Primeras impresiones de Fuse

Ted Price, el jefe de Insomniac, se tenía muy aprendido lo que nos contó en el Showcase que celebró en Londres Electronic Arts la semana pasada; para probarlo está el vídeo, extenso y muy útil como resumen de las características de Fuse, que apareció en YouTube hace unos pocos días y que viene a ser, con las mínimas variaciones que da el directo y sin el sonido ambiente de la prensa internacional que rondaba por el evento, la misma presentación que nos hizo Ted a nosotros, momentos antes de ponernos a jugar. La gracia, claro, está en que pudimos jugar: con los juegos de Insomniac es mejor coger el mando antes de opinar más de la cuenta, según he podido aprender con los años.

Lo que hace falta saber de Fuse lo cuenta Ted Price mejor que yo en el vídeo que tenéis aquí debajo. La cosa va de una sustancia alienígena que hace que materiales terrestres se modifiquen de formas inesperadas y a menudo muy letales, de un grupo del gobierno que tiene que evitar que esta sustancia salga a la luz (el Overstrike 9 del que venía el anterior título del juego) y de los malos, claro, que quieren hacerse con ella para joder la marrana, principalmente.

Todo esto cristaliza en una serie de armas con capacidades superiores a las metralletas y pistolas a las que estamos acostumbrados, y alrededor de este fuse gira todo el sistema de combate, de puntos y de progresión de los personajes.

Estas armas con poderes son centrales para el sistema de clases y la cooperación constante a la que anima Fuse. Cada uno de los cuatro personajes del grupo se encuentra, al principio de la historia, un arma diferente, cada una con sus posibilidades específicas: una puede desplegar un escudo, otra tiene proyectiles incendiarios, otra afecta a varios enemigos, paralizándolos con unos cristales muy locos, otra otorga invisibilidad, ideal para escaramuzas sigilosas. El primer beneficio de la cooperación es claro: los poderes son suficientemente versátiles como para hacer frente, utilizándolos correctamente, a hordas de enemigos muy numerosas, algo que parece bastante habitual en los niveles. El primero que probamos empezaba antes de irrumpir en una base enemiga: un montón de guardias intentaban pararnos desde abajo y desde unas torres, y combinar bien el escudo con los cristales y los proyectiles incendiarios, por ejemplo, era más que útil. Ir de héroe puede ser mala idea.

El juego está pensado para jugar a cuatro, por tanto, pero cuando jugamos solos podemos, como se ve en el vídeo, cambiar de personaje en todo momento para aprovecharnos de sus habilidades en situaciones que lo requieran. Esto viene bien ya no sólo para avanzar sin más dificultades de la cuenta, sino para que nuestros personajes progresen en paralelo y podamos, alternando el control de unos y otros, no dejar descuidada la evolución del árbol de habilidades de ninguno de ellos. Cada muerte nos da unos puntos que podemos invertir en mejorar a los personajes; estos puntos se comparten si los ataques se hacen colaborando: otro motivo para actuar juntos siempre que sea posible.

Las posibilidades de construir un personaje más o menos específico en función de por dónde hagamos avanzar sus habilidades parecen, aunque evidentemente menos amplias que en juegos de otros géneros, bastante amplias para el género de Fuse. Parece que Insomniac quieren que cada jugador tenga su experiencia personal y que dos personas que usen el mismo personaje puedan acabar, al desarrollarlo, terminar siendo bastante distintos; el ejemplo claro lo puso Ted Price con dos Dalton Brooks, el de la pistola con escudo, el tanque del grupo, que puede acabar siendo todavía más tanque (potenciando la resistencia a los impactos y la potencia) o con un poco más de versatilidad reforzando las habilidades de combate a distancia. Nada que exija pensarse al milímetro cada decisión para no acabar con un personaje desperdiciado, pero sí con suficiente chicha como para sentir que estamos llevándolo por donde queremos, según nuestros gustos.

La clave está en la cooperación, tanto a la hora de jugar como a la de conseguir puntos de experiencia para evolucionar a nuestros personajes. El sistema de experiencia me pareció muy jugoso para dar pie a nuevos modos de juego basados en puntos: es difícil y puede resultar complicado de implementar, pero un modo con multiplicadores, cadenas y ránkings parecía poder quedarle como un guante a Fuse. Comentó Ted que habría modos de juego que todavía no han anunciado, así que cabe esperar alguna sorpresa por ahí.

Le decía a Pep el otro día que un posible lema de Insomniac podría ser, dándole la vuelta a la tortilla gracias al sentido del humor, «juegos ridículos y divertidos». Hay muchos shooters que son más de lo mismo en el mercado, y si algo no se le puede reprochar a Insomniac es no tener buenas ideas: en esta generación han sido de los pocos que han sabido entender que una de las mejores cosas de tener la página en blanco que es un juego de tiros, donde cualquier excusa, sea una invasión muy jodida o un elemento alienígena que modifica materiales terrestres, sirve para poner al jugador a disparar contra todo lo que se mueve, es un terreno ideal para la creatividad. Cada vez sirve menos la mentalidad de Duck Hunt de apuntar y disparar; si algo hace bien Insomniac es dar al que juega una serie de herramientas divertidas de usar, con las que es divertido jugar y que nos animan a divertirnos con ellas, con todas. Resistance 3 me pareció muy bueno porque era un juego de tiros donde me gustaba usar todas las armas, cambiar de una a otra, aprovecharme de las ventajas de unas y otras en función de la situación que se me presentaba. Fuse tiene esa misma filosofía: la solemnidad del trasfondo de los personajes y la historia se permite, parece, algún que otro momento de humor, pero a los mandos todo parece indicar que la cosa será una fiesta. No sé si es lo que necesitamos, pero desde luego es lo que queremos.