Primeras impresiones de Batman: Arkham Asylum

«Con estos juegos basados en licencias uno nunca se puede fiar», decía sabiamente pinjed en una de las primeras noticias que le dedicó a éste. Pero a partir de entonces su desconfianza, como la de casi todos, se ha ido convirtiendo en hype tráiler a tráiler. ¿Es Batman: Arkham Asylum demasiado bonito para ser verdad? ¿Acabará el hombre murciélago protagonizando otro de esos prescindibles juegos basados en héroes de cómic? Si alguien se atreve a responder a eso jugando a una demo que se pasa en menos de diez minutos, adelante. Yo voy a hablar de otras cosas. Sí, la demo que nos han mandado es terriblemente corta. Incluye un par de pruebas del Challenge Mode —la primera, que justo vimos ayer, y otra casi igual pero con más enemigos—, pero ni medio segundo del modo Historia. Al empezar a jugar me encuentro con un control bastante cómodo para un sistema de combate tremendamente simple: cuadrado para golpear y triángulo para realizar contraataques. Nada de puñetazo/patada o de golpe rápido/fuerte. Ni siquiera hay botón de salto: con la X corres y esquivas, mientras que el círculo sirve para aturdir a los enemigos con algo que sale de la capa. Además, el counter no entiende de timing, de modo que aunque pulses quince veces el botón antes y después de ver una especie de rayos azules sobre la cabeza de un enemigo —señal de que va a atacar— Batman esquivará el golpe y se lo devolverá al remitente. Me pongo a machacar botones, pues, y en un momento completo el primer desafío. ¡Pero eh! ¿Por qué tengo 4.100 de los 15.000 que hacen falta para conseguir las tres estrellas? ¡Si hasta me ha salido, de pura chamba, una llave rara con la que le he roto la pierna a uno! Es al picarme por mejorar la puntuación cuando comprendo lo que el juego espera de mí y cobra sentido el vídeo sobre el Free Flow Combat que os decía antes: lo de encadenar decenas de golpes no se consigue aporreando botones. Controlando, ahora sí, en qué momento y a qué indeseable atacar, utilizando el contraataque para enlazar con más hostias como panes y evitando que el multiplicador desaparezca, salto de un enemigo a otro para hacerles besar, uno a uno, el frío y sucio suelo del manicomio. Vuelvo a romper una pierna, pero esta vez también varios brazos, con la presa que puedes hacer pulsando triángulo y círculo a la vez cuando consigues cierto indicador de combo —cada 8 golpes consecutivos, creo recordar—. Mi Batman empieza a parecerse al del amiguete del vídeo, hay mayor variedad de movimientos, veo claramente lo del Flow y el juego mejora una barbaridad. El batarang, el único gadget disponible, es bastante prescindible; nueve o diez llegué a tirarle al mismo tipo, que seguía levantándose tras cada impacto. Sirve sobre todo para mantener el combo, una vez más, y también para evidenciar ligeros problemas de clipping y con las físicas ragdoll. Pero por lo demás, el juego es intachable a nivel técnico. Después de comprender la mecánica del combate, de lograr varias veces combos de más de 25 golpes y de conseguir tres estrellas —siluetas de murciélagos, de hecho, pero ya nos entendemos— en ambos retos, no me queda nada por hacer en esta demo. Estoy preparado para ver el modo historia y desbloquear más habilidades y accesorios para poder hacer todo lo que vimos aquí. Hay más ganas que nunca.