Paradox Interactive ha publicado un informe externo acerca de la cultura laboral del estudio tras reconocer la situación en sus oficinas el año pasado. En septiembre, una encuesta interna reveló que 44% de los 133 empleados que participaron declaran haber sufrido «malos tratos» en la empresa, algo que destapó una presunta cultura de maltrato y discriminación de género. El reciente informe, de hecho, forma parte de las iniciativas que decidieron llevar a cabo en el momento de conocer estos datos, y lo ha realizado la firma sueca Gender Balance, especializados en casos de acoso y discriminación.
Los resultados generales coinciden con las experiencias reveladas en la encuesta publicada en septiembre y las declaraciones de sus empleadas en entrevistas con Eurogamer y el periódico suevo Svenska, donde detallaban los abusos y la toxicidad imperante en el estudio, así como la «cultura del silencio» que protege la reputación de los culpables. En este caso, se confirma que estos comportamientos surgen de problemas culturales que fomentan su mala conducta, algo que afecta especialmente a las mujeres.
Mattias Lilja, jefe de personal de Paradox, ha emitido un comunicado en consecuencia en el que destaca que «la transparencia total es la mejor manera de avanzar y abordar los problemas y comportamientos que se han identificado». «El 7 de febrero de 2022, Gender Balance entregó el informe final y las recomendaciones de su auditoría; se compartió con todos los empleados de Paradox poco después», señala Lilja. «Ahora estamos llegando al fondo de esto y tenemos una imagen concreta del problema. El informe es un primer paso para que podamos abordar realmente estos problemas y cerrar la brecha de confianza que existe. Todos deben sentirse seguros en Paradox y prosperar, y es nuestra responsabilidad garantizarlo».
Aunque indica que la agencia no encontró «tantos casos graves teniendo en cuenta el tamaño de Paradox», sí se reconocen una serie de sucesos descritos como «acoso sexual grave o manifiesto», y se han encontrado con unos casos extendidos de forma generalizada que incluyen «técnicas de supresión y jerga inapropiada/desagradable», que son «significativamente más comunes». Se trata de comportamientos que incluyen «el uso de un lenguaje duro y degradante, el ridículo, la crítica mezquina recurrente, cuestionar injustamente la competencia, interrumpir o hablar por encima de alguien en las reuniones, y culpar y avergonzar», algo que se produce especialmente por parte de los hombres, aunque algunas mujeres de los altos cargos «también son perpetradoras con cierta frecuencia de ciertas técnicas de represión».
Varias de las empleadas también han informado sobre «elogios o comentarios no solicitados sobre su apariencia» o «que se cuestione su competencia de una manera que no sucede con los colegas masculinos», unos hechos que les obligan a «minimizar su contacto con determinadas personas, poner una fachada dura o tener que anunciar que están en una relación para no recibir insinuaciones no deseadas de colegas masculinos».
Con relación a los casos más graves, el director de personal explica que no se ha procedido al despido de quienes los hayan provocado porque «no era una medida legalmente permisible, y el nivel de gravedad no justificaba que recurriéramos a la policía», aunque sí indica que «han entrado en juego otras medidas».
En cuanto a la forma de encarar estos problemas por parte de la directiva de Paradox, Gender Balance señala que «los gerentes carecen de la formación y la estructura de apoyo que les permitiría gestionar de manera constructiva los incidentes de mala conducta y adherirse a la DL y al AFS [la Ley sueca contra la discriminación y el Libro de estatutos de la Autoridad del entorno laboral]». Este hecho provoca que «muchos casos que deberían ser relativamente fáciles de manejar se desestiman o no se toman en cuenta, lo que crea un clima que en la práctica tolera la mala conducta», con procesos que «carecen de transparencia», contradiciendo las declaraciones de Lilja.
El siguiente paso será crear un plan de acción en colaboración con Gender Balance, los responsables de la empresa, los representantes sindicales y el departamento de RRHH para así lograr más cambios a mejor, con una próxima revisión que se publicará en otoño. «Este informe es un paso importante para hacer de Paradox un lugar de trabajo donde todos se sientan seguros y puedan disfrutar de su trabajo», señala Lilja. «Estamos profundamente agradecidos con todos los que dieron un paso adelante en el proceso de esta auditoría».
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«el uso de un lenguaje duro y degradante, el ridículo, la crítica mezquina recurrente, cuestionar injustamente la competencia, interrumpir o hablar por encima de alguien en las reuniones, y culpar y avergonzar»
Sálvame ha llegado a Suecia.