Medieval Memes es un proyecto de la Biblioteca Nacional de los Países Bajos que tiene como objetivo la divulgación histórica usando como base el humor. La web, junto con el resto de cuentas en las principales redes sociales, nos permite acceder a una enorme base de datos con ilustraciones reales datadas entre los siglos V y XV que podemos utilizar para la autoexpresión. Para crear contenido relatable, descontextualizado y altamente replicable, de ese que funciona tan bien en internet. En otras palabras, usar grabados medievales para poder hacer memes. El origen de este proyecto, que camina en la fina línea que separa lo simpático de lo boomer, se encuentra en la popularidad de ciertas etiquetas como #MedievalTwitter e #HistoryMemes que periódicamente consiguen hacerse un hueco entre las tendencias gracias al desconcierto y la fascinación que generan ciertas ilustraciones especialmente relacionadas con la marginalia. Porque frente a la idea de que los habitantes del pasado eran personas muy serias que se aproximaban a la vida con una formalidad que ahora ya hemos perdido, nada como la imagen de una monja recogiendo pollas de un arbusto para sacarnos de nuestro error. La marginalia nos fascina porque nos une, acercándonos a nuestro pasado con una cercana comprensión que muchas veces se escapa de los ámbitos más académicos. Esta es la faceta que mejor explota Inkulinati. También la que usa para construir su humor.
Se conoce como marginalia a todo el conjunto de imágenes y anotaciones situadas en el margen de un libro o manuscrito. Y aunque la palabra no se limita solo a las ilustraciones que acompañaban los tomos medievales, los ejemplos de marginalia más conocidos pertenecen a esta época, y más concretamente a los siglos XII y XIV. Desde señores con flechas metidas por el culo a conejos cabalgando sobre caracoles, la naturaleza de estas imágenes es muy variada a pesar de tener una intención cómica bastante marcada. Y lo que hace Inkulinati es sacar a estos personajes de los márgenes y ponerlos en el centro. Convertirlos en los soldados de una batalla centenaria que enfrenta a monjes, molineros, artistas y artesanos en su empeño por ganar el título secreto al mejor dibujante. Una especie de club de la lucha histórico que suena sobre el papel mucho mejor que sobre el pergamino.
A nivel de estructura y loop de juego, Inkulinati puede llegar a sentirse pesado al introducir un tipo de combate muy profundo en una estructura de roguelike. La narrativa —que tiene a su favor un buen puñado de chistes que dan totalmente en el clavo— nos anima a convertirnos en un maestro dibujante para, tras vencer a la propia muerte, poder pedirle el favor de que resucite a nuestro maestro. Por el camino, tendremos que hacernos con plumas, que nos permitan continuar a pesar de haber caído en una batalla, dinero, que hará posible que compremos distintos tipos de unidades de cara al combate, y prestigio, para poder desbloquear alguna que otra mejora. Sin embargo, los mapas que podemos recorrer en este acceso anticipado no justifican demasiado esta faceta de roguelike. En general, no tendremos opción de saltarnos casi ninguna batalla o tomar decisiones reales relacionadas con la forma en la que llegamos al jefe. Los combates tampoco proporcionan un botín lo suficientemente interesante como para querer arriesgarnos y, en términos generales, es bastante sencillo recuperar una buena cantidad de vida antes de vernosla con alguno de los jefes. Teniendo en cuenta que podemos repetir los combates fallidos tantas veces como queramos y que, además, siempre tenemos las plumas para avanzar a pesar de la derrota, nada justifica que Inkulinati no sea un juego lineal, más allá del deseo de alargar la experiencia. Y con un combate como el que propone el equipo de Yaza Games, es fácil pensar que menos es más.
Para salir victoriosos de un enfrentamiento en Inkulinati debemos atender al número y el tipo de unidades en el escenario, a los obstáculos que encontramos en el mismo, a la forma en la que nos vamos a desplazar, al sistema que usaremos para ahorrar la tinta y a los diferentes eventos que se desencadenan con el paso de los turnos. Creo que es interesante empezar a abordar el combate por los diferentes eventos porque estos generan un tipo de contradicción que, en mi opinión, funciona de forma magistral. En el título de Yaza Games todos los personajes que dibujemos en el escenario, incluida la propia representación del dibujante, disponen de un turno en el que podrán realizar entre 1 y 2 acciones. Esto, que nos obliga a atender a numerosos tipos de ataques y sistemas diferentes (tenemos que leer constantemente el glosario para jugar bien), hace que el combate sea muy lento y, a ratos, algo rígido. Los eventos, como por ejemplo la aparición de llamas infernales que se extienden desde las esquinas, nos animan a intentar resolver rápidamente los escenarios en lugar de optar por estrategias perfectamente pensadas. Sin embargo, aunque estos eventos consiguen impulsarnos a tomar más riesgos, también hacen que cometamos un mayor número de errores que, lejos de hacer el enfrentamiento emocionante, puede llegar a hacerlo frustrante.
