DeNA da nuevos detalles sobre Miitomo, el experimento para móviles de Nintendo

Ya sabíamos que la primera incursión de Nintendo en el mundo de los móviles, guiada por su socia DeNA, tenía una avanzadilla poco nintendera: Miitomo, una especie de mandanga social en la que unos muñecos con características definidas por nosotros podrán comunicarse con los avatares de otros jugadores incluso aunque nosotros no estemos jugando. A primera vista parece algo así como un Tinder venido a más o un chat asimétrico que pretende ayudar a miles de japoneses introvertidos a relacionarse sin tener que hacerlo realmente. Quedaba más o menos sobreentendido que la ganancias saldrían de las compras de ropita y complementos, pero ya se sabía que Nintendo se plantea esto más como un experimento que como una fuente de ingresos. A punto de finalizar ya la campaña de Navidad, tal como prometió, DeNA ha decidido explicar alguna cosa más sobre Miitomo en una entrevista concedida por su presidente, Isao Moriyasu, al Wall Street Journal. Los datos son escasos, pero parecen apuntar a una red social todavía más convencional de lo que parecía en un principio: dice Moriyasu que están pensando en enlazarlo con las listas de contactos de Facebook para que nos comuniquemos con nuestros amigos reales de una forma que, asegura, es sustancialmente distinta al chat de texto tradicional. Lo que desde fuera parece una iteración más de la idea de siempre, un Habbo, dicen en DeNA que se distinguirá por ciertas sensaciones de confort y nostalgia y por una especial atención al entretenimiento a través de minijuegos que, intuyo, será Nintendo quien se encargue de aportar a la experiencia. La desarrolladora de la app ha confirmado también la existencia de transacciones de dinero real dentro del tinglado para comprar ropa y otros ítems que todavía no han especificado. En The Verge lo comparan con el concepto de los stickers del Line, un negocio que solo funciona si se vuelve muy popular. Desde luego, el margen para que este Miitomo se vea, se huela y se sienta nintendero parece francamente pequeño por mucho que se esfuercen en disimular la vaguedad de unas descripciones poco estimulantes.