Si hubiera un premio al juego que menos esperaba probar en este E3, seguramente Twisted Metal se lo llevara con muchísima diferencia. No por nada: simplemente es que el juego de Jaffe estaba muy fuera de mis pensamientos, como que mi cerebro se negaba a hacerle un hueco, posiblemente por la mala pinta que iba teniendo desde que se presentó hace ya un año. Pero, ¡oh, sorpresa!, ahí estaba Twisted Metal (una demo que ya se había visto anteriormente, pero que yo no había jugado aún) y ahí estaba un mando perfectamente libre para que posara mis zarpas en él. Y lo cierto es que la sorpresa no pudo ser más grata. El nivel que pude jugar nos ponía a combatir contra un mostrenco de muchísimos metros de altura llamado Iron Maiden, una muñeca metálica gigantesca y muy tenebrosa manejada por Dollface, antigua conocida de la serie. Lo primero que noté al ponerme a jugar fue que el control es finísimo: se conduce con una precisión absolutamente brillante, con un botón X mágico que nos ayuda a derrapar de la forma más arcade y genial que un juego así podría pedir: pulsándolo y moviendo el stick izquierdo básicamente giramos sobre nuestro propio eje, pudiendo así hacer giros de 180, 360 o los grados que queramos con una facilidad pasmosa. Y es importante, creedme: en el nivel que jugué en concreto, varios coches me atacaban al mismo tiempo mientras tenía que encargarme de hacer el objetivo principal (que pasaba por coger a Dollface, llevarla arrastrando hasta un punto concreto del mapa, etc.), así que poder esquivar, hacer quiebros y apuntarlos con cierta precisión era realmente importante. Lo cual nos lleva a otro punto importante: las armas. Corriendo por el escenario vamos encontrando ítems que nos dan, básicamente, armamento con el que destrozar a los enemigos. Estas armas van desde una sencilla escopeta operada por nuestro copiloto (en mi caso era así: depende del coche elegido) hasta distintos tipos de cohete, pasando por napalm o minas; nada de lo que vi me pareció especialmente brillante, pero sí suficientemente útil y divertido. Al principio me costó un poco pillarle el truco pero cuando lo hice me lo pasé pipa destrozando a la peña entre las armas y el ataque principal, una ametralladora de bajo impacto pero con munición ilimitada. Este es uno de los puntos clave de Twisted Metal: puede que no sea especialmente refinado en muchos sentidos, ni que nos deslumbre por su innovación técnica o jugable, pero dentro de sus límites tiene una jugabilidad tan brutalmente robusta que parece fácil que Jaffe meta canasta rotunda. Gráficamente no es demasiado potente, pero el apartado artístico, tosco, retorcido y muy Twisted Metal, es totalmente acertado; juntando esto con la jugabilidad, creo que tenemos justo lo que Jaffe buscaba cuando hablaba de que quería hacer otra entrega porque los fans lo pedían. En octubre lo sabremos, pero por lo pronto el sabor de boca que me ha dejado Twisted Metal es muy bueno. Como siempre, hace falta ver cómo acaba siendo la experiencia completa, porque se pueden dar muchos factores (que sea repetitivo en exceso, que la variedad de armas no sea suficientemente atractiva, que los coches sean la mayoría una mierda…) que arruinen el juego, pero ya os digo que yo, desde ahora mismo, tengo Twisted Metal en mi lista de no-brainers del año.
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es un juego pensado para una cosa,los graficos son corrientones, con que sea divertido a mas no poder con eso basta, que para eso es DIVERTIRTE A LOS BRUTO xDD
Para divertirme prefiero jugar al Destruction Derbi de PSX…
Justo lo que aparentaba y esperábamos de los vídeos. Y esa es la mejor noticia posible.
Awww yyeeeaaaaaa!!! tendré por fin una PS3 el mes que viene!!
Pues al principio no me tiraba un carajo pero a medida que voy leyendo me va picando el gusanillo, mira tú.