En mayo del año pasado, entrevistamos a Javier Polo a raíz de Europe in 8 Bits, su documental que en aquel momento buscaba financiación en Verkami. El cuento tiene final feliz: tras su estreno, hace unas semanas, en el International Documentary Film Festival Amsterdam, la película está ya entre las 20 candidatas a recibir el premio del público. Nos hemos puesto al día con Javier; podéis leer el nuevo reportaje aquí. Para los que en su día os lo perdisteis, republicamos a continuación la entrevista que publicamos aquí mismo el año pasado. «Mi primer contacto con la escena 8 bits vino por sorpresa, al asistir a un concierto de Meneo por casualidad», me dice Javier Polo, el director del documental Europe in 8 Bits. «Meneo actuaba después de un grupo compuesto por amigos míos y cuando lo vi en directo me quedé pasmado. Un hombre desnudo armado únicamente con una Game Boy haciendo bailar a cerca de un millar de personas, fue increíble. En ese momento me sorprendió mucho pero no me imaginé que existiría un movimiento detrás, ya que nunca antes había oído hablar de nada parecido. Al poco tiempo comencé a averiguar más cosas y muchas preguntas empezaron a venir a mi cabeza: ¿por qué existe este movimiento y de dónde viene?; ¿por qué la gente no conoce nada sobre esto?; ¿qué tipo de gente está involucrada en esta escena y con qué fines?; ¿cuáles son esos sonidos y esa estética?; ¿por qué son todas las personas involucradas tan devotas?; ¿qué lo hace tan único y especial?» Son muchas preguntas, desde luego, y Javier no es la primera ni la última persona que se las hace cuando descubre la música chip y la escena enorme que hay detrás; yo mismo viví algo similar después de ver, precisamente, a Meneo. Lo mío se quedó en ir a conciertos, claro, pero la curiosidad de Javier fue más allá: «Pronto comencé a investigar por mi cuenta y textos como la tesis escrita por una figura como goto80 o el libro publicado sobre la exposición Playlist en el centro Laboral de Gijón, abrieron aún más mis ojos y así fue como rápidamente me empapé de la cultura chip». La terminología para referirnos a este tipo de música no está clara todavía («algunos hablan de música en 8 bits, otros de chiptune, otros de micromúsica y otros de música chip; personalmente el término que me parece más apropiado es el de música chip, ya que es música basada en el manejo del chip de sonido de ordenadores y videoconsolas de la era de los 8 bits», dice Javier), pero creo que todos tenemos en mente de qué estamos hablando: música creada con ordenadores y videoconsolas obsoletas. A los que llevamos ya un tiempecillo jugando el chiptune nos toca más de cerca: es inevitable, escuchando la música de Goto80 o Ralp, no recordar las rudimentarias pero profundamente creativas melodías de los juegos a los que jugábamos cuando éramos más jóvenes. Pero la música chip no se ha quedado en algo aislado o anecdótico: una gran escena ha florecido alrededor de los sonidos de NES o Commodore y las imágenes de baja resolución. Hay una tendencia que identifica algo más de la cuenta la música creada con hardware antiguo con el techno o algo parecido a la IDM; no lo veo del todo desencaminado, pero tampoco creo que sea tan preciso como debería. Como me explica Javier, «podemos hablar de una consola como de cualquier otro instrumento musical. Y como todo instrumento musical, nos permite crear una gran variedad de sonidos con los que se pueden componer diferentes géneros musicales. Por ello yo veo la música chip como una plataforma alternativa para crear música, pero siempre como un contenedor de géneros. Sabemos que los sonidos emitidos por el chip tienen un componente electrónico, pero con ellos puedes hacer desde rock, funky, hip hop, música ambiente o chill out, hasta techno, trance, electro… Todo depende de como los combines, teniendo presentes las limitaciones del hardware. Sabiendo esto, resulta difícil imaginarse la música chip en su esencia como mayoritaria, ya que existen muchos instrumentos hoy en día para crear música. Aun así, vamos viendo como los sonidos producidos por estos dispositivos se oyen cada vez más en la radio, la televisión o en internet, combinados o no con otros instrumentos». Como escena, el chiptune «engloba a los artistas visuales, al DIY, a los programadores, a internet, a los promotores y a los artistas visuales»; pero, ¿de dónde surge la idea de hacer un documental sobre la escena chiptune europea? «La idea de realizar un documental sobre la música en 8 bits surgió tras conocer de primera mano este mundo gracias a mi amigo Bartolomé Moreno, artista español de música chip», me cuenta Javier. «Decidimos grabar un primer evento organizado por él en Valencia con varios artistas de diferentes nacionalidades y la experiencia fue increíble. Desde entonces comenzamos a investigar sobre el movimiento y nos pusimos en contacto con artistas de diferentes partes de Europa para saber más cosas sobre la historia y el establecimiento de esta peculiar escena musical. Rápidamente surgió la idea de retratar la escena europea, muy amplia y variada, pero muy esparcida y poco conectada. Todo ello con el objetivo de mostrar sus orígenes y de darla a conocer, enseñando de qué forma se ha vivido en cada país. Nos resultaba cuanto menos extraño que nunca nadie hubiera tratado el tema con profundidad en nuestro continente, más aún cuando fue el continente que en mayor medida propició su desarrollo».
