Primeras impresiones de Anarchy Reigns

Sería ridículo no reconocer que teníamos muy pocas esperanzas puestas en Anarchy Reigns. En general, la sensación de desconfianza chocaba mucho con lo que uno espera de una producción de Platinum Games, uno de los estudios que más talento han demostrado en esta generación. La cosa ha cambiado bastante después de la sesión a puerta cerrada que el mismísimo Atsushi Inaba nos ofreció y de probar la demo multijugador en el stand de SEGA. No es, ni tiene nada que ver con, Bayonetta ni Vanquish, definitivamente; la parte buena es que no lo intenta de ninguna forma. Anarchy Reigns, como Inaba dejó claro desde el primer momento, es una experiencia pensada desde el multijugador; quizá como una respuesta a cierto tipo de juegos multijugador. Lo habitual es tener experiencias para varias personas centradas en el disparo y las distancias largas, justo lo contrario de lo que intenta hacer lo nuevo de Platinum: Anarchy Reigns es todo cuerpo a cuerpo, patadas, puñetazos, agarres: una suerte de beat ‘em up súper avanzado y con espina dorsal de multijugador. Como todos sabemos, Jack Cayman, protagonista de MadWorld, repite parte principal aquí en la campaña para un jugador, que por lo que pudimos ver tiene todos los ingredientes a los que Platinum nos tienen acostumbrados, sobre todo por las cinemáticas muy peliculeras con drama y situaciones repletas de ese histrionismo japonés que tanto nos gusta. El planteamiento de la campaña parece sencillo pero con mucha chicha: tenemos un gran mapa por el que nos movemos y desde el que podemos acceder a una serie de misiones, las que mueven directamente la trama del juego, y que se basan, al menos hasta donde pudimos ver, en la hostieja directa como motor principal de la acción. La rivalidad entre Jack y Leo, antagonista de MadWorld, parece ser el punto clave de un modo para un jugador que nos ocupará, palabrita de Inaba, entre ocho y diez horas. Otro de los puntos fuertes de esta campaña es la posibilidad de jugarla desde ambos bandos: podemos ser Jack, pero también Leo y (al menos en la demo; esto no me quedó tan claro), y dependiendo de nuestra elección viviremos una historia distinta. Conseguir saber exactamente qué está pasando sólo será posible jugando ambas partes, así que parece que tenemos bastante trabajo por delante. Pero vamos a lo que importa: en el momento en el que finalmente juego. La partida fue en el modo multijugador. En este caso (y aunque Inaba nos dejó bastante claro que la variedad de opciones de juego sería tirando a grande), se trataba de un mapa pequeño en el que el objetivo principal era quedar el primero de los cuatro que participábamos, a hostia limpia, en la partida. Antes de que os preguntéis nada, sí: quedé primero, y con más o menos cinco veces más puntos que el jugador que quedó cuarto; en AnaitGames somos así. Me divertí mucho, la verdad. Anarchy Reigns es realmente un juego sobre el cara a cara, sobre el combate a hostia limpia por la vía del puñetazo y la patada. El control aún puede refinarse un poco, pero más o menos va así: con un botón golpeamos flojo, con otro fuerte, con un gatillo fijamos objetivo (cuando juegas en todos contra todos, es bastante útil fijarte un objetivo en lugar de ir pegando sin mucho sentido a todo el mundo) y con los demás botones tenemos una gran variedad de movimientos: desde agarres hasta saltos, pasando por ataque especiales y contraataques. Mi personaje, Mathilda, tenía un movimiento de agarre en el que sometía brutalmente al contrario, pisándole la espina dorsal hasta llegar a la cabeza, donde clavaba su infinito tacón hasta aplastar la cara del contrario. Las lágrimas se me caían por el rostro cuando lo vi, os lo juro. Aunque lo poquito que jugamos no nos dejó apreciarlo, en la sesión privada nos aseguraron que la variedad de movimientos hace que la profundidad de juego no sea demasiado inferior a la de Bayonetta, por ejemplo, juego conocido por su infinita precisión y finura. El planteamiento es distinto: al ser una experiencia mulitjugador, hay ciertas concesiones que en Platinum han tenido que compensar por otros lados, pero lo que pudimos jugar ha conseguido, y lo digo de la manera más sincera posible, borrar cualquier señal de escepticismo que podía tener en mi cuerpo. Anarchy Reigns es un beat ‘em up especial, cargado del talento del que Platinum Games han conseguido hacer su bandera, y desde ya tengo infinitas ganas de poder probar más en profundidad el modo para un jugador y comprobar cuál es la recepción del juego en el multijugador, punto clave del juego y quizá su mayor ventaja diferencial: en el país de los shooters, el beat ‘em up es (o intenta, con muchísimo derecho, ser) el rey.