En general, el problema principal del combate es que es dificil dar con un sistema básico de estrategias que atienda a todos los tipos de ataques y obstáculos que podamos encontrar. No me refiero aquí a dar con una solución que nos permita ganar en cualquier momento, sino a tener bajo la manga una serie de acciones base que nos permitan meter la cabeza en la acción mientras comprendemos las particularidades de una batalla concreta. Si encontramos un escenario con varios niveles, por ejemplo, podríamos pensar en una estrategia base que pase por usar arqueros para ataques de rango. No obstante, hacer esto en Inkulinati siempre tiene resultados desiguales. Es igualmente posible que consigamos nuestro propósito como que nos eliminen los personajes de un empujón o a través de unas llamas que aparecen de forma aleatoria y sin avisar. Mientras que otros roguelikes de combates por turnos se centran en hacer que cada jugador conecte con un tipo de estrategia (usar veneno y vencer por desgaste, potenciar los combos…), Inkulinati quiere tenernos siempre al filo del asiento, obligándonos a probar cosas nuevas. Y esto es agotador. Otro de los mecanismos que utiliza para añadir artificialmente variedad al combate y que, en mi opinión, consigue hacerlo menos interesante, es el «aburrimiento» un sistema por el cual cuánto más usamos un tipo de unidad (el conejo arquero o el gato Papa, por ejemplo), más tinta nos cuesta usarlo de nuevo porque el dibujante se ha hartado de hacer siempre lo mismo. Las batallas en Inkulinati son difíciles sin que esta dificultad se sienta orgánica. No perdemos por el poderío de nuestro contrincante sino por todos los trucos que usa el juego para evitar que entremos en una zona de confianza y seguridad.
Sin embargo, a pesar de abrazar un tipo de combate tan profundo y —esto hay que admitirlo— original, Inkulinati no acierta al explicar sus entresijos. El confuso tutorial del juego, que podemos sufrir varias veces a lo largo de nuestro viaje accediendo a la Academia, falla al intentar que interioricemos las bases que nos permitirán avanzar, abrumándonos con todo tipo de información sin diferenciar entre lo accesorio y lo fundamental. Así, el juego se convierte en un artefacto tan dificil como inaccesible. Ser un maestro Inkulinati se hace imposible por las razones equivocadas. No obstante, aún queda esperanza. El título se encuentra aún en fase de acceso anticipado y pulir la dificultad y la forma en la que aprendemos lo básico es algo que aún se puede mejorar. Algo que pasa de ser una nota en los márgenes a ser la principal prioridad.
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Después de leer el texto, me reafirmo en pasar de este juego. Aguanté solo el tutorial, pero es que me pareció una cosa sosa y sin gancho ninguno.
Si fuese yo uno de esos rubios a los que señala Victor, le argumentaría: «¿Pero qué tiene de malo que a alguien solo le interese la nota? En mi caso, por ejemplo, tengo cierta intolerancia a todo lo que huela a anime. Si un juego con ese aire tiene una notaza, es posible que entonces me lea el texto, incluso que me acerque al juego. Si no hay notas, no me voy a leer el texto de cada juego de esos que salga, lo sabe dios.
O puede que quiera saber si a la redactora le ha gustado pero sin que me diga nada más sobre el juego para llegar más virgen, como hice con Pentiment. Para eso, la nota es muy útil. ¿Porqué habría que prescindir de una cosa útil, maestro?
Tiene mal aspecto, maestro, debería hidratarse y dormir más.»
@gordobellavista
Estoy contigo. Yo ya no tengo tanto tiempo como tenía como para estar al tanto de todas las noticias y análisis. Cosas de la adultez.
Hoy tengo 10 minutitos libres, me meto en este análisis, no veo que la temática ni los gráficos me llamen la atención pues ni me lo leo y me quedo sin saber si es buen o mal juego.
Lo mismo es un juego de 10 que hace que me trague mis prejuicios y le dé una oportunidad o lo mismo es un juego de 2 que haría que me leyese el análisis solo por los lulz.
