Primeras impresiones de Halo 4

Ha querido la vida no hacerme tan cuadriculado como para no saber reconocerle las virtudes a las cosas que las tienen. Mi relación con Halo ha tenido sus más y sus menos, pero he podido abrir la mente lo suficiente y ver por qué es una franquicia con tantos seguidores: es uno de esos juegos, como los Gears of War, de los que sus imitadores no saben sacar más que lo accesorio, lo que no es en verdad importante; eso es decir bastante, más aún en una época en la que tanto, dicen, es imitación y tan poca originalidad encuentra su lugar. 343 Industries, tras recoger el testigo de Bungie para seguir con la serie Halo, tienen el listón bastante alto: no son ni mucho menos nuevos (es un estudio creado por y para Halo), pero las circunstancias (inicio de trilogía, primer juego sin Bungie, uno de los últimos inmensos lanzamientos —esperemos— crepusculares de Xbox 360) hacen que lo que se espera de Halo 4 sea mucho; eso implica mucha responsabilidad. Pude probar el juego; es normal, después de haber jugado, que se espere tanto del nuevo Halo.

No mencioné antes Gears of War por casualidad, ni hablé de imitadores por hablar. Como los de Epic, los Halo tienen ciertas señas de identidad que van más allá de la estética o la ambientación: hay un cierto tempo, una cierta intensidad y un cierto peso que definen mejor que cualquier sinopsis la experiencia Halo. Todo eso está aquí: avisaba Frank O’Connor, jefe de desarrollo del juego, antes de que nos pusiéramos manos a la obra de que los primeros momentos de Halo 4 no recuerdan al primero por casualidad: al principio de una nueva trilogía le va como un guante volver de esa manera a los inicios.

Resulta interesante ver cómo a nivel narrativo se intensifica la relación entre el Jefe Maestro y Cortana, el primero todavía ahorrador en lo relativo a dejarse escuchar y la segunda más unida al jugador. Dijo O’Connor que la intención es crear una historia que tenga una entidad mucho mayor que en anteriores Halo, y a pesar de que un par de puntos de los niveles que pude jugar me parecieron ligerísimamente desaprovechados (cosa de gustos personales, más que nada: algunos pasos a tercera persona en ciertos momentos podrían haber ganado en intensidad manteniendo la vista desde dentro del casco del Jefe Maestro) en general se mantiene, realzado con el apoyo de esa mayor densidad narrativa, el tono épico que caracteriza a la franquicia.

Nadie mejor que 343, pues, para imitar a Bungie a la hora de ofrecer escenarios amplios, explorables y estratégicamente complejos. Se nota que Halo 4 pretende prescindir del pasillo tanto como pueda: las zonas amplias, que se prestan a ser abordadas de formas muy diferentes, tienen un protagonismo muy grande. Ayuda mucho que los enemigos sepan ponernos las cosas difíciles: puede que ya tengamos a los Covenant muy calados, pero a los Forerunners cuesta un poco pillarles el truco. Sus habilidades (como el teletransporte, o esos escudos que consiguen gracias a los satélites que vuelan a su alrededor) nos ponen las cosas bastante difíciles, y que tengan una inteligencia artificial que sabe rodearnos y hacernos la puñeta de forma muy efectiva no ayuda a hacer los combates más sencillos.

Todo esto es muy propio de Halo, y esa rotundidad y fiereza enemiga tan personal también la vemos en las armas. Los tiros, tanto de nuestras armas como de las que robamos a nuestros enemigos caídos, se notan contundentes y suenan tremendos, justo como todo el mundo esperaba. Nada que temer aquí tampoco: tenemos nuestro rifle y nuestra magnum, mejores que nunca, y también tenemos algunas novedades, como el Lightrifle, que funciona de maravilla para las hordas de crawlers Forerunner, o la Scattershot, una escopeta a la que no terminé de sacar partido pero que es espectacular en las distancias cortas.

Si la campaña se mantiene en la línea de lo (poco) que pude probar en la sesión de avance que nos hizo Microsoft, la experiencia épica y fiera que uno espera de Halo está asegurada. Me gustó mucho la idea detrás de las Spartan Ops, también: un extra que, semana a semana, amplía el juego con una combinación de niveles jugables (cinco por semana; cincuenta en total, a lo largo de diez semanas) y vídeos grabados con actores reales, al más puro estilo de una serie de televisión. Recomendó O’Connor jugarlos en cooperativo, aunque también se puede disfrutar en solitario; lo mejor de todo es que no tendrá un coste extra, sino que se retransmitirá por Xbox Live y podremos jugar a los niveles adicionales dentro del juego. No sé cómo de largo puede ser esto, pero durará diez semanas, así que por lo menos ese tiempo tendremos el juego dando vueltas dentro de la consola; no está nada mal.

No pude probar el multijugador, una de las cosas a las que más ganas le tengo; después de lo que supuso Reach, Halo 4 tiene papeletas de ser uno de los grandes FPS competitivos de los próximos años. Hablo como espectador más que como jugador, pero coscorrón para mí, en cualquier caso, por no haber tenido tiempo de darle un repaso a los modos para varios jugadores. De todos modos, la cosa parece seguir la estela de los anteriores: un multijugador muy potente, muy diferenciado de la competencia del género, ideal para aquellos que siempre hayan querido encontrar su FPS competitivo pero que nunca hayan dado con él. Los que juguen a Reach deberían tenerlo ya reservado.

Volviendo al tema de los imitadores y los imitados, Halo 4 puede decir con orgullo que es único. Hay muchos juegos de disparos en primera persona, demasiados, dicen; siempre he cogido esta afirmación un poco con pinzas, porque al final cada año me da la sensación de que ni son tantos los FPS que se lanzan ni son tantos los que merecen realmente la pena, como ocurre, por otro lado, con todos los géneros. Halo 4 está en el grupo de los relevantes: por historia (y aquí hablo más de la historia de la franquicia que de la historia del juego), por producción y por contundencia. Me pasa siempre, con cada Halo nuevo: me acaban empachando, pero todos son merecidos cabezas de cartel del catálogo de Xbox. Pero los fans de Halo, y conozco a no pocos, tienen motivos para estar contentos, porque Halo 4 va a ser justo el banquete que esperan. Y no es un banquete de final de fiesta: es sólo el principio de una nueva.