Primer contacto: Super Mario Galaxy

Por fin. Ya era hora de que mostrasen más de esto. Y de que me dejasen jugarlo, claro. Me ha parecido de lo mejor que he jugado en el E3. Lo sé, estoy predispuesto a que me guste, pero que se le va a hacer. Y ahora, al grano: Lo primero que llama la atención de este juego, por paradójico que resulte, son los gráficos. En serio. Están en otra liga. Y es algo exagerado. La diferencia entre los gráficos de Super Mario Galaxy, y, pongamos, el Dewy’s Adventure, que es un juego hecho con algo de interés, es salvaje, brutal, acojonante, demasié. No lo entiendo. Es como si fuera de otra consola. El juego en sí es de una genialidad que asusta. El control resulta fresco sin hacerse complicado ni demasiado marciano, y en unos minutos uno ya está saltando y corriendo como quien llevara toda la vida dedicándose a ello. Con el stick movemos a Mario, con el botón hacemos que salte, y con el puntero apuntamos cosas, interaccionando con el escenario y disparando una especie de piedrecitas que recogeremos por las pantallas. Suena amorfo, pero una vez se prueba uno se pregunta por qué no todos los plataformas en 3D se juegan con puntero y disparando piedrecitas. Sobre los niveles, decir que la variedad y escala de este juego es enorme. Habrá hasta galaxias temáticas, cada una con sus planetillas a explorar y sus power ups diversos. Así por ejemplo, en la galaxia colmena nos podremos disfrazar de abejilla (que me aspen si hay algo más gay que Mario disfrazado de abeja Maya) y revolotear por ahí. Y ese es uno de los aspectos del juego que más me han gustado: no hay dos situaciones iguales. Nada se repite. Nunca. No sé si eso se mantendrá a lo largo de las horas que dure el juego, pero parece que ésa ha sido la filosofía a la hora de diseñarlo, visto lo visto. El verdadero reto del juego no es aprender una técnica y dominarla hasta la perfección, sino el adaptarte constantemente a situaciones de lo más dispares, como si de un Wario Ware se tratase, en lo que viene a ser uno de los títulos con mayores dosis de creatividad en vena que he visto en mucho tiempo.