Primeras impresiones de Company of Heroes 2

Os diré una cosa: esta gamescom 2012 ha servido para darme cuenta de que si hay un género en alza ahora mismo este es el de los juegos de estrategia. Ni efe-pe-eses, ni cajas de arena, ni nada de eso… Total War: Rome II, XCOM: Enemy Unknown o el nuevo Sim City son solamente los nombres más conocidos, pero hay muchos más. De hecho, no deja de ser una clara muestra de esta ventaja que en los últimos tiempos ha venido cogiendo el PC respecto a las consolas. Así, el género más emblemático de esta plataforma ha decidido revelarse y —si me permitís— hay un título que sobresale sobre los demás: Company of Heroes 2.

Ya en su presentación oficial el pasado mes de mayo pude comprobar lo bien que lucía el retorno de Relic Entertainment a la Segunda Guerra Mundial, pero ahora que por fin he podido poner mis manos sobre él, las impresiones no podrían ser más positivas.

Seis años después de la primera entrega y superada esa borrachera de juegos basados en el mayor conflicto militar de todos los tiempos, el estudio canadiense se centra ahora en el lado menos glamuroso, pero también más sangriento, duro y decisivo de la Segunda Guerra Mundial. Company of Heroes 2 se ambienta en 1941en el centro y este de Europa, el llamado Frente Oriental, dentro de la llamada Operación Barbarroja con la que se rompió el pacto de no-agresión entre Alemania y Rusia. No es el primer juego en hacerlo – anteriormente títulos como Men of War o incluso Call of Duty 2 ya tuvieron sus raciones de estepa rusa, Stalingrado y bolcheviques – pero ya os avanzo que a partir de ahora éste será el referente.

Como sabréis los veteranos, Company of Heroes es un juego de estrategia en tiempo real con el estilo Relic, es decir, guerra de guerrillas. Olvidaros, pues, de tener que preocuparos por tener que gestionar ingentes cantidades de unidades y recursos, que para eso ya están nuestros amigos de Creative Assembly. Aquí el ritmo es mucho más acelerado, los tiroteos se suceden mientras nos movemos escuadrones no muy numerosos, improvisamos sobre el terreno, tomamos decisiones rápidas, flanqueamos al enemigo, etc. Esa era la actitud del primer juego y esto es algo que se mantiene intacto en esta segunda parte – algo que, por otro lado, contrasta con el hecho de que el ejército bolchevique, el que controlaremos durante la Campaña contra los nazis, basaba su guerra de desgaste del ejército alemán en su ingente cantidad de unidades más que en el poder destructivo de su desfasado armamento.

En los noventa minutos de juego de que dispongo para superar las dos misiones que nos aguardan en el búnker de Relic en la gamescom —que, por cierto, está absolutamente escondido debido a la ausencia de THQ en el evento— tengo la oportunidad de probar algunas de las novedades de esta segunda parte. En la primera misión, perteneciente a la Campaña, un escuadrón formado ocho artilleros y cuatro ingenieros ha de hacerse con el control de una serie de puntos del mapa y defenderlos. En este entorno completamente nevado, se pone de manifiesto el nuevo sistema de líneas de visión. Y es que en Company of Heroes 2 la visión de nuestras unidades y la de nuestros enemigos no dependerá tanto de una cuestión radial sino de un complejo sistema que tiene en cuenta todos los elementos del entorno, incluso la neblina y las tempestades de nieve recreadas de forma volumétrica. Los soldados ven únicamente lo que vería alguien en ese lugar de forma totalmente realista.

La verosimilitud es, de hecho, uno de los puntos que más están teniendo en cuenta en Relic. El objetivo es que lo que veamos en pantalla sea lo más parecido posible a lo que ocurrió en batallas como las de Smolensk, Moscú, Rostov, Kursk, etc. Y gran parte de responsabilidad en este aspecto corre sobre el nuevo Essence Engine 3.0, que más que mostrar lavado de cara total respecto a la anterior entrega, muestra todo su potencial en los pequeños detalles. Para empezar en la nieve, que aquí tiene una importancia brutal, no tan solo a nivel de ambientación sino también como elemento a tener en cuenta a nivel táctico. A su vez, el nuevo motor gráfico da el do de pecho en todo lo relativo a las soberbias animaciones de los personajes, el detalle de los personajes y vehículos, las explosiones —muy contundentes, creedme— y los efectos atmosféricos.

Prosiguiendo con la misión uno se da cuenta de que a nivel de controles —y más allá de nuevas uniades y comandos— el juego mantiene el esquema básico del primer Company of Heroes. Calcular bien donde mover a tus unidades sigue siendo el elemento más importante para hacerse con la victoria. En este sentido, destaca que en esta ocasión contamos con un sistema de coberturas más completo y estratégico, algo que se nota desde el momento en que me doy cuenta que no todos los enfrentamientos se acaban resolviendo con la clásica estrategia de coger desprevenido al enemigo desde un ángulo inesperado.

Es durante este primera misión donde tamién tengo oportunidad de probar la nueva opción de recuperar vehículos abandonados, algo que me va de perlas para añadir un T-34 que las fuerzas del Eje habían dejado “aparcado” en medio de tundra.

Superada la primera misión —he de reconocer que, en gran parte, gracias a los refuerzos automáticos que esta demo para periodistas patosos te va enviando cuando estás en apuros— es el momento de probar el multijugador (aunque con bots). El objetivo, como siempre, es conquistar una serie de puntos del mapa y en este caso sí que podemos hacerlo con cualquiera de las dos facciones en guerra, cada una con sus tácticas y movimientos específicos. En esta ocasión hace tanto frío que los soldados se debilitan, hasta el punto de que pueden llegar a morir. Para evitarlo mando construir a los ingenieros pequeñas fogatas durante el camino para que suba el medidor de temperatura corporal de mis escuadrones. La fuerte ventisca también ha reducido mi visión y mi niebla de guerra prácticamente a nada, así que los dos equipos avanzamos casi a ciegas por la nieve.

Los combates son intensos pero mis unidades no dejan de moverse hasta que no queda ningún alemán en pie. Quien sabe si por miedo a la cruel Orden #227con la que Stalin, bajo el famoso grito ‘¡Ni un paso atrás!’, obligó a su ejército a no retirarse del frente fuera cual fuera el peligro, y bajo amenaza de muerte aunque fuera a manos de sus propios compañeros. Curiosamente, también es uno de los eslóganes de este Company of Heroes 2, y no cabe duda de que es acertado, puesto que esta segunda parte, con sus mejoras, va camino de superar a un juego que ya era excelente.