«UNA CONSOLA ES COMO CUALQUIER OTRO INSTRUMENTO. Y COMO TODO INSTRUMENTO, NOS PERMITE CREAR UNA GRAN VARIEDAD DE SONIDOS CON LOS QUE SE PUEDEN COMPONER DIFERENTES GÉNEROS MUSICALES».
Es un movimiento moderadamente nuevo: los primeros recuerdos que tengo de escuchar sonidos de chip en música son de aquel EP de Beck en el que su canción Hell Yes era remezclada con sonido 8 bits y renombrada como Ghettochip Malfunction; por aquel entonces, en 2005, todavía no hacía demasiado que el movimiento había empezado a revitalizarse hasta ser lo que es hoy en día. «A mi modo de ver las cosas, el momento que significó un cambio importante en la popularidad de la escena chiptune, fue cuando la Demoscene comenzó a perder fuerza y a principios de siglo, tras aparecer publicaciones como el 8-bit construction set, los software para la Game Boy de Nintendo Nanoloop y Litle Sound Dj y la página web micromusic.net, la escena se propagó por todo el mundo, en gran medida gracias a Internet, llegando al punto de que dos artistas suecos fueron nominados a los Grammy y gente reconocida como Beck y Malcom Mclaren experimentaron con esta tecnología. Fue el tiempo en el que la Microdisko de Estocolmo era el centro mundial del chiptune y llamó la atención de los medios internacionales; lo calificaron como el nuevo punk». Tiene algo de punk, sin duda, en esa filosofía DIY de hacer lo máximo con los mínimos recursos, de reaprovechar, reciclar y no conformarse; su popularidad ha ido creciendo, también, y «cada año que pasa aparecen más artistas nuevos y cada vez hay más conciertos, más colectivos, más festivales, más talleres y el movimiento aumenta en número de seguidores». El mainstream, siempre atento, no se ha resistido a incluir esos sonidos en su repertorio. «Mientras tanto los sonidos de 8 bits se van expandiendo y aparecen por todos lados en géneros musicales mainstream como el rock, el hip hop, el electro, el drum&bass o el dubstep y pienso que aunque la gente no se da cuenta directamente, se va familiarizando con los sonidos. Prueba de ello son el superhit de Ke$ha Tik Tok, Girl de Beck, Stand Up Tall de Dizzee Rascal, o U should know better de Robyn con Snoop Dogg. Esto demuestra como estos sonidos que la generación de los 80 escuchó en su infancia, influyen en la cultura popular actual. Pero la escena de 8 bits no crece únicamente debido a la utilización de sus sonidos», explica Javier, «sino que los gráficos de 8 bits son usados cada vez más en animaciones, video creaciones, videoclips, anuncios y en todo tipo de expresiones visuales como el pixelart. Existen gran cantidad de ejemplos como el videoclip de Lenny Kravitz Breathe, realizado con gráficos de la Commodore 64, el videoclip de YourFavouriteMartian con Hoodie Allen, 8-bit World o muchos de los trabajos de Eboy». Es imposible pensar en música chip sin tener presente el componente visual. «Sin lugar a dudas los visuales juegan una parte casi igual de importante que la música en esta escena. Ambos se complementan y se necesitan y la mejor manera de entenderlos es combinándolos. Tanto los gráficos como los sonidos 8 bits son muy primitivos y salvajes si los comparamos a los de hoy en día, pero son auténticos, representan a toda una generación que ha vivido la aparición y evolución tecnológica hasta nuestros días y poseen mucha más personalidad. Los gráficos de 8 bits están basados en animaciones poligonales sencillas y en una gama de colores más básica, pero esto no evita que se sincronicen a la perfección con la música chip, ya que comparten unas limitaciones que vienen condicionadas por el hardware con el que son creados. Un aspecto que encuentro muy interesante en el método de creación de estos gráficos es el componente aleatorio que posee, como ocurre con el sonido, al trabajar por ejemplo con una Commodore 64, a veces no sabes como va a responder el propio hardware y te encuentras con resultados inesperados», me dice Javier. La aceptación de la música hecha con cacharros anticuados no es, ni mucho menos, mayoritaria. Recuerdo un comentario que se hizo en esta misma web a raíz de un vídeo de cTrix, nombre importante en la escena chiptune; «Es brillante. Es curioso. Es ingenioso», decía el comentario. «No es musica», remataba. Cabe recordar, como hace Javier, que «la música es un conjunto de sonidos ordenados que transmiten ciertas emociones y sin duda Ralp y goto80 lo consiguen. En su día hubo gente que decía que la música electrónica era ruido y no música, también dijeron lo propio del scratch, pero pienso