Juguetes Nintendo

Lo de Nintendo con los Directs es un caso de estudio. Es un formato raro: es una presentación ya grabada, pero en el que varios de los máximos responsables de la compañía anuncian y explican los juegos que van a salir en, principalmente, los próximos meses. Simula la excitación de la conferencia tradicional, la excitación de estar siendo hablado directamente por un gran nombre de la megacompañía cuyos juegos compras, pero solo coquetea a medias con la narrativa de la conferencia: la de crear un hilo conductor (pushear los boundaries, abrirnos la puerta hacia el entretenimiento del futuro, que viene a ser romper las barreras entre Xbox y Windows 10 y los gráficos impresionantes y la realidad virtual de PlayStation, casualmente las virtudes que los seguidores de cada bando suelen esgrimir en la guerra de consolas) para los juegos, agruparlos, intentar crear una pequeña historia con ellos y con la parafernalia que los rodea. Un Direct no narra nada: es una exposición fría, a pesar de los colores y el entusiasmo guionizado, y se limita a ponernos los juegos en la cara en orden.

Nintendo es una juguetería, metafórica y literalmente. Sus juegos actuales siguen siendo los mismos que encajan de manera natural (como el resto, en parte) en las jugueterías, junto a los muñecos y los juegos de mesa, dos artes a los que Nintendo también se dedica activamente; los mismos por los que Nintendo se hizo relevante, entre los 80 y los 90, encontrando un hueco importante en las jugueterías de todo el mundo. Los Direct son una visita a Juguetes Nintendo (una grabado de antemano, y bien montado; si queréis, uno de esos anuncios de teletienda en los que el dueño de una mueblería te presenta sus sofás rapeando), y la intención no es que todos sus juegos y juguetes se incluyan en una narrativa con la que tú, el visitante, te vas a identificar, o que vas a aprobar, o en la que te vas a interesar; no quieren que todos los juegos que encajan en esa narrativa tengan la posibilidad de interesante, aunque en última instancia no vayas a jugarlos, sino que de tu visita a la juguetería saques uno o dos que quieras comprar. Creo que esa candidez del tendero es parte de lo que hace atractivos los Nintendo Direct: que fuera Iwata o sea Shibata el que nos anuncia lo que tienen en su juguetería le da un punto de inocencia que la acerca también al seguidor casual, además de al fan duro, que puede tener un interés que va más allá de los juegos, de saber si Nintendo is doomed o si va a poder usar esa ausencia de una narrativa marcada como munición para el eterno conflicto a tres bandas.

Hoy he visto, más o menos aburrido porque los juguetes que estaban saliendo ya están repetidos, el Direct dedicado a Nintendo 3DS y he encontrado la respuesta en ese parón (que mientras escribo esto continúa: la ventana de Twitch sigue mostrando a un Mii recibiendo a un grupete, por lo de la Plaza Mii) que sufrió Nintendo España en su retransmisión. Recargué la ventana un rato pero cuando vi que la cosa no funcionaba me cambié a la emisión británica: en pantalla estaba Yoshi’s Woolly World, la versión para 3DS del enorme plataformas de Wii U. ¡Otra conversión hacia abajo! Habíamos tenido pistas, pero Super Mario Maker, el nuevo Mario Party y Woolly World confirman la estrategia: amortizar juegos de sobremesa llevándolos a portátil, donde hay más público que pueda comprarlos. Una forma de enfrentarse a las malas cifras de Wii U: como desde hace varias generaciones, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, haciendo la máquina y también teniendo la responsabilidad de mantenerla en marcha con sus juegos, la mayoría de ellos responsables de que la cosa funcione.

Y de pronto anunciaron lo de Poochy, uno de los personajes que más gracia me hacen del mundo. Se llama Yoshi & Poochy Woolly World. ¡Uf! Hay niveles nuevos en los que manejas al perrete. ¡Hostia! Hay otros Poochys pequeños que te siguen y te ayudan. ¡Seguro que son opcionales! Van a sacar un amiibo de Poochy. ¡Hijos de puta! Odio los amiibo, pero quiero uno. Mirad a esta espléndida bestia de lana:

Ese es el juguete con el que me he ido hoy del Nintendo Direct. El resto me ha interesado menos, bien porque no tengo tanta urgencia (Picross 3D: Stage 2, por ejemplo) o porque falta mucho para que salgan (el Pikmin nuevo, por ejemplo). Quizá alguien tenga muchas ganas de otro, o tenga la vista puesta en muchos pero ninguno le llame la atención especialmente, o le apasionen todos y cada uno, porque su voracidad es extrema. Pero nadie se va con una sinopsis definida en la cabeza; cada uno tiene su opinión, y entre todos discutimos sobre si Nintendo está en el primer puesto (según como lo mires), en el segundo (el caso para mucha gente), abocada a la extinción (puede que sí) o buscando pastos más verdes fuera del gamer hardcore tradicional (sin duda). Por eso creo que es tan difícil buscarle un hueco a Nintendo en el trío calavera, porque parece que se ha convertido en otra cosa a base de quedarse anticuada de manera consciente, y quizá por eso Nintendo sigue ahí, haciendo vídeos-catálogo cada vez más fieles a su formato, versiones 3.0 del tradicional catálogo de Navidad del Corte Inglés, en vez de espectáculos en directo emocionantes y coreografiados al milímetro: todo el mundo se quiere separar un poco de los catálogos, pero parece que sigue habiendo gente que quiere hojearlos.