Volar de madrugada en clase turista junto a un niño de unos ocho años podría ser una premisa ideal para un survival horror de los realmente jodidos, pero en Endnight Games han querido apostar por algo más convencional: ese avión se parte en dos en pleno vuelo y cae en el bosque de lo que parece una isla virgen. Todavía tratando de recuperar la conciencia, vemos como un tipo fornido en taparrabos se lleva en brazos al niño y nosotros volvemos a perder el conocimiento. Sería un final feliz perfecto para ese survival horror que os decía: adiós niño, hola dormir. Pero no: The Forest insiste en que despertemos del letargo y nos las apañemos para sobrevivir al frío, la humedad, el hambre y a una tribu de caníbales mutantes. Lo típico, vamos.
Vaya por delante que la incipiente versión alpha 0.02 en que se encuentra ahora mismo el juego en Early Access tiene tantos ceros por un motivo claro: le salen glitches y bugs por las orejas, y de hecho en el momento de escribir esto ni siquiera está activado el guardado de partida. Quizá sea este el argumento que decante la balanza hacia el «no, no» a la hora de realizar recomendaciones. También han dicho sus responsables que están trabajando como locos para lanzar un hotfix que añada esa opción en los próximos días, así que tomaos este texto con un primer vistazo general a lo que The Forest ofrece o, más bien, parece que acabará ofreciendo.
Y lo que hay, aunque roto por cien mil sitios, es muy, muy esperanzador. Despertamos en los restos del avión siniestrado justo cuando amanece, y enseguida recibimos indicaciones: necesitamos comer algo. Por suerte algunas bandejas del menú del avión se pueden aprovechar, y el carrito de servicio está reventado, así que todos haremos lo mismo ahí: rapiñar como locos. Damos también con un hacha de mano para emergencias y salimos al exterior. Varias maletas que debemos abrir a golpes guardan recursos que nos harán un buen servicio más adelante. El entorno es espectacular, sobre todo teniendo en cuenta que lo han diseñado entre cuatro tíos: una luz muy realista ilumina una zona boscosa llena matorrales, hierba y árboles de muchos tamaños, todos ellos receptivos a la interacción. Impresiona por su realismo la variedad de la flora, aunque en esta alpha la cantidad de fauna se les ha ido un poco de las manos y no tardan en aparecer docenas de conejos y lagartos danzando entre nuestros pies.
En The Forest todo se puede matar, despellejar o talar. Y de hecho es necesario hacerlo: la guía de supervivencia nos lleva paso a paso por cada punto necesario para asegurar que nuestra vida no corre peligro, desde protegernos del frío improvisando una hoguera, hasta enseñarnos cómo se hace una cabaña de madera. El sistema de crafteo es muy sencillo, y la forma en que los palos, piedras o troncos necesarios pueden ir añadiéndose a la construcción sin necesidad de ir cargando con todo el material o irlo acumulando en un rincón añade agilidad a esas tareas de recolección, muy estimulantes por lo bonito del escenario. Me gusta mucho, por cierto, la forma en que para talar un árbol hay que ir acertando en el corte y rodeando la corteza hasta que cae. A la transición un poco loca de árbol a tronquitos, eso sí, le falta por pulir.
Cuando cae la noche no tardan en presentarse nuestros anfitriones en taparrabos ellos y en falda ellas. Sí, hacen topless permanente, pero eso es lo más humano que hacen. La forma de aproximarse es turbadora, y no sé si se debe a una pobre inteligencia artificial o todo lo contrario: ase acerca uno, moviéndose muy rápido, casi como una ardilla, y nos mira de arriba a abajo con lo que parece una mezcla de miedo y curiosidad («este cabrón ha caído literalmente del cielo, ojo ahí», debe de pensar) y se esconde a la misma velocidad sobrehumana. Nos observa desde detrás de un árbol y vuelve a acercarse, y cuando miramos alrededor nos damos cuenta de que no está solo. Sus amigos semidesnudos empiezan a arrojarse contra nosotros hasta que nos noquean de una hostia.
Despertamos en el interior de una cueva que debe de ser su despensa, plagada de cadáveres colgados del techo o destripados en el suelo, nos toca ir a hurtadillas mechero en mano buscando cualquier cosa que podamos aprovechar y, claro está, la salida al exterior. Al encontrar un muerto, un contador de pasajeros se activa y nos dice cuántos de los 130 que viajaban con nosotros hemos localizado. Parecen lo primeros coletazos de algún tipo de side quest que The Forest podría proponernos más adelante, pero de momento la cosa está muy verde como para especular con algo de criterio.
Da la sensación de que el juego coquetea con un contraste malsano entre la amable y bucólica fantasía voluntarista de El lago azul o Náufrago y las pesadillas sociológicas de El señor de las moscas u Holocausto caníbal. Desde los primeros minutos el juego ya nos lanza un mensaje claro: va a haber violencia. La prueba es el cadáver de una azafata a la que le han roto varias articulaciones, posiblemente tratando de defender al niño de los nativos. Más tarde, si nos damos un paseo por la isla, encontraremos los restos de otros supervivientes que dejaron de serlo a manos de la tribu caníbal, que parece tener un desarrollado el sentido del sadismo. Al hallar la otra mitad del avión, el piloto y el copiloto yacen en la cabina, muertos en el mismo impacto, pero cerca de allí nos encontramos el cadáver de una mujer atado a un árbol con el que parece que los nativos han estado divirtiéndose: le han sido amputados los dos pechos y tiene la caja torácica abierta de par en par. Lo mismo sucede con un profesor de tenis, con su polo de marca y sus pantalones de sport, al que le han dislocado varios huesos para hacerle encajar dentro de sus propias raquetas. Poquita broma.
Dicen que todos los españoles llevamos dentro a un entrenador de fútbol, y yo añado que ese míster convive en nuestro interior con otro personaje: un survivalista loco de Kentucky con un doble fondo de armario lleno de latas de conserva y una pistola semiautomática bajo cada mueble. Nos va el rollo solitario de creernos que podemos plantar cara a los elementos. Así que, a poco que The Forest haga funcionar correctamente lo que ya muestra en sus esbozos —se habla de cooperativo y de un modo pacífico sin enemigos—, estamos ante un título con mucho, muchísimo potencial.
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O sea,Don’t Starve meets Holocausto Caníbal. Muy prometedor. ¿Habrá galápagos gigantes?
Cuanto más leo sobre el juego, más ganas me entran de probarlo. Aunque luego sé que durante las noches voy a sufrir taquicardias viéndome perseguido por tales zumbados.
Pobre tortuga aquella. Qué burros.
Da puto miedo en plan del malo ese que te da ganas de cagar muy fuerte.
Joder que pinta tiene esto.
Le faltan los píxeles, los bloques de piedra et voila; ResidentCraft!
Pues no me acababa de convencer y por los gameplays no veía yo tanto detalle macabro pero con lo de poder crear efigies con los miembros cercenados de tus enemigos me ha acabado de conquistar.
@pinjed podríais subir algún gameplay vuestro no?
@galth0r
Yo solo sé escribir. 🙁
tremendo, ¿ a que espera sony a cerrar un trato con estos tios y meterlo en su catalogo del morpheus?
https://www.youtube.com/watch?v=U2p_fwvOKKA
Los de Birgirpall ya lo han roto 😀
Y anunciaron soporte para Oculus, poca broma.
A mi me ha sorprendido el diseño de la isla. A pesar de los bugs la inmersión es demencial, de lo mejor que he visto en el género.
Me gusta, joder, pezones como escarpias ahora mismo.
Hype. Algunas de las cosas que leo me recuerdan a Lost in blue. Y eso está muy bien.
Menuda pinta.
Ganitas de sacar al Psicopata que llevo dentro, sí sí.
Le tengo muchísimas ganas, a ver si triunfa y nos lo traen a consolas debidamente downgradeado :silbido:
Mu rico.
Tiene una pinta espectacular. Esperemos que con el paso del tiempo solo vaya a mejor, porque puede ser algo muy grande.
que yo recuerde, no había visto un survival horror, en donde literalmente tengas que sobrevivir. Todas las esperanzas del mundo.
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La musica mola, tambien mola que aunque ponga una valla los malotes se la carguen en un plis, habra que darle mas al coco, si fuera un construye tu castillo no seria lo mismo.
Pense que solo habia «canibales» que coño son esos gigantes de multiples brazos?
Como que muy bien todo no?
La palabra «escriptado» hace llorar al niño Jesús y a Pérez Reverte
@ausonio
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