Avance de Fire Emblem Awakening

Cuando Fire Emblem Awakening llega a su capítulo quinto han pasado ya muchas cosas, ha dado tiempo a ver mucho, pero todavía queda mucho por ver, también. Es difícil decirle adiós a Awakening llegados a ese punto, pero mejor no adelantar acontecimientos: todavía falta un buen tiempo para que el juego se ponga a la venta, así que de momento quedémonos con cuatro reflexiones tempraneras sobre algunas de las cosas buenas del juego, después de mis primeras horas con él.

No renuncia a ser accesible, pero tampoco a ser profundo.

Le dediqué mucho tiempo a Final Fantasy Tactics y he jugado a algún que otro Fire Emblem (los que sufrieran o se beneficiaran del Programa de Embajadores de 3DS tienen ahí Fire Emblem: The Sacred Stones para ir entrando en calor), pero el RPG táctico no es un género al que esté acostumbrado ni que se deje ver especialmente entre lo que juego; con Awakening, Intelligent Systems tienen en mente al fan de la serie que no necesita ninguna ayuda pero también al que necesita llevar los ruedines un tiempo hasta empezar a liderar las tropas sin depender de los consejos del juego. El sistema de ayuda no es nada intrusivo: ocupa la pantalla inferior y no para ninguna acción, es claro y cerrar los mensajes es tan molesto como pulsar un botón; además, se puede desactivar en cualquier momento.

Si queremos, Fire Emblem nos lleva de la mano todo lo que queramos, pero sólo si sentimos que lo vamos a necesitar para entender lo que ocurre en pantalla; si vamos sobrados, podemos ignorar sus consejos y sencillamente planificar las batallas desde el principio como nos venga en gana. Podemos incluso negarnos a saber cómo funcionan las novedades. ¡Ya me enteraré por mi cuenta, demonios!, grita alguien en su casa.

Los personajes importan.

He empezado dos partidas en Fire Emblem Awakening. En la primera me decidí por el modo para novatos, porque no confiaba demasiado en mis posibilidades de hacer las cosas bien; en el capítulo 3 ya me dieron una pequeña paliza de la que, al final, salí victorioso, pero decidí que empezaría una nueva aventura en la que la muerte permanente estuviera activada (y, de paso, no se pudiera guardar en cualquier momento). La posibilidad de desactivar la muerte permanente (sólo cuando empezamos una nueva partida, nunca en mitad de ella) hace que sea menos frustrante para aquellos que no quieran una experiencia con tanta presión, pero seguro que los habituales preferirán optar por lo clásico y tener que enterrar a los que caen en la batalla.

La muerte permanente hace que nuestras acciones importen, porque una estrategia mal planificada puede llevarnos a perder a alguien en cuyo entrenamiento hayamos invertido una buena cantidad de horas; también importa porque los personajes están escritos de maravilla: desde el principio, cuando, amnésico y perdido, nuestro avatar se encuentra con Chrom, Lissa y Frederick, el trío inicial de protagonistas, Awakening sabe hacer que sintamos cercanos a sus personajes, nos presenta los rasgos principales de su personalidad de una forma clara y elegante. La localización, como es habitual en Nintendo, es impecable.

Las novedades conviven de maravilla con lo clásico.

Decía que Awakening sabe hacer que nos sintamos cercanos a sus personajes, y esta cercanía puede verse reflejada en el juego: una de las novedades es el sistema de relaciones que pueden trabar los miembros de nuestro grupo, que a base de conversaciones entre combates y compartir experiencias en el campo de batalla pueden llegar tan lejos como para enamorarse y tener hijos, que luego, por cierto, pueden acabar uniéndose a nuestras filas. Enlazando con el punto anterior, imaginad qué tragedia si el hijo de dos de nuestros mejores soldados la palma en una batalla y lo perdemos para siempre. Todavía no he llegado a este punto del juego, pero me lo imagino y me da un desmayo.

No son las únicas novedades: cualquiera que haya jugado a un Fire Emblem reconocerá muchas cosas que vuelven de entregas anteriores, pero hay algunas opciones nuevas, como la posibilidad de emparejar unidades para que funcionen como una sola (que aumenta sus atributos, pero también les lleva a mejorar su relación), que funcionan muy bien dentro del esquema clásico de combate estratégico por turnos de la serie.

Técnicamente es sobrecogedor.

Por último, pero no menos importante, Fire Emblem Awakening es un juego con unos valores de producción altísimos. Seguramente sea el mejor juego para vacilar de consola: los vídeos son espectaculares y tienen una definición altísima; las escenas en 3D, no sólo las que hay entre combates y en las que vemos a nuestros personajes charlar o hacer avanzar la historia sino también las que se despliegan en los turnos de ataque, quitan el hipo; la dirección de arte, para redondear el asunto, es fantástica: del diseño de personajes, por ejemplo, se encarga Yusuke Kozaki, que ya trabajó en No More Heroes. A veces es difícil creer que estás jugando en 3DS, que este juego pueda funcionar en 3DS.

Llevaba unos meses sin jugar a mucha cosa en 3DS, o picoteando juegos que no acababan de convencerme. Parece que entre marzo y abril la cosa va a remontar; parece que, de nuevo o por fin, va a ser un buen momento para tener una 3DS en casa. Fire Emblem Awakening sale el 19 de abril, un dolorosamente preciso año después de salir originalmente en Japón.