Así es Nintendo 2DS, después de jugar con ella

Nintendo 2DS: una nueva versión de 3DS sin 3D, sin bisagra y con un precio reducido que sale el mismo día que Pokémon X e Y, y no mucho después de Inazuma Eleven 3. El último anzuelo de Nintendo para los niños que todavía no tienen una 3DS, y para sus madres, que son las que tienen que gastarse la guita. Se nota que es una consola dirigida al «jugador principiante»: los 130 euros que cuesta pican algo menos que los 200 de la 3DS XL, o los 170 de la versión normal, y no es habitual que, cuando se es padre, se tenga muy presente cuánto pican los regalos que le vamos a hacer a nuestro hijo.

Yo tengo una Nintendo 3DS XL a la que doy mucho uso, y no soy padre. Comprar una 2DS sería un movimiento profundamente torpe por mi parte, por supuesto. Nintendo no quiere que me la compre yo, ni nadie que esté en mi situación, y se nota. No obstante, cuando se anunció, el peculiar diseño del cacharro despertó mi curiosidad al momento. Ayer estuve jugando un rato con una Nintendo 2DS, y las sensaciones fueron positivas: es un aparato robusto y cómodo, que sólo renuncia un poco a su cualidad de portátil en favor de parecer mucho más resistente e incluso mejorar en un par de cosas a la versión original.

Aunque Reggie Fils-Aime quiera «que la lleven por ahí como se lleva ahora la 3DS», el tamaño y forma de 2DS no es el mejor para llevar la consola de paseo. En mi caso, suelo llevarla en un bolso o en la mochila con los libros y el resto de trastos que muevo de un sitio a otro en mi día, y estoy seguro de que una madre no dejará en su hijo la responsabilidad de guardar la consola cuando bajen a jugar al parque; quitando el detalle del tamaño y la no posibilidad de plegarla, la consola es una Nintendo 3DS estándar algo mejorada.

Parece una bobada, pero en una 3DS normal la cruceta es accesible sólo a medias. Si bien no es del todo incómodo utilizarla, ante la posibilidad de elegir el botón circular o la cruceta suelo decidirme por el primero para evitar el cansancio en el pulgar, que tiene que ser forzado a una posición algo rara. Esto no ocurre en 2DS; todos los botones están algo más arriba en la superficie de la máquina, al lado de la pantalla superior, y para acceder a la cruceta basta con bajar un poco la mano izquierda. Es una posición infinitamente más natural; así como el acceso a los botones físicos es mejor, la pantalla táctil queda algo a desmano, con lo que habría que ver hasta qué punto se ven afectados los juegos que combinen mucho botones y táctil.

También hay cambios en los gatillos, diseñados para que los dedos se apoyen en ellos con más comodidad, más grandes y extrañamente sueltos: bailan un poquito, algo que resulta raro en una máquina tan compacta, aunque no molesta. Sorprende, como el ligero baile de la pantalla superior de la 3DS normal, pero no arruina nada.

La pantalla se ve de lujo. Tan de lujo como una 3DS normal sin efecto 3D, claro: acostumbrado como estoy al reescalado de la XL (y aunque no volvería ni loco al modelo normal, todo sea dicho de paso), ver Ocarina of Time en la pantalla más pequeña de 2DS fue glorioso. Lo de que sea un gran panel separado por el frontal de la carcasa es un detalle que sólo se nota en que la pantalla superior está cubierta por otra, transparente, y queda un poco hundida; se ve de maravilla, en todo caso.

El software que incluye por defecto es exactamente el mismo que el de la 3DS normal; trae también un cargador, una tarjeta SD de 4 GB (dos más que la habitual) y un stylus igual que el de 3DS XL.

El único problema que le encontré fue el audio. No se escucha tan bien; no es que los altavoces de las anteriores versiones sirvan para montar una fiesta en casa, pero al menos eran estéreo. En 2DS, la consola saca sonido en mono, aunque la salida para cascos sí lo hace en estéreo.

Por lo demás, es una consola muy consciente del público al que se dirige. Nintendo sabe que sus ingresos no vienen precisamente de los jugadores profundamente hardcore que estudian con precisión cada nivel de un Mario o los mecanismos que rigen y conectan todos los puzzles en los escenarios de un Zelda; de hecho, si tuvieran que depender de esa gente, de nosotros, estarían más que jodidos. Nintendo 2DS no es para mí, y es posible que tampoco sea para ti, que lees esto. Puede que sí sea para el crío que vive en tu casa, el que trajiste al mundo gracias al milagro de la vida, y es así aunque tú no lo sepas todavía. El tiempo dirá si la jugada les funciona, pero de momento la estrategia parece clara: sacar una máquina de Pokémon e Inazuma suficientemente asequible como que sea difícil decirle que no a un hijo cuando te la pide en navidad. Teniendo en cuenta lo fuerte que es Nintendo en el sector portátil, no parece, sobre el papel, un mal paso.