me habría gustado (un único botón se encarga de todo el cuerpo a cuerpo), aunque me dio la sensación de que las armas de fuego, punto fuerte de Insomniac, tenían bastante que decir: son ellas, y las múltiples formas de combinarlas sobre la marcha, en medio del combate, las que pueden terminar de aportar el punto de chispa que quizá eche en falta el jugador más adulto, el que puede disfrutar de la comedia que se cuenta entre las plataformas y los tiroteos pero también agradece que el juego sea bueno por mérito propio, y no bueno-para-ser-un-juego-para-niños.

De momento, me quedo con el buen sabor de boca de haber visto un juego cuidado, un caramelo para los fans, numerosos, según Stevenson, y muy activos en internet: nos animó a buscar en Google dibujos hechos por sus seguidores, aunque asegurándonos de «hacer la búsqueda con SafeSearch activado». Los caminos de la regla 34 son insondables.