Thunderful Games ha anunciado la adquisición de Jumpship, responsables de Somerville. De hecho, la noticia ha llegado exactamente el día de salida de la ópera prima del estudio que, además, se puede jugar en Game Pass desde hoy mismo.
El acuerdo de la editora sueca se ha cerrado por una suma de 6 millones de libras (unos 6,85 millones de euros) y resultará en la adhesión del estudio británico junto a sus (aproximadamente) 25 empleados, incluidos Chris Olsen, creador del universo de Somerville, y Dino Patti, exdirector ejecutivo y cofundador de Playdead (Limbo, Inside). Patti conservará su papel como productor ejecutivo en Jumpship, aunque también asumirá unas nuevas labores como asesor estratégico de Thunderful Games.
«Nuestro equipo marca su propio rumbo y es genial encontrar un socio que no solo lo entienda, sino que realmente pueda apoyarnos», explica la directora de Jumship, Claire Boissiere, sobre un acuerdo que, como suelen contarnos, mantendrá la independencia del estudio. «Las relaciones establecidas de Thunderful con las plataformas y su experiencia a la hora de poner los juegos en manos de los jugadores nos brindan una infraestructura en la que podemos concentrarnos en lo que hacemos mejor: crear juegos que desafíen a nuestra audiencia tanto emocional como intelectualmente».
La noticia no solo llega el mismo día de lanzamiento de Somerville, sino que también la hemos conocido poquito después de que mi compañero Víctor Martínez publicara su análisis en nuestra web. Pese a las grandes expectativas por el nombre de Dino Patti que, efectivamente, muestra un gusto y una inteligencia admirables, parece que no siempre consigue mantener el interés de la misma forma. En sus propias palabras:
Lo más frustrante de Somerville seguramente sea que en el