En THQ reconocen sin tapujos tenerle un cariño especial a Metro 2033, ese peculiar shooter publicado en marzo de 2010 que se alejaba bastante de la exitosa fórmula Call of Duty gracias, sobre todo, a una de las ambientaciones más logradas y opresivas que hemos experimentado en la actual generación. Pero pese a gozar del quizás demasiado sobado estatus de ‘clásico de culto’ Metro 2033 no estaba exento de problemas: la IA hacía aguas con frecuencia, las secuencias de sigilo eran un sinvivir al estar mal calibradas y había determinadas mecánicas, como las de combate, que presentaban problemas no precisamente menores.
La buena noticia es que en 4A Games, el estudio de desarrollo ucraniano surgido de la escisión de GDC Game World (creadores de Cossacks y S.T.A.L.K.E.R.), son plenamente conscientes de ello. En Metro: Last Light, secuela directa para PC, Xbox 360 y PlayStation 3 de Metro 2033, contarán además con un presupuesto mucho más generoso y con el apoyo a nivel de marketing que les faltó en el juego original.
La demo que nos mostraron la semana pasada en Londres, aunque corta, cumplía a la perfección como ejemplo de que se está trabajando duro para replantear todo aquello que no acababa de funcionar en su antecesor. En concreto hay tres puntos en los que se está prestando especial atención y que se están reconstruyendo a conciencia: el sigilo, la inteligencia artificial y el sistema de combate.
Los tiroteos ahora sí funcionan como deberían, las armas son más contundentes, la detección de los impactos es mucho más fiable (a la par que realista) y detalles como las coberturas destructibles aportan mayor profundidad jugable, aparte de que las animaciones sean menos ortopédicas. Lo mismo puede decirse de las secuencias en las que nos ocultamos en las sombras y donde tratamos de pasar desapercibidos: los enemigos dejan de comportarse como robots con sentidos biónicos y se ofrecen posibilidades mucho menos encorsetadas para superarlas. Incluso se están replanteando algunas señas de identidad propias, como el uso de la munición como moneda de cambio; sus creadores admiten que en el juego original no supieron plantearlo del todo bien ni explicarlo correctamente al jugador.
De todas formas, y aunque la demo tenía cierto tufillo a Call of Duty, el productor del juego, Dean Sharpe, nos intentaba calmar cuando hablábamos más tarde con él en un reservado plagado de botellas de whisky y cocteleras de colores. Last Light mantendrá todo aquello que hizo de Metro 2033 un juego destacable: la asfixiante ambientación, la visión rusa del post-apocalipsis nuclear y el enfoque cinemático de la acción. “No hemos tratado de americanizarlo”, prometía, afirmando con convicción que Metro es algo “que no se podría haber creado en cualquier otro país”.
Pero habrá novedades. La primera es que la historia no se basará en Metro 2034, el libro escrito por Dmitry Glukhovsky, porque según sus responsables “era demasiado artístico y no se adaptaba bien como videojuego”. Han contado con su colaboración (y más importante aún, con su bendición), pero los eventos narrados son diferentes y se mantiene a Artyom como protagonista principal de una historia que comienza justamente donde terminó Metro 2033.
Esta relativa libertad creativa les permite ampliar el universo del juego con nuevas estaciones y zonas, ampliar los paseos por la desolada superficie de Moscú y explorar con detalle el funcionamiento de las diferentes sociedades que han surgido en el subsuelo de este páramo post-nuclear (en la demo había un pasaje particularmente destacable en el que el protagonista se camuflaba entre los asistentes a un mitin neonazi). La guinda del pastel es un modo multijugador para el que, aseguran, tienen ideas bastante locas, pero del que de momento no sueltan prenda. Si consiguen diferenciarse lo suficiente de las propuestas existentes (y la base, desde luego, ya la tienen) habrá que tenerlo muy en cuenta.
Last Light supondrá, además, el estreno de la franquicia en PlayStation 3, una transición que, pese a estar dando buenos frutos, Sharpe reconoce que no ha resultado tan fácil como pensaban en un principio. Puede dar buena fe de ello su jefe de programación, que apostó con el productor que sería capaz de implementar una determinada característica en el motor de la consola de Sony en tan solo un par de semanas. Si lo conseguía, Sharpe debía comprarle una botella de coñac de mil dólares. Si fracasaba en el intento, haría lo que le pidiera su superior, por ridículo que fuese. ¿El resultado? Aparte de ahorrarse mil pavos, Sharpe exhibía orgulloso un billete de un dólar firmado por el perdedor, en el que podía leerse la frase «soy un programador de mierda».
Algo que, siendo sinceros, no se ajusta demasiado a la realidad. Cuando Metro 2033 llegó a las tiendas el año pasado se convirtió de facto en uno de los benchmarks más utilizados para valorar el rendimiento de las tarjetas gráficas de última generación para PC, y su secuela ya demuestra aún en estado pre-alpha poder mirar de tú a tú a gigantes de la talla de Crysis 2. Last Light, en la demo que pudimos ver, hace gala de un soberbio sistema de iluminación dinámica, de una salvaje cantidad de partículas en pantalla y de algunos efectos de extremo realismo, como los trozos de tela que ondean por efecto del viento durante una persecución en tren o cuando el protagonista desciende por un túnel y se limpia las gotas en el cristal de la máscara de gas producidas por la humedad. Aunque la versión que nos enseñaron era la de PC (con una Nvidia GTX480 montada en un Core i7, para los curiosos), Sharpe aseguraba orgulloso que la de Xbox 360 sería «sorprendentemente parecida» y todo un tour de force para graphic whores.
Todavía falta bastante tiempo para comprobar si al final esa atrevida afirmación es cierta, porque Metro: Last Light no estará terminado hasta el año que viene y en THQ no tienen ninguna intención de acelerar su desarrollo si ello puede conllevar compromisos en la calidad final. Pero de momento todo parece ir por buen camino; si, como han prometido, mantienen la ambientación opresiva de Metro 2033 y consiguen arreglar el sistema de combate, el de sigilo y mejoran la IA, Last Light tendrá todo lo necesario para convertirse en uno de los platos fuertes de 2012, donde además (si todo va según lo previsto) competirá con S.T.A.L.K.E.R. 2. El duelo post-apocalíptico, en su acepción más roja, comunista y soviética, está servido.
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Tiene pinta de «póngame dos que me los llevo».
Que Metro 2033 quiera competir con S.T.A.L.K.E.R. es como decir que HomeFront va a competir con Call of Duty.
Pintaza, sí.
De todas maneras, I’m with Stalker 2 de aquí a Lima.
Last Light compite con STALKER 2 porque, claramente, su ambientación es tremendamente parecida y, si se cumplen las fechas de entrega, saldrán casi al mismo tiempo. No creo que 4A Games quiera competir con él, claro, pero es evidente que se verá forzada a ello.
El planteamiento jugable, en cambio, es diametralmente opuesto, porque uno apuesta por la acción cinemática y el otro por el mundo abierto, así que tampoco son propuestas excluyentes.
Tiene una pinta cojonuda.
Esto. Era algo corto, pero intenso y muy bueno. A ver si es verdad lo que refirieron una vez sobre desarrollarlo más hacia el survival, que hace falta.
Metro 2033 fue bastante ambiciosillo, potente en gráficos pero la jugabilidad y sistema de armas no parecían muy pulidos. Si en este consiguen superar eso y mantener la ambientación será compra a tener muy en cuenta.
Me gusta lo que leo, si señor.
Con que sea tan bueno como el primero me vale. Aunque no me convence que le metan multijugador
P.D: Aquí un trailer fresco, aunque no se ve mucho http://www.youtube.com/watch?v=EdlA__Sv1VU
Graficamente se merienda a Crysis 2 , hasta el 2033 lo hace.
Aunque no quiero hablar de Crysis 2 aqui , realmente ha sido una decepcion para los Pceros. Ahi lo dejo.
Metro 2034 se presnta realmente interesante. Un hisotria muy buena con giros y aunque lineal no agobiante.
Salu2
En las ofertas de verano de steam me pillo el metro 2033, fijo vamos!
yo soy primo hermano de Dmitry Glukhovsky, si le pedis un autografo decidle que vais de mi parte, os invitara a un chupito de vodka