EA y Victory Games están siendo muy cautelosos con este nuevo Command & Conquer. El juego que significará el salto de la saga al modelo free-to-play no se ha enseñado mucho a pesar de que ya lleva un buen tiempo de desarrollo, y por si fuera poco éste parece haber estado marcado por todo tipo de cambios desde que el título fuera presentado a finales de 2011; de ahí la importancia de esta primera toma contacto que hemos podido tener en un evento que la compañía ha organizado en Munich.
En la versión alpha que tengo la oportunidad de probar ya están disponibles las tres primeras facciones que podremos controlar en el juego: la Asian-Pacific Alliance (APA), la Global Liberation Army (GLA) y la European Union (UE). Los veteranos de la saga verán rápidamente que estos tres bandos reflejan los que ya teníamos en aquél Command & Conquer: Generals lanzado hace ahora 10 años. De hecho, a pesar del nombre genérico del juego, no debemos olvidar que este reboot de la franquicia fue anunciado como la secuela de Generals, y más allá de que la voluntad de sus creadores ha sido regresar a los orígenes de la saga –y es algo que como veréis se percibe rápido al jugar– parece que también se mantendrán muchos de los elementos de esta sub-saga.
«Es un proyecto para años. Primero se lanzará con tres facciones del universo Generals, pero más tarde se añadirán nuevas, incluso de otros universos como Red Alert, Tiberium, o quizás también exploremos nuevas ficciones nunca antes vistas en C&C”. La idea de regresar a los orígenes de la saga es precisamente para lograr esto que nos comenta Tim Orton, el senior development director del juego: convertir este reinicio en un punto de partida desde el que volver a explorar todos los universos a través de los que se ha vertebrado la saga en sus 18 años de vida. Así, ya desde la primera partida uno percibe que el nuevo C&C no deja de ser una especie de lienzo en blanco que Victory Games se ocupará de ir pintando a lo largo de los próximos años. ¿Qué es exactamente este nuevo Command & Conquer?, le pregunto a Orton. Su respuesta es reveladora: “Es un servicio construido mediante el Frostbite 2”.
Imagino que vais viendo por dónde van los tiros; ya no se habla tanto de juegos como de servicios y universos. Algo que encaja dentro de esa visión cada vez menos futurista del entretenimiento electrónico en la que más que jugar a juegos nos conectaremos a mundos en constante evolución, a universos en permanente construcción, todo ello para que una vez dentro juguemos. «Antes tenías que crear juegos para acabar metiéndolos dentro de una caja, pero lo que estamos haciendo ahora es un servicio que se irá expandiendo a partir del feedback de los usuarios y las nuevas ideas de los desarrolladores».
Teniendo en cuenta todo esto, lo primero que uno percibe al conectarse a este mundo de guerra y estrategia en tiempo real es que a pesar de los cambios de planteamiento y de modelo de negocio, de todas las revoluciones dentro del propio sistema, las bases del juego siguen siendo las mismas: construir tu base de operaciones, recoger recursos, crear ejércitos de tanques y soldados, evolucionar tu tecnología, crear unidades todavía más potentes y, todo ello con el único objetivo de acabar derrotando al rival mientras expandes tu poder por el mapa del juego.
Todo en este C&C resultará extrañamente familiar a los que hayan jugado previamente a uno de los títulos de la saga o a otros juegos de mecánica y equilibrio similar como StarCraft o Age of Empires. Bueno, todo menos las explosiones y destrucción en general que hace posible el Frostbite 2, el motor gráfico de DICE que tanto está rulando últimamente por los diferentes estudios de EA. Salvo los gráficos, todo es muy parecido en esta primera versión del juego, y eso es bueno para empezar, sobre todo si la idea es apelar tanto al fan como al que simplemente quiere un RTS clásico.
Los modos de juego de disponibles en la versión que hemos podido probar eran el clásico deathmatch multijugador y la también clásica escaramuza rápida. Mi elección en esta primera toma de contacto fue la UE, una facción que vendría a sustituir a los EEUU del primer Generals pero que comparte sus mismos fundamentos, esto es, son los más especializados, lentos y caros pero también de los que más reparten cuando han evolucionado lo suficiente sus tecnologías. Por su dependencia de las fuentes de alimentación a la hora de construir estructuras, podríamos decir que son como los Protoss del juego.
Por lo que puedo comprobar en mi primera toma de contacto, el control es el clásico de este tipo de RTS y el ritmo también es parecido, con unas partidas cuya duración media en el modo Skyrmish puede ser de entre 40 minutos y una hora, aunque evidentemente es algo que puede variar muchísimo. Lo que sí que me parece algo extraño –y casi podría decir que molesto– es el control de la cámara por la necesidad de tener que mantener el botón del ratón apretado para desplazarme por el mapa, algo que presumo podrá cambiarse en el menú opciones, pero con lo que tuve que lidiar durante toda la partida. Por otro lado, valoro muy positivamente la forma como el juego le da importancia a la obtención de recursos pero sin obligarte a estar comprobando constantemente el tema; es bastante más autónomo que en otros títulos. La velocidad de construcción de las unidades parece estar bien calculada, de la misma manera que la necesidad de hacer evolucionar los edificios para obtener las mejores unidades, que también es algo resuelto de forma bastante natural y con las trabas justas para no eternizar demasiado las partidas. En cambio, así a primeras no me gusta tanto todo lo que hace referencia al comportamiento de las unidades en situaciones en las que deberían está claro que deberían atacar, pero se mantienen inmóviles esperando que el jugador les dé la orden de hacerlo; quizás deberían tener algo más de autonomía sin que ese libre albedrío se les fuera de las manos.
Tras unos cincuenta minutos de partida logro destruir todo rastro de las instalaciones enemigas y gano la partida –y eso que me he pasado prácticamente todo el último cuarto de hora buscando aquellas unidades pesadas que siempre esconden por el mapa. Una primera partida en la que la máquina me ha puesto las cosas muy fáciles, pero que me ha sirve para comprobar que, efectivamente, este C&C es una vuelta a los orígenes. Un retorno al Command & Conquer de toda la vida que para este miembro de la antigua Bioware Victory (ahora EA Victory Games) tiene una explicación muy clara: «Queremos que los jugadores experimenten el juego antes de gastar dinero en él, y esto será bueno tanto para ellos como para los desarrolladores, que podrán centrarse en los fundamentos básicos del juego antes de centrarse en otras cosas».
La beta del nuevo Command & Conquer debería empezar durante la primera mitad de este 2013. Eso sí, lo que todavía no está claro es cómo tienen pensado implementar todo el free to play. Ahí está la clave del éxito del juego.
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Mira que este juego a despertado todo en mi, desde un «la van a cagar otra vez», pasando por un, «OMFG ES ESPECTACULAR», luego al «free-2-play? WTF?», y ahora al «DEBE DE SER MIO!!». Así que espero recibir la beta a en que estado me sitúo luego.
Me gustó el artículo por cierto.
¿European Union? Ay madre mía si hacen intros con vídeos como los viejos C&C y sale la Merkel.
La pregunta realmente importante aquí es ¿Hay Frank Klepacki o no hay Frank Klepacki?
EL Frosbite 2 en un juego de estrategia se ve muy bonito, la verdad. Esa imagen en la que están atacando un edificio me gusta mucho.