que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Por hacer una comparativa, para mí goto80 es a la Commodore 64 lo que Jimi Hendrix fue a la guitarra eléctrica. Tanto él como Ralp son auténticos genios que han marcado un estilo propio y que han influenciado a muchos artistas posteriores». En Europe in 8 Bits, Javier entrevista a un buen montón de artistas muy destacados de la escena chiptune europea; no duda a la hora de reconocer que está «muy contento con la suerte que hemos tenido hasta ahora», habiendo podido entrevistar a gente como Johan Kotlinski, Oliver Wittchow, Goto80, Bit Shifter, Gwem, Tonylight o Henry Homesweet. Entre los nombres que están planeando incluir próximamente están Meneo, Fela Borbone, Gebhard Sengmüller, Gino Esposto, Michael Burkhardt «y muchos otros artistas europeos de diferentes nacionalidades» («aún nos queda un largo camino», reconoce), aunque «habrá gente a la que no podamos entrevistar como es el caso de Beck, Pepino o de Malcom McLaren, lo cual nos hubiera encantado para que nos dieran su versión personal sobre la escena». «PARA MÍ GOTO80 ES A LA COMMODORE 64 LO QUE JIMI HENDRIX FUE A LA GUITARRA ELÉCTRICA. UN GENIO QUE HA MARCADO UN ESTILO PROPIO Y HA INFLUENCIADO A MUCHOS ARTISTAS POSTERIORES».
Es un documental importante para el movimiento de la música chip, no me cabe ninguna duda, y ahora está buscando financiación por medio del tan popular crowdfunding. «Actualmente nos encontramos con bastante material grabado», me explica, «lo que ha significado una gran aventura recorriendo países como Noruega, Suecia, Holanda, Reino Unido, Italia, Francia, Alemania y España. Pero aún nos queda un largo camino por recorrer y nos gustaría visitar otros países como Polonia, Austria, Grecia, Suiza, Hungría o Rusia que también tienen una escena de música chip importante. Por ello nos encontramos intentando conseguir los medios necesarios para poder completar un documental bien contrastado. Acabamos de lanzar una campaña de crowdfunding para recaudar fondos a través de Internet con la página web española Verkami, esperando así obtener una mayor difusión y financiación que nos permita seguir con el rodaje y cubrir los gastos de la posproducción, que requerirá de mucho trabajo para componer una obra vanguardista como la que nos proponemos». Me gustan este tipo de iniciativas; demuestra que el videojuego, como creación donde confluyen muchas disciplinas, tiene una presencia cultural más importante de lo que a menudo pensamos incluso nosotros, jugadores. Si queréis, podéis ayudar en Europe in 8 Bits dando algo de dinero en su proyecto de Verkami; no os olvidéis tampoco de echar un ojo a su web oficial.
Solo los usuarios registrados pueden comentar - Inicia sesión con tu perfil.
No son chiptune puro pero Enter Shikari son putos genios mezclando una electrónica similar con un toque hardcore. Sobre todo el primer disco que tiene partes que cuelan perfectamente como música de un Metroid o un Megaman por ejemplo
Enter Shikari tienen canciones bien chulas pero aunque muchos los etiquetan como «Nintendocore» no lo son. Lo que hacen es mezclar posthardcore-metalcore y mil mandangas con Trance y Dubstep, por ejemplo. Su influencia no está en el 8 bits. Para nombrarte una banda famoseta que si que pilla sonidos 8 bits está Horse The band.
La paranoia de la que habla Europe in 8 bits no la conozco (no me ha molado un cojon la música, pero el hecho de usar los mismos cacharros obsoletos es un puntazo). Lo que si conozco son las decenas de grupos provenientes del hardcore/punk tirando a melódico que han salido los últimos 10 años llamados Nintendocore. Hay muchos pero no los conoce ni el tato, ya se sabe, el rock hoy día no mola, incluso un día escuche a u nos hindúesque mezclaban nintendocore con música tradicional india, muy loco . Por si a alguien le interesa horse de band, aquí va un directo:
http://www.youtube.com/watch?v=RK3DZ5DlsPs
Hombre yo a ES los veo «Nintendocore» en el sentido de las melodías que le meten a muchos temas que recuerdan muchísimo a videojuegos viejunos y son gloria bendita.
¿por que demonios aún no me he puesto en serio con Horse the Band? no recordaba que sonaran tan burros; aunque tampoco he escuchado mucho de ellos la verdad xD
No es que este tipo de música me llame demasiado, soy mas de AFX, Autechre, Proem, Bola, Arovane…( http://www.lastfm.es/user/Pragnarion ) Pero cuando escuche por primera vez la música de Disasterpeace en los trailers de Fez, fue amor a primera vista! Desde entonces no para de escucharlo.
https://www.youtube.com/watch?v=mYL-5N08JtA