Desde hace unos meses, con cada vez más títulos destinando la mayor parte de sus recursos a modos online, existe ese concepto que a mí me gusta llamar la casicampaña. Aunque no hay una regla general, la casicampaña suele reciclar contenido de otras modalidades y alinearlo gracias a una excusa mala y un guion testimonial. Battleborn, presentado hace ya casi un año como un multijugador definido por su plantel de héroes, era el típico del que se podía esperar una casicampaña. Ni mucho menos. Lo nuevo de Gearbox tiene como objetivo, en este E3, acercarse a Borderlands. O, si lo miramos al revés, decirle a sus fans que no se preocupen; que en Battleborn, entre otras cosas, encontrarán algo similar. Entre uno y cinco jugadores pueden «proteger la última estrella del universo de un misterioso mal», que se manifiesta en oleadas de enemigos a los que hay que cargarse para poder abrir la siguiente puerta. Aunque no está claro si las localizaciones del juego están unidas como lo estaban en Pandora, el desarrollo de las misiones es básicamente el mismo; las montañas heladas dejan paso a una suerte de instalación militar y, cuando sales de nuevo al exterior, sabes que toca jefe final. Durante todo eso, varios detalles alejan el fantasma de la casicampaña: ahí están por ejemplo Kleese y Reindan, por ejemplo, que te van hablando por el pinganillo para contar lo que toca hacer a continuación. El primero tiene pinta de ser el científico loco de nuestro bando, que podría acabar teniendo toques de Claptrap, y el otro es un villano que a ratos ya suena como Jack El Guapo, con su arrogancia y su saco de bromas sobre cómo y cuándo nos va a matar. Las diferencias, evidentemente, salen de los distintos personajes seleccionables y de su progresión. Prometen 25 para la versión final, aunque en la demo hay que elegir de entre diez. Me gusta su diseño porque es de los que te permiten saber qué esperar; desde el tipo grande con una ametralladora todavía más grande hasta la típica bruja jovencita, que lanza hechizos con cuatro brazos, pasando por un robot gentleman que campea, efectivamente, like a Sir. Estuve a punto de seleccionar a Miko, un champiñón humanoide que lanza kunais y puede curar a sus compañeros, pero acabé probando a Thorn, la arquera, y sobre todo a Rath, un tipo serio con dos espadas. Ambos se disfrutan, aunque cada uno tiene sus problemillas: el espadachín, por ejemplo, es más susceptible, por tener que jugar en distancias cortas, a perderse entre un caos de enemigos, aliados y efectos gráficos. Cuesta especialmente ver el numerito que indica, como en Borderlands, el daño que le hace a un enemigo cada golpe o cada disparo. 
A falta de ver cómo se complementan y qué dinámicas salen del juego en equipo, las habilidades son las típicas de manual, que funcionan por lo rápido que se asimilan. Siguiendo con Rath, no podían faltar el golpe de área, el tajo giratorio en plan peonza, ideal para grupos numerososo de pequeños demonios, o el proyectil que lanza al cruzar sus dos sables. Cada uno tiene su tiempo de enfriamiento, claro, y cada uno se puede potenciar al subir de nivel; cuando eso pasa —la ganancia de experiencia está acelerada en esta versión de prueba—, puedes desplegar un menú que te da a escoger entre dos mejoras. ¿Prefieres que el impacto del Golpe Catalítico atraviese al enemigo y siga dañando a sus compañeros de más atrás o que siga pegando solo a uno, pero con más fuerza? En ese plan. En definitiva, estamos cambiando esos trillones de armas por más personajes y más habilidades. Cambiamos el looteo por otros puntos y otras monedas que acabarán usándose de formas distintas. En cierto punto de la misión hay que proteger a un enorme robot aliado, que con el dinero suficiente se puede mejorar para hacernos la vida un poco más fácil. No es una idea necesariamente mejor, pero sí parece un complemento trabajado. Aunque lo competitivo acabe pesando más, Battleborn pretende también saciar la sed de Borderlands sin que por ello llegues cansado a la próxima entrega.
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A mi que me perdonen las compañías, pero entre este Battleborn, Battlecry, Gigantic y no se cuales más que me estoy dejando, tengo un lío de tres pares de narices. No me entero que compañía hace cual, cuales tiran al moba, cuales al shooter por equipos, cuales son free to play… solo se que ninguno pinta ni la mitad de bien que Overwatch.
Esteticamente y en algunas mecanicas se parece un huevo a Overwatch, no se cual es primero, pero se parecen un taco.
No sé, no me convence. Más allá de ser un tipo de juego que no me interesa especialmente tiene un je ne sais quoi que me produce mucha pereza e indiferencia.
@pep_sanchez Revisa un poco el artículo. En el cuarto párrafo hay un «echizos» y un «suceptible». Por lo demás, buen post, aunque no es un juego para mí…
@grochandore
Veo que ya me lo han corregido. Perdonad por las que se me cuelen así, que tengo que escribir rápido y estoy nervioso porque ahora me toca ver The Last Guardian. 😳
Con ese argumento, está usted perdonadísimo!!!