Primeras impresiones de Asura's Wrath

Aunque es evidente que el estudio se siente cómodo con Naruto, la gente de CyberConnect2 parace estar más pasada de vueltas de lo que el joven ninja les permite demostrar. Por eso ha hecho un videojuego basado, de la forma más fiel que uno pueda imaginar, en un anime que no existe. Hiroshi Matsuyama, que tiene el mando durante la presentación, no para de gritar y gesticular locamente. Lo vive hasta lo indecible, se ríe a carcajadas con algunas escenas que seguramente ha visto ya docenas de veces. Su éxtasis es contagioso, pero para nada se ve como un payasete. Un animador, tal vez, y de los importantes; en su tarjeta, que momentos antes repartía serio, según el protocolo, pone que es el CEO de la compañía. Nos dice que empezaremos viendo una faceta desconocida de Asura’s Wrath y razón no le falta. El protagonista, de joven, se relaja en unos baños termales típicos. Le acompañan su maestro, Augus, y un par de jovencitas que sujetan la bandeja con sake como buenamente les permiten sus enormes pechos. Es una escena en primera persona limitadamente interactiva; puedes mirar alrededor para ver a otros Dioses que resbalan al salir del agua, descubrir que hay más de un voyeur en esas montañas y, claro, darle caña a la bebida. Eso último hace subir la barra de Burst, que indica qué tal va el progreso, lo que queda para pasar a la siguiente escena. En las batallas funciona como un medidor de vida inverso para el enemigo, pero aquí indica más bien lo burro que se va poniendo Asura; cuando ya está que no puede, que se le va la mano, el sensei le gira la cara y propone un combate en la Luna para enseñarle modales. August empieza con su discursillo, pero un icono en la parte superior izquierda —Pulsa redonda para «Shut Up»— nos anima a empezar el enfrentamiento con un buen puñetazo traicionero. Cada golpe en Asura’s Wrath, especialmente durante los abundantes QTE, tiene una fuerza descomunal. Gloriosa. Épica, incluso. Entre escena y escena, hay algo de espacio para el enfrentamiento más tradicional y manual, pero son esas cinemáticas que obligan a pulsar botones concretos en momentos adecuados los que marcan el desarrollo de la pelea, los que muestran la aparición de esos cuatro brazos suplementarios. La intensidad sigue disparándose y ahí llegan, no podían faltar, esas lluvias de puños que van chocando mientras Matsuyama pulsa como un loco —doblemente— el botón que la pantalla le pide. Aquello era tan Dragon Ball, me estaba gustando tanto a pesar de lo rudimentario de la narrativa y lo aparentemente simple del combate, que casi ni me lo creía. Durante el momento momento, con el cuarto movimiento de la Sinfonía del Nuevo Mundo poniendo los pelos de punta y Asura cayendo a la Tierra atravesado por la interminable katana de August —cuya puntita acabaría saliendo por el otro extremo del jodido planeta, ya lo visteis en el tráiler—, mi propio medidor de Burst llegó al máximo; quería ponerme de pie y empezar a gritar que aquello era la puta hostia, pedirle un High Five al ya amigo Hiroshi. Pero él tenía que seguir jugando, quedaba un último QTE para romper la espada, pero justo cuando se disponía a dar el golpe… つづく. Continuará. El formato episódico ((Dentro del propio disco, que nadie se haga líos.)) explícito no es cosa de los vídeos promocionales; así es tembién en el juego, que a veces muestra incluso esas dos imágenes que flanquean las pausas publicitarias en cualquier serie de animación japonesa. Queda realmente bien. La principal duda que plantea Asura’s Wrath tiene que ver con la cantidad de tiempo que pasaremos en cinemáticas más o menos adornadas. En la demo que fui corriendo a probar tras la presentación, aquella con el célebre enemigo del dedo gigante, el porcentaje de combate normal —suave y con un buen control, pero sin nada especialmente sorprendente— era realmente bajo. Dos batallas con dos enemigos finales, pues, no sirven para responder la pregunta de si miraremos mucho y jugaremos poco. Y a pesar de que soy el primero que pide más de lo segundo, lo otro es descaradamente emocionante y, a su manera, rabiosamente divertido. Sí, va a ser algo solo para ese público dispuesto a fliparse, a rememorar unas referencias evidentes mejor representadas aquí que en sus propios videojuegos, pero ni @nae ni un servidor estábamos de guasa al colocar el título de Capcom y CyberConnect2 entre lo más destacable de la gamescom.