Sin ánimo alguno de competir con Steam, Kongregate anda preparando la que será su nueva tienda online de videojuegos con la que sus responsables aspiran a «encontrar su propio hueco en el mercado» como bien logró GOG en su día. La tienda se llamará irónicamente Kartridge (un establecimiento digital con el nombre del soporte físico por excelencia) y ofrece ciertas condiciones que podrían interesar a quienes quieran colocar su juego en el nuevo escaparate: no cobrarán ningún tipo de tarifa o cuota a los creadores ni habrá ningún proceso de aprobación manual, además de permitir a los desarrolladores poner el precio que quieran a sus juegos e incluso hacerlos gratuitos o dejar que el jugador decida cuánto paga. Kartridge compartirá, eso sí, algunas similitudes con Steam en cuestiones como los logros, los niveles de usuario y un sistema de chat. Según explica la CEO y cofundadora (junto a su hermano Jim) de Kongregate, Emily Greer, Kartridge no viene a sustituir a la conocida plataforma de juegos para navegador, pero sí reconoce que los desarrolladores están últimamente más interesados en hacer sus creaciones descargables debido en parte al apoyo cada vez menor de los navegadores a Flash y Unity Web Player. La plataforma Kongregate, eso sí, seguirá adelante y aseguran sus responsables que «goza de buena salud», aunque las dos plataformas serán independientes y no habrá conexión entre ellas. Serán dos comunidades distintas. Ante el miedo evidente a que Kartridge, sin cuotas y sin aprobación, se convierta en un caótico coño de la Bernarda digital, sus creadores quieren destacar que la clave de la tienda estará en una muy elaborada forma de relacionar jugadores y juegos, de proponer a cada usuario exactamente lo que podría interesarle. Para esto no solo van a utilizar sofisticado algoritmos en constante evolución, sino también la viejo y siempre entrañable mano de obra humana: habrá «un equipo editorial especialmente dedicado» a hacer que los buenos juegos encuentren su audiencia ideal aprovechando sus más de diez años de experiencia en temas de selección en la plataforma Kongregate. La idea es combinar preferencias personales con títulos que estén sonando con fuerza en la comunidad y entre los propios empleados para que la experiencia se sienta menos automatizada que, por ejemplo, en Steam. La compañía, por cierto, ya tiene cierta solera: Kongregate abrió su portal de juegos gratuitos para navegador en 2006 y un lustro después fue adquirida por GameStop, que a su vez se la vendió el año pasado al grupo de comunicación sueco Modern Times Group por 55 millones de dólares.
Redactor
- #Podcast
Las cabras
Podcast Reload: S16E15 – Los mejores juegos de 2024
- #Artículos
2024 Recap
2024 en Netflix Games
- #Noticias
Recarga Activa #948
11 bit cancela su Project 8, con el que el estudio apuntaba al público de consola
Solo los usuarios registrados pueden comentar - Inicia sesión con tu perfil.
Ostras que recuerdos de Kongregate, hubo un tiempo donde si no era un juego flash NO jugaba. Y no habla de un par de semanas o meses
Desde el 2006 jugando a Kongregate para conseguir mis badges.
Gamers en el segmento pobre.
Más que vender juegos deberían de centrarse en una plataforma interesante o que ofrezca algo nuevo, tiendas y resellers ya hay muchos.
Se puede digievolucionar y empezar a jugar indies viejos
Los imprescindibles creo que los he jugado todos.
Gracias a nuestro Humble Bundle. También para gamers pobres.
Me parece un gran movimiento, sacar algo similar a https://itch.io/: una tienda digital como Steam pero en la que además de no tener que pagar para publicar, como desarrollador puedes elegir si poner tu juego gratis o no, permitir que los jugadores paguen más del precio del juego si quieren y eliges el porcentaje de tus ventas que se lleva la plataforma (en Steam, consolas y móviles es siempre el 30%).
Esperemos que el algoritmo sea mejor que la escopeta de ferias que tiene para eso Steam, y ojalá tanto Valve como los que hacen consolas o móviles mejoren en este aspecto de ofrecer mejor a los jugadores juegos que les interesa, y además reduzcan el porcentaje de las ventas que se llevan.