Poner un numérito al principio o al final del artículo no cuesta nada y aporta mucho.
A los que habéis dedicado más tiempo a responder al texto que a leer el mismo, lo cual os traería más reflexiones y debates productivos que la mención a una postura lícita (evitar las notas), las cuales bien podríais deducir de la lectura en una apuesta poco arriesgada y fácil de aproximar, si tanto interés al respecto tenéis hay mil herramientas para consultar notas en todos los medios, y siendo este un artículo con más propuestas que valorar las impresiones generales de la autora (un clásico 7 anaitero, propondría?), sería curioso saber que os parece la relación de los memes y el humor con vínculos a las fuentes históricas medievalea (o whatever) que el quemado recurso de resaltar los efectos positivos (nada reduccionistas?) de poner un número del 1 al 10 al final.
Curiosas impresiones de un juego bien singular, en todo caso. Merece la pena leerlo, sin duda!
@borjaral
Lo de los memes medievales me ha parecido interesante, sobre todo lo de la marginalia, que era algo que no conocía, pero no tenía nada que comentar sobre el tema. Respecto a las notas, es un debate en el que pienso a menudo, tengo una posición y me apeteció expresarla. Sin más.
@gordobellavista
Y para eso están los comentarios pero, sin centrarlo en vosotros, es llamativo que los únicos comentarios que figuren sea por lo que no consta en el análisis, cuando es la parte más superficial, sin entrar en la utilidad de las notas, que estaría de acuerdo con vosotros en varios puntos.
Como redactor me resultaría desalentador que el interés por lo que escriba estuviese mediado por ese número, sin ser un artículo tan extenso como para tener que plantearme la oportunidad de leerlo. Además, es un primeras impresiones.. Yo tampoco juzgaría el juego con una nota totalitaria, pero al margen de eso, y gustándome siempre ver a la gente implicada participando de las opiniones, creo que entiendo mejor a Marta al ver como se comenta, incluso en este artículo, si hay o no una nota para cerrar..
Me gustaba la manía de empezar por la contraportada los periódicos, pero por motivos diferentes a los que me llevarían a irme al final de un artículo a ver la nota. Y la sensación de que la nota es la síntesis de todo lo demás reduce un medio a una calculadora de interés, que para eso ya están las grandes editoras y sus políticas de RRPP.
En todo caso, por favor, no pienses que lo comento por tu participación, que me parece meritorio y siempre es bueno que la gente comente sus impresiones cómodamente, pero me pareció señalable, más como reflexión que protesta hacia nadie.
@borjaral
Hoy día no tiene ningún sentido valorar la recepción de un artículo por sus comentarios. Obviamente este avance lo habrán leído muchas más personas que las tres que hemos comentado y seguro que la mayoría se han ido contentos.
No vas a estar poniendo cada vez «Buen artículo» ni «Pse, no está mal…», ni cosas así. Comentas cuando te encanta o cuando estás muy en desacuerdo con algo. Además que los que solemos comentar somos unos pocos que, seamos sinceros, lo que nos gusta es porfiar y que lo tenemos un poco como hobby.
@gordobellavista
No se trata de valorar el artículo por la calidad de sus comentarios, desde luego, ni de reducirlo a la percepción de la nota, pero casualmente es tema hasta en un Primeras Impresiones. Me parece relevante, y el artículo interesante por más cosas pero como dices no es ni el motivo de mi comentario ni le aporta mayor trascendencia. A mi me gusta cuando veo muchos comentarios de todo tipo en un artículo variado porque me parece que refleja una inquietud o interés compartido, y esa sería la mejor señal, creo..
Tampoco quiero repetirme, pero como decía me llama la atención en medio de las menciones a la nota que esta (por ausencia) sobresalga al resto. Sin más.
Y porfiar es un gustete en buena compañía, every time 😉
@borjaral
Empiezo a pensar que ha habido una confusión aquí: el comentario sobre las notas no lo hice porque este avance no la tenga, era por el meme que ha puesto Marta, con la muerte discutiendo con la dama. Eso lo has visto, ¿no?
@gordobellavista
Vale, soy yo el que no se entera. Resulta que lo de las notas viene de una cosa que se habló en la prórroga de la semana pasada. Yo pensaba que era un chiste ahí, en el vacío. Perdón. La tenía pendiente y la he oído esta tarde.
@gordobellavista
jajajaja correcto! Pero me buscaré el meme para ver la parte que me falta. Un abrazo!
Vivo por y para ese meme de las notas en Anait.