Primeras impresiones de The Beatles: Rock Band

Si hay algo que admiro del cuarteto de Liverpool es el buen rollo que transmiten la mayoría de sus canciones. Sea por la letra, cosa de la estética, gracias a alegres melodías o por la vía psicotrópica, uno suele sentirse bien cuando escucha a los Beatles. Me preguntaba hasta qué punto podría sentir eso cuando la prioridad es estar pendiende de las notas de colores que van cayendo, hasta qué punto sería esto algo diferencial entre este nuevo Rock Band y el resto de juegos musicales. Ya tengo la respuesta. Siento ponerme pesado, incluso ligeramente cursi, pero la sala donde tenía lugar la presentación The Beatles: Rock Band era el rinconcito con más buen rollo por centímetro cúbico de aire de todo el evento. Los tres componentes de Harmonix sonreían sin parar y lo hacían de una forma en absoluto forzada. Se lo habían pasado bien haciendo ese juego, estaban agradecidos por la implicación de gente como Paul McCartney o Yoko Ono en el proyecto y orgullosos del resultado. Se notaba, era todo agradablemente auténtico. El juego está hecho con un gusto exquisito, desde la pantalla de título hasta el contenido extra —fotos que desbloqueamos consiguiendo estrellas en las canciones, material acústico más o menos raro que desbloqueamos consiguiendo fotos—, a la altura de lo que la banda merece y sus fans esperamos. Tras un pequeño paseo por estos bonus, vamos a lo que vamos. Aconsejo al resto de periodistas que, por su bien, no me dejen a mí el micro, así que empiezo tocando el bajo en A Hard Day’s Night y me cambio a la guitarra para Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band/With a Little Help From My Friends. La sensación de estar ante la tracklist y pensar «pon la que quieras, me gustan todas» es también algo nuevo para mí. A grandes rasgos es un Rock Band, qué va a ser si no, pero me jode más que nunca no poder prestar especial atención a lo que sucede en el fondo de la pantalla (especialmente durante el segundo tema) y el suplemento de buenrollismo que comentaba al principio es más que evidente. El único punto negativo a primera vista es que las dos canciones me parecen bastante facilonas a nivel difícil, y yo no soy para nada habilidoso con estos instrumentos de plástico. Estos nuevos, por cierto, se ven y se tocan la mar de bien. Será un poco caro, pero esta vez los padres de algunos de nosotros estarán dispuestos a pagar la mitad del pack. El mío seguro que lo hace, y por primera vez se animará a probar un juego musical. Yo también, por primera vez, le voy a echar las horas que haga falta para terminarlo en Experto.