No sé si os acordáis de Earth Defense Force 2017: cuando lo jugué me pareció una pequeña delicia, pero puedo comprender que haya gente que no sienta lo mismo. No es un juego para todo el mundo: para disfrutarlo hay que aceptar lo que propone, pero una vez lo haces, ¡oh, amigo!, qué placer sientes en las entrañas, qué disfrute. Hace aproximadamente diez minutos me he enterado de que Eurogamer, versión británica, le puso un 9 en su día; eso me hace sentir cierta paz interior, saber que no soy un enfermo del todo. Dando vueltas por el Convention Center de Los Angeles, el martes pasado, noté un olor: era el aroma a cutrerío mezclado con sangre de insecto que desde hace un tiempo sólo me recuerda a Earth Defense Force: ¡eureka!, ahí estaba Insect Armageddon. La gente parecía pegarse a su alrededor por no jugarlo; eso debería haberme dado una pista, pero fui inocente y decidí ir a darle un tiento. Lo que sigue es la crónica de mi viaje al país de las hormigas de quince metros. Si por algo funcionaba tan bien Earth Defense Force 2017 era porque, en lo esencial, era una oda al videojuego. Ahí estaba, cristalizada, la esencia que el videojuego ha arrastrado desde hace cuarenta años, condensada en unas cuantas decenas de misiones en las que nos abríamos paso en un mundo plagado de insectos gigantes, tirando edificios abajo y casi llorando de la risa y la emoción en muchísimos momentos. Para triunfar, Insect Armageddon sólo tenía que mirar a su antecesor y decir: OK, hagamos lo mismo, pero hagámoslo más grande. El gran problema es que Earth Defense Force: Insect Armageddon no es divertido. Es el último chiste que se cuenta en una ronda de bromas en un bar, ese que cuenta el amigo sin gracia y que sólo le hace reír a él mismo mientras los demás se miran entre sí, incomodados. Es el chiste de alguien que no tiene sentido del humor, que no logra entender por qué un chiste es bueno y que no consigue ejecutar uno con éxito. Hay una serie de cosas que hacen que juegos como los Earth Defense Force sean divertidos: control ágil, concesiones que juegan brutalmente a favor de la jugabilidad (como munición infinita o salud muy flexible en muchos momentos), ligereza sólo pretendida que esconde cierta profundidad brillantemente pensada… Insect Armageddon no me dio la sensación de ser eso. Porque en Insect Armageddon nuestro personaje no se controla (aunque esto también depende de la clase que escojamos; hay cuatro) tan bien como debería: quitando el hecho de que alguna clase, como la llamada, en inglés, Battle, son directamente injugable) han hecho todo muy complejo, y mientras que algunas opciones van bien (esquivar, por ejemplo) otras simplemente denotan el mayor mal de nuestra generación: ver las cosas buenas de otros juegos pero no saber representarlas bien en los tuyos. El ejemplo claro es la recarga: al hacerla, una barra nos indica cuánto tiempo queda para que hayamos terminado, y en el centro de la barra hay una muesca; cuando el progreso de la recarga va por esa muesca, pulsando el botón de recarga de nuevo nos ahorramos la segunda mitad, haciendo que el proceso sea más corto y podamos volver a la acción antes. Esto, lógicamente, viene de Gears of War; pero mientras que en Gears fallar una recarga no frenaba drásticamente la acción, aquí no recargar usando el truquillo de la muesca supone tragarse un proceso largo y tedioso que rompe en dos la experiencia de juego, convirtiendo una acción tan habitual como recargar en un momento de auténtico pánico. Pero no sólo es eso. Los insectos no mueren de forma satisfactoria. Algunos enemigos no mueren, y no sabes por qué. Todo es demasiado confuso, en general, y algunas de las cosas que han intentado mejorar o modificar para acercar el juego a un público más amplio sólo logran embarrar el conjunto, haciéndolo muy poco atractivo para los que amamos el anterior y, de todos modos, dejarlo bastante espantoso para los jugadores menos amigos del bajo presupuesto y el cutrerío. Porque 2017 era eso: un juego simple, sencillo, sin complicaciones, accesible para cierto tipo de jugadores (un tipo nada refinado, jugadores que pueden tragarse el equivalente en videojuegos a un plato de mierda y aun así sacarle algo bueno; ese tipo de personas) que encontraron en él una experiencia que, básicamente, era un beso en los morros de la experiencia arcade más directa, sencilla y despreocupada posible. Insect Armageddon va un poco más allá por el camino de, no sé si decirlo así, occidentalizar la experiencia, añadir elementos que gusten a más gente, ampliar el espectro de jugadores, resintiendo así la experiencia. 2017 era videojuego cristalizado; en Insect Armageddon han intentado estirar el asunto más de la cuenta, y, ojalá me equivoque, da la sensación de que el tiro les va a salir por la culata. Por el bien de mi salud mental, espero que no sea así.
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Vaya hombre, menudo bajonazo. En fin cuando este por 15€ lo pillare por simple completismo, pero no negare que me voy a casa un poco menos feliz.
«…para cierto tipo de jugadores (un tipo nada refinado, jugadores que pueden tragarse el equivalente en videojuegos a un plato de mierda y aun así sacarle algo bueno; ese tipo de personas)» —> Yo soy de esos, dame lo que sea, que si es divertido lo demas me da igual, pero en este caso parece que ni eso
Qué desilusión :_( Todo lo que yo pedía era un EDF2017 con más rascacielos y lanzacohetes, doble ración de vísceras de insecto… y un buen coop online.
Parecía mierda de la buena. Es una lástima que no llegue a divertir y resultar gratificante. Aunque me da que en el análisis final la cosa puede tomar un cariz más positivo.
Me acabas de joder el día….
Pasarte el 2017 con un colega en Inferno es la experiencia cooperativa más jodidamente intensa de esta generación.
Ni Duke Nukem ni pollas en vinagre, éste era el juego que esperaba con más ganas en todo el año. Y vale, viendo los cambios que habían introducido a nivel de diseño, me esperaba lo peor. Y ha sucedido.
Joder.
Joder hermanos. Que no sabeis que este lo han hecho gringos en lugar de los gloriosos desarrolladores de sandlot?.
Vamos, habran dicho «solo tenemos que mejorar esta cutrez». Y PEIM.
Tranquilos chicos, hablo desde el futuro y al final todo salió bien. Sacaron EDF 2025 y con EDF 4.1 parece que van a rozar el cielo.