Riot Games intenta defenderse de las acusaciones de sexismo lanzadas por sus empleadas

Era Kotaku la que soltaba la bomba. Una pieza de periodismo de investigación que les había costado varios meses construir tras numerosas conversaciones con casi 30 empleadas de Riot Games. Mayoritariamente desde el anonimato —por miedo no solo a ser despedidas sino a arruinar su carrera en la industria— las trabajadoras de la compañía describen un estudio en el que las mujeres no son respetadas, no tienen las mismas oportunidades y, ante todo, no son tratadas de manera justa.

«La filosofía de ‘bros before hoes’ está muy arraigada en la compañía aunque ellos lo ven como meritocracia», comenta una empleada poniendo algunos ejemplos de las excusas que suelen usarse para no ascender a las mujeres a puestos de poder. Entre las anécdotas narradas por las trabajadoras se encuentran comentarios sexuales acerca del físico, el envío de nudes no solicitados (a hombres y mujeres) y cadenas de emails comentando como sería «penetrar» a una compañera. Aparentemente esto era un piropo. Las mujeres señalan que esta cultura del machismo daña también a muchos de sus compañeros, poniendo como ejemplo que si en alguna reunión no asistían mujeres, algunos trabajadores se divertían tirándose pedos en la cara de los otros. Una empleada describe la situación comparándola con trabajar en una fraternidad.

Acorde a las estadísticas de la propia compañía, el 80% de sus trabajadores son hombres, lo que Riot defiende argumentando que buscan, ante todo, jugadores hardcore para completar sus filas. Pese a que la gran mayoría de puestos de poder están ocupados por hombres, las pocas mujeres en posiciones altas han contactado con Kotaku para negar la información o para dejar claro que ellas no han sufrido ningún tipo de experiencia similar a las detalladas por las fuentes. Sin embargo, los centenares de ejemplos narrados en el artículo han puesto la imagen de la compañía en entredicho y esta no ha tardado en salir a defenderse.

Mediante un comunicado, Riot Games admite que no ha «estado a la altura de sus valores» y se compromete a «tomar acciones contra la mayoría de las situaciones narradas». Como si Cecilia D’Anastasio, la autora de la pieza, hubiera adivinado por donde irían las excusas, la periodista adelanta en su artículo que hasta hace cinco meses, y tras las preguntas enviadas por ella misma, Riot no contaba con ningún sistema, política o estrategia para fomentar la diversidad y evitar el bullying y el acoso. Añade que, tras sus emails, el estudio se limitó a poner un apartado en su web sobre cuestiones relacionadas con la integración de minorías. D’Anastasio afirma, tras consultar varias entrevistas previas de los fundadores de Riot, que el único interés de la empresa es contratar a jugadores experimentados y que duda constantemente de que las mujeres puedan serlo.

«Al ir creciendo hemos hecho progresos y puesto aún más esfuerzos tras nuestro programa de diversidad e inclusión para mejorar Riot», afirma el estudio sin aportar ningún ejemplo de estrategia para hacerlo funcionar más allá del apartado de su web. «Admitimos que tenemos mucho trabajo por hacer para alcanzar nuestra meta, y esto empieza por escuchar el feedback tanto de los trabajadores como de los demás, así como por proporcionar a nuestros trabajadores las herramientas y guías necesarias para sustentar nuestros valores». La compañía no se disculpa, no detalla cuáles son esas guías, ni cuáles serán las medidas tomadas para evitar que se repitan las situaciones que se denuncian.