Cuando Yoshio Sakamoto, productor de Tomodachi Life, empezó a trabajar en Nintendo, la NES todavía no existía. Hablamos de 1982: Sakamoto hizo una Game and Watch de Donkey Kong y la versión para recreativas de Donkey Kong Jr.; el resto de la década de los ochenta lo pasó diseñando algunos de los juegos más icónicos de la primera consola de Nintendo: Balloon Fight, Wrecking Crew, Metroid, Kid Icarus. Es un currículum impresionante, y echando un ojo a su juegografía (olé) en Wikipedia se ve cierto patrón: WarioWare, Rhythm Tengoku, Tomodachi Collection: juegos con una tactilidad especial, peculiares y que remiten a la Nintendo más de juguete, la de los 60 y 70, esa que el blog Before Mario documenta tan bien.
«Personalmente, he crecido con los juguetes de Nintendo, cuando era un niño», dijo Sakamoto en una entrevista, hace unos años, «y tenía la sensación de que Nintendo hacía cosas extrañas, algunas veces, pero que se sentían diferentes todo el tiempo. Y ahora que trabajo en Nintendo creo que es una idea estar a la altura de esas expectativas del público». No es mala idea tener en mente el pasado juguetero de la compañía para entender mejor no solo algunos de los experimentos más desquiciados de la compañía, como los WarioWare, sino las bases de su filosofía como desarrolladores de software y hardware. El wiimote, el GamePad de Wii U, la misma DS en la que nació Tomodachi Collection y la 3DS en la que nos llega, ahora, Tomodachi Life, la secuela que está arrasando en Japón: estas apuestas por la interacción diferente, por ofrecer algo extraño y diferente, han marcado enormemente a Nintendo, en menor o mayor medida.
Aunque Tomodachi Life intenta acotar al máximo la cantidad de barbaridades que uno puede hacer que los Miis digan o hagan, hay espacio para lo sucio: no puedes poner «hostia», por ejemplo, pero sí puedes forzar la máquina para que se den situaciones como la de la captura de arriba. Estas capturas, por cierto, se hacen de manera muy sencilla (X para capturar la pantalla superior, Y para capturar la inferior) y se pueden compartir en redes sociales desde la misma consola, usando el mismo método que en Animal Crossing.
Tomodachi Life es un juguete. Vamos a quitarnos eso de en medio cuanto antes: si aceptamos la convención de que un videojuego tiene un principio y un final, una cierta narrativa y una serie de acciones e interacciones (el movimiento de un personaje, por ejemplo; el progreso por una serie de niveles, unos objetivos), es más fácil ver cómo Tomodachi Life quiere ir por otro sitio. Llevo unos días jugando y todavía no sé qué pensar. No es el único juego de Nintendo que me ha dejado con esta sensación últimamente; si os acordáis, dije algo parecido de Nintendo Pocket Football Club. Repasando las notas que he tomado estos últimos días, leo esto: «Tomodachi Life es a Los Sims lo que Nintendo Pocket Football Club a Football Manager».
Es un simulador de vida peculiar. La cosa empieza con nuestro Mii llegando a una isla, habitando un apartamento y esperando la llegada de otros. A través de códigos QR o a mano, vamos poblando nuestro mundo virtual; los Miis, habitualmente cáscaras vacías que solo pretenden ser un avatar más o menos fiel a nuestra persona, aquí hablan, tienen una personalidad y una forma de actuar concreta. Tienen necesidades y deseos y se relacionan entre ellos: son amigos, se llevan mal, juegan juntos, se pelean, se enamoran, tienen hijos. La importancia de nuestro input en su devenir es relativa: a veces nos preguntan si creemos que tal o cual Mii podría ser buen amigo, pero no tenemos mucho más control sobre sus acciones. La cosa va de mirar; de nuevo, como en Pocket Football Club.
Abajo: Yo y Hitler, posando para una foto.
Hay varios sistemas de progresión que dan cierta sensación de que la partida avanza, eso sí. No es tan abstracto: los Miis tienen niveles, que suben a medida que les solucionamos problemas y aumentamos su felicidad (curiosamente, casi todas tienen que ver con comprar cosas: si tienen hambre, les compramos comida; si quieren ropa nueva, se la compramos); a medida que suben de nivel, podemos darles objetos para la casa, asignarles muletillas, enseñarles canciones: en fin, aumentar el número de cosas que podemos ver. También progresa la isla: cuantos más Miis viven en ella, y a medida que sus relaciones progresan, se van abriendo nuevos negocios y espacios, desde una cafetería o una casa de empeños hasta un parque de atracciones y un parque. Para avisarnos de las novedades tenemos las Noticias Mii, un programa en el que los avatares nos ponen al día de lo que pasa en la isla.
Puede que sea el juego con el que más me he reído desde que tengo una Nintendo 3DS. Y no por su sentido del humor, o no solo por eso: la clave de Tomodachi Life está en ser espectador de la disparatada vida de los Miis de nuestros amigos, ver cómo se relacionan entre ellos, meter famosos en la ecuación y provocar escenas locas. En mi isla, Toñi Moreno, presentadora incombustible, está enrollada con Xavi Robles; Pep Sànchez se pasa las tardes jugando a la Wii U con el Sopas, que a veces también hace ejercicio con Xavi; anoche, encendí la consola a las dos de la mañana y el Pui estaba medio dormido en la cafetería, mientras el resto de Miis dormían. Me hice a Adolf Hitler, un Mii que desearía que todo el mundo fuera como él y que se tiñó el pelo de fucsia cuando se enteró de que yo no aprobaba su amor por mi hermana. Cuando Pep está triste, su muletilla (se puede asociar una pequeña frase a varios estados de ánimo, como la alegría o el enfado) es «Konami chapa».
Abajo: Pep, Javi y Hitler jugando con Wii U, y una captura de uno de los minijuegos: un simplísimo RPG por turnos en el que combatimos contra distintos objetos del juego. Los macarrones con queso son temibles enemigos finales.
Las situaciones estrafalarias que se forman cuando la combinatoria del juego (los personajes dicen una serie de frases predeterminadas; no son pocas, pero sí se repiten cada cierto tiempo) pone a un personaje a decir algo inesperado son lo que hace que jugar a Tomodachi Life sea divertido. Es menos intenso de lo que los resúmenes en vídeo dan a entender: muchas de las cosas que hacemos son relativamente normales, con picos de locura en momentos concretos; en los sueños, por ejemplo, totalmente brillantes. Es Animal Crossing pasado por la batidora con un buen trozo de WarioWare: los paralelismos con el mundo real, el sentido del progreso que hace que cada poco tengamos cosas nuevas con las que juguetear, las partidas cortas que continúan cuando apagamos la consola y le contamos la jugada a otra gente. Más o menos esto, pero con la sorpresa de un WarioWare: ese no saber qué es lo que nos espera cuando vamos a hablar con uno de nuestros Miis, como cuando no sabemos qué microjuego va a salir en una partida al azar de WarioWare.
Tomodachi Life sale el 6 de junio en Europa; no sé qué ocurrirá en mi isla hasta entonces, pero os mantendré informados.
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Por Dios, GOTY absoluto. ¿No se sabe aún nada sobre el precio?
La captura de Hitler diciendo que tampoco es que haya cometido muchos errores es digna de una raza superior.
Sobre el juego, tiene pinta de ser muy loco, pero lo preferiría integrado en la consola a modo de PS Home y lo veo entre los 10 – 20€ no sé ni por qué.
¿¿El 6 de junio??
:_____(
He pasado de ignorar este juego a quererlo YA WAHT
Me estoy dando cuenta de que cualquier juego con nazis gana enteros XD Y no se si eso es bueno…. o malo…. 😆
Este juego lo han programado Satanás y Hitler de botellón.
Nintendo me junta Mario Kart con esto, adiós a mi vida… aunque pensándolo bien para que la necesito teniendo esto?
Joder lo de poner a Hitler me ha matado.
¡BOOM!
Erección y estallido.
Tiene buena pinta. Si lo fueran ampliando con chorraditas y eventos molaría mucho.
Precisamente en Animal Crossing estaba pensando con esa descripción, ¿pero cuánto se parecen en realidad? me interesa saberlo.
El principio de Animal Corssing es muy bonito, pero con el tiempo (no mucho según la mentalidad) se convierte en algo horrible, obligatoriamente más lento de lo necesario y, lo peor, que anima al jugador a hacer determinadas cosas (completar colecciones, bucear, plantar árboles) para luego torpedearle.
Me interesa el juego, pero me asusta que pueda tirar por los mismos derroteros.
Empezó pariendome la peor mierda de Nintendo pero ha acabado cautivándome y haciendo que lo ame con locura.
Debería haber una sección fija en Anait: «qué está pasando AHORA en Tomodachi feat. Pinky Hitler».
Hitler ha conseguido que me interese por el juego.
Muy parecido a Home pero con los Miis es más atractivo y con más actividades de ocio. Además de tener un Hitler que le da el interés al juego.
@chiconuclear
Creo que hablo en nombre de todos al decir… Queremos el QR Code de tu Hitler emo.
Va a ser el primer vecino que me meta en el juego en cuanto lo tenga.
@firfurcio
Tengo pensado poner los códigos de varios, pero más cerca de que salga el juego, que así nos echamos las risas todos.
@kiratim En Estados Unidos sale por 35 dólares… así que supongo que aquí saldrá por 35 euros.
Genial @chiconuclear el enfoque del artículo. Creo que es el que más me ha gustado de los que te he leído.
@chiconuclear ¡Gracias! Hitler junto a mis Miis de Juego de Tronos puede dar para unas cuantas tardes de revisionismo histórico-fantástico muy entretenidas.
es un MUST HAVE en toda regla
Se dice «Hitler y yo». ¡Qué poca educación hacia Hitler!
GOTY.
Por cierto, fue un acierto el trailer usando a los famosetes de Nintendo. Si esto se hubiera intentado vender como un sims cualquiera, no hubiera sido tan gracioso. En el momento en el que empiezas a meter Hitlers en la ecuación todo gana mucho.
@dominhate
RLY??
¡¡Pásate esos Miis!!!
Tiene pinta de que te tienes que echar muchas risas xDD seguramente caiga! buen avance @chiconuclear
GOTY
Ostia que casi me lo vendes y todo. Argg a esperar que baje de precio pues
@chiconuclear
¿Cuantos slots de guardado tiene el juego? He leído que la versión japonesa tiene sólo 1 y para los que compartimos juegos y consolas es un tema jodidillo :/
In my veins!
No le había prestado nunca mucha atención, hasta que hace unas semanas probé la demo y me sedujo salvajemente. Ayer me lo pillé completo y me tiene enamorado! <3