Presentación de PlayStation Move en Barcelona

Por fin he podido probar la apuesta de Sony por el control gestual. Durante el E3 preferí jugar a otros títulos de Sony, pero ayer no tenía excusa: lo mostraron a cinco minutos de nuestra redacción. A poco más de tres meses de su llegada, Move es ya casi un viejo conocido. Sabemos sus precios, hemos visto sus juegos, entendemos su tecnología y Butler nos hizo comprender su filosofía. Pero faltaba lo más importante: ¿qué tal funciona? Pues bien. Normal. Lo que era de esperar, supongo. Es más preciso que el mando de la Wii —gracias a la bolita de colores y al sensor de campo magnético terrestre—, pero no está exento de ligeras pájaras y espasmos raros, aunque poco frecuentes. El pobre es feo, pero cómodo, ni muy pesado ni demasiado ligero. Y en el interior, como decía que giroscopios y acelerómetros hacen bien su trabajo. Es evidente que hoy nada de esto nos parece ciencia ficción, pero casi es mejor así. La referencia, el modelo imitado es evidente y seguramente acertado en cuanto a hardware… y software. Move llegó a Barcelona con el discurso del compromiso para casuals y jugadores de siempre —ahí estará su compatibilidad con LittleBigPlanet 2 o Killzone 3, además de parches para títulos como Heavy Rain—, pero acompañado sólo por Start the Party y Sports Championship. Disimular la indiferencia es imposible, así que ni lo intentaré: el primero tiene muy poco que no se haya visto en EyeToy y el segundo es un Wii Sports Resort con la dirección de arte torcida. Como siempre, no estoy diciendo que eso sea malo, sólo que a mí personalmente no me interesa. No obstante, no puedo hablar de otra cosa. Start the Party es la ópera prima de Supermassive Games —que preparan también The Sorcery—, pero de masiva tiene sólo la familiaridad. Un compendio de mini-juegos con la pantalla estática, multijugador por turnos, y elementos decorativos a ambos lados y nuestra imagen en el centro. Sacrificando un pelín de precisión y renunciando a la realidad aumentada —el cupachús se convierte en maquinilla para rapar o arpón para petar peces ballena globo—, estoy bastante seguro de que este juego se podría hacer con la cámara de PlayStation 2. De Sports Championship pudimos probar el ping-pong y el tiro con arco, ambos presentes —las comparaciones de antes no eran ni despectivas ni gratuitas, ¿lo veis?— en el título de Nintendo. Tras un poco de peloteo para pillarle el truco, el primero resultó ser realmente satisfactorio; las ayudas que indican la trayectoria de la bola son en este caso bienvenidas, detecta de forma muy notable si quieres darle fuerte o intentar una dejada e incluso me pareció conseguir alguna bola con efecto moviendo la pala sin más. En cualquier caso, manteniendo pulsado un botón al golpear, se consigue un efecto más exagerado y artificial. No veo eso nada claro, la verdad, sobre todo cuando quieres vender el extra de precisión en tu mando. Tampoco el saque acaba de ir fino, pero por lo demás no está nada mal la cosa. Podría estar mejor, eso sí, con juego online. Es una pena que no esté confirmado, porque jugar con el rival al lado no es lo más cómodo del mundo: el estorbo acecha y el peligro de salirse del encuadre al devolver tiros con ángulo, también. A la hora de tirar flechas, los Mii de Resort vuelven a ser de mención obligada, por compartir mecánica y virtudes —es un mini-juego moderadamente divertido— y para señalar el gran defecto del pack de Sony: el mando de navegación sin sensor de movimiento. Con el Nunchuck hay de sobras para tensar la cuerda, pero aquí se requiere otro Move. Juraría que al seleccionar el juego podías elegir si tenías uno o dos, pero evidentemente nos enseñaron sólo la modalidad más completa, realista… y cara. Estamos, pues, ante un un híbrido peculiar; el uso de la cámara aporta ventajas en cuanto a sensibilidad y permite hacer cosas con la siempre interesante realidad aumentada, pero también introduce una clara limitación por el campo de visión. El mayor WTF, de todos modos, sigue siendo el mando sin bolita: no podré usarlo ni para tirar granadas en SOCOM 4 haciendo un movimiento con el brazo izquierdo —cosa que permitiría hasta el Sixaxis— y nos obliga a usar los Move de dos en dos a la primera de cambio. La ausencia de fallos claros en cuanto a precisión garantizan buenas experiencias también con juegos tradicionales, pero eso ya lo hemos visto ya, aunque con peores gráficos, en Wii. Poca broma, porque a pesar de haber tenido más tiempo y de haber podido observar a la competencia, el cacharro de Sony no es claramente superior a los mandos de Wii. Les tocará a los juegos —a otros— lo de intentar marcar la diferencia.