Journey

Sandstorm es un juego sobre perderse en el desierto

Sandstorm es un juego sobre perderse en el desierto

Despierto en medio de una tormenta de arena. El desierto es un plano sepia en apariencia infinito; a mi lado, el carro en el que llevo las provisiones. Como un recuerdo, la silueta de mi camello aparece al lado, recordándome que tengo un camello y que lo necesito para mover el carro. Camino un poco y el mundo gira: el desierto está haciendo de las suyas, como si quisiera tragarme; mientras vago en busca del animal encuentro una brújula, una ayuda importante en un sitio tan hostil. Encuentro a mi camello y lo llevo hasta el carro. Monto en el rudimentario vehículo y comienza la travesía por el desierto: pronto anochece, y cuando despierto el camello no está allí. Exploro los alrededores y vuelvo a encontrarlo. Repito el proceso del día anterior. Repito el proceso también el día siguiente, pero esta vez la noche se ha llevado no solo a mi camello, sino también mi brújula. Mientras busco la brújula veo un árbol que llama mi atención, y voy siguiendo un confusísimo camino hasta llegar a un pozo. Cuando me quiero dar cuenta, la tormenta de arena ha tapado mis huellas. No encuentro mi carro. La noche cae y estoy solo en medio de la nada. Despierto al lado del pozo. Mi personaje ha escrito una carta: «Estoy más perdido que nunca». Estoy más perdido que nunca.

Una partida de Sandstorm es más o menos así. El objetivo es llegar al Monte Distante, que se dibuja en el horizonte, si nos fiamos de lo que dice nuestro avatar. Somos un peregrino que vaga por el desierto, con sus provisiones en un carro y un camello con una molesta tendencia a irse de paseo por las noches. El desierto es misterioso y agotador y terrorífico, en realidad: es habitual perder objetos al hacer noche en medio de la tormenta, es difícil saber si las siluetas que vemos de vez en cuando son espejismos o los espíritus de otros que tuvieron peor suerte, y para colmo las páginas de nuestro diario vuelven a nosotros una y otra vez, a pesar de que las dejamos volar con la tormenta por si alguien las encontrara y pudiera echarnos una mano.

Sandstorm es un juego bien jodido, mecánica y emocionalmente. Da la sensación, y por ahí me ha ganado, de que no va sobre atravesar el desierto: va sobre perderse en él.

La base es sencilla: el movimiento del peregrino y todas las acciones que podemos llevar a cabo con él se solucionan con las flechas y una tecla (o con la cruceta y un botón, si usamos mando; una opción agradecida, siempre), pero la idea es plasmar la desorientación y hostilidad de viajar en medio de una tormenta de arena. Es aquí donde Sandstorm tiene unos cuantos ases que lo hacen muy interesante: la cámara se mueve constantemente, de manera más o menos impredecible, dificultando enormemente la exploración y haciendo imprescindible la cautela, el uso intenso de los banderines, cinco, que podemos clavar y quitar para marcar hitos que nos ayuden a desandar el camino cuando la tormenta haya tapado nuestras huellas. Incluso la incursión más inocente en las arenas en busca de un fragmento de diario o un nuevo ítem puede terminar en desgracia si no medimos bien nuestros pasos: un despiste y puede que cuando volvamos al carro tomemos la dirección opuesta. En Sandstorm, en cuestión de segundos puede ser demasiado tarde para retomar el camino a salvo.


Es una forma interesante e inteligente de pensar en la exploración de un espacio, de crear una experiencia narrativa sólida sobre un viaje hostil a través del desierto usando recursos muy de videojuego: la confusión de la tormenta de arena representada a través del movimiento de la cámara, el tedio de la rutina mañanera para emprender de nuevo el camino obligándonos a buscar lo que se nos ha perdido durante la noche, la alegría visceral de encontrar algo donde creíamos que no había nada repartiendo en el infinito desierto minimalista solo unos pocos objetos, que a la vez nos hablan de otras personas y de sus viajes y sus invenciones y todo lo que se ha perdido en medio de la tormenta de arena.

Sandstorm tampoco huye de algunos usos y costumbres típicas del videojuego: a pesar de ser muy experimental, tiene un desarrollo comprensible y hay una serie de hitos que nos pueden hacer pensar en una progresión más o menos normal. También hay un bestiario que vamos desbloqueando cuando cumplimos ciertos objetivos (terminar el juego, conseguir ciertos objetos, descubrir ciertos misterios que esconde el desierto) y una colección de fragmentos de diario que podemos consultar para, a medida que vamos enfrentándonos a la tormenta, ir haciéndonos una idea más clara de cuál es la historia de este peregrino del año 23, quién sabe de qué siglo.

Sandstorm está desarrollado, en colaboración con varias personas más, por Daniel Linssen, también autor del recomendable Roguelight, un pequeño gran juego en el que tenemos que abrirnos camino por los varios niveles de una mazmorra iluminando el camino con nuestras propias flechas. La navegación por un espacio incierto parece un tema que interesa a Linssen; por ahí van los tiros también en Birdsong, un plataformas que, como Roguelight, también es una aproximación más arcade a la exploración del escenario.

No dudéis en ver todos los juegos de Linssen aquí; muchos de ellos se pueden descargar sin pagar nada, aunque cualquier donativo será agradecido, seguro.

Sandstorm se puede comprar en itch.io por un mínimo de algo más de tres euros.

  1. Víctor Martínez

    @petete_torete
    Te meten 0,63 de impuestos, al final se queda en 3,2 euros, por ahí.

  2. Gegr is Win

    The Sun and Moon es precioso, y difícil como él solo.

  3. kulapik

    Ni una sola referencia a Darude me duele.

  4. santiagobuda11

    Muy interesante el concepto si mezclan unas de las ideas de el jrpg como el tema de la fantasía en cuanto a los secretos del desierto seria interesante mucho mucho.