Una semana en Los Sims 3: Criaturas sobrenaturales

Diario de Jonathan Harker, 1 de agosto de 2012 Queridísima Mina, menudo calor de locos. Creía que Moonlight Falls sería una ciudad inquietante llena de calles adoquinadas, húmeda y neblinosa, poblada por misteriosas viejas encapuchadas portando candiles de una esquina a otra, en horas intempestivas. Pero esto parece Nueva Jersey, demonios. Un barrio residencial de casas perfectamente ajardinadas, asfalto tan liso y pulcro que parece recién hecho, y todo mucho más convencional de lo esperado. La casa de verano que me ha prestado el Conde Drácula hasta que vuelva de su viaje está bastante bien. La decoración gótica ya sabes que no es mi rollo, y a veces tengo la sensación de que estoy viviendo en un plató de la Hammer, pero me ha gustado eso de que tenga una guarida secreta. Se activa tirando de un libro de la biblioteca. Crepúsculo, creo que se titula, o algo así. Cuando bajas sus escaleras puedes ver una estantería con un libro de alquimia y un montón de elixires con etiquetas como «Zombificar», «Convertir en oro» o «Adelgazar». Creo que te regalaré uno de estos tarritos. Adivina cuál. La gente un poco rara, eso sí. He visto pasar por delante del jardín a un grupo de caballeros muy peludos, que aullaban a la luna, gruñían y se rascaban mucho. Iban diciendo que se iban a cazar y de golpe han empezado a pelearse. No parecían muy estables mentalmente. Creo que mejor seguiré bebiendo agua embotellada. 3 de agosto Esta mañana he salido a dar un paseo para ver si empiezo a hacer amigos y ha sucedido algo extraño: un tío pálido con colmillos afilados ha salido de su casa y al sentir la luz del sol ha empezado a humear y se ha desmayado. Luego ha despertado y se ha metido en su casa a toda prisa (y corría MUCHO para ser blanco), maldiciendo, como si estuviese lloviendo ácido. «¡El jodido protector solarrrr!», gritaba. Debe de tener fotofobia, el pobre, así que he llamado a su puerta para ver si se encontraba bien. Se ha puesto muy contento al verme y me ha dicho que me invitaba a beber algo, pero he declinado la oferta educadamente. Se me hacía tarde y quería ver eso que llaman El arboreto de la hadas. Cuando he llegado, había unas cuantas jovencitas por allí muy empeñadas en oler la vegetación y he sentido que su presencia me influía de algún modo, como si desprendieran un aura que afectase a mi voluntad. Por suerte, mis años como camarero en un bar de striptease me han servido para no dejarme embaucar por cualquier zorrón flotante con alas. Mientras volvía a casa, poco después de anochecer, he vuelto a encontrarme con el fotofóbico pálido de los colmillos. Estaba sentado en un banco tomándose una copa de vino, un vino muy espeso. Me ha dicho que era su vino favorito, que se llamaba Plasma O Positivo. Le he preguntado en qué viñedo se hacía y me ha mirado como si fuera gilipollas. El muy elitista se debe de creer que todos sabemos de vino. Luego me ha explicado que su mayor rasgo es que le encanta todo lo sobrenatural y que uno de sus deseos era «convertir» a toda la ciudad. Que si yo quería su «don» solo tenía que pedírselo. Se estaba poniendo demasiado íntimo, así que he preferido largarme antes de que se abalanzase sobre mí. Ya sabes que solo soy fiel a ti, mi amada Mina. Además seguro que el muy friki lee la Más Allá. 6 de agosto Ha sido uno de los fines de semana más extraños de toda mi vida, añorada Mina. Decidí quedarme el sábado en casa leyendo sobre cómo crear un elixir para que me creciera el pe… el peral que hay plantado aquí junto a la entrada, y de repente oí unos ruidos muy extraños. Me asomé a la ventana y vi que del jardín, del mismo suelo, salían unas manos y luego cuerpos enteros. Eran unos señores muy raritos, con la piel verdosa y la ropa rota, que gemían y andaban como si sufriesen una resaca fortísima. La gente parecía muy asustada de ellos, pero a estos les interesaba más atacar a las plantas cercanas. Ha sido un duelo desigual. Y raro. El rosal me lo han dejado hecho guiñapo, pero me ha dado aprensión salir a decirles algo. Al fin y al cabo esos pobres vagabundos veganos verdes (los triple V, les llamo yo) igual no tenían nada más para echarse a la boca. Cuando la cosa se ha calmado, de buena mañana, he salido a investigar y me he topado con una jovencita que iba dando saltitos de alegría por la calle. Era bastante guapa aunque tenía ojeras. Me ha pisado un pie al pasar, y me ha pedido que disculpara su despiste, que estaba entusiasmada porque acababa de desbloquear un logro. Al preguntarle qué logro era, me dijo que se titulaba Bella y las bestias, y que consistía en hacerse novia de un vampiro, luego romper con él, enrollarse con un hombre lobo —»achucharse», decía ella—, romper también con este y finalmente casarse con el vampiro anterior. No tengo ni pajolera idea de qué hablaba. La gente está muy loca. 8 agosto Se acabó mi receso estival, añorada Mina. Hoy debía partir hacia Transilvania a reunirme con ese aristócrata chiflado, pero algo se ha cruzado en mi destino. Una nueva visión, una perspectiva distinta, un radical cambio de planes en el rumbo de mi vida. Un flechazo profesional. Justo cuando alcanzaba el límite de la villa, maleta en mano, un carromato gitano ha llamado mi atención. En un lateral había un cartelito en Comic Sans diciendo que buscaban empleados para una sustitución. No he podido evitar el impulso de llamar a su portezuela y una gitana verrugosa y encorvada me ha comentado los pormenores de la oferta. Tenía dos opciones, me dijo: o desarrollar poderes místicos que me conecten con los espíritus, o convertirme en un estafador experto y aprovecharme de las inseguridades de la gente inventándome pronósticos con tal de que aflojen los billetes. Obviamente, como abogado y hombre pragmático que soy, me he decantado por la segunda y parece que no se me da nada mal. Ya me han ofrecido un contrato televisivo, de hecho. Empiezo el lunes a las 3:00 de la mañana en La Sexta. ¿Me lo grabarás? Gracias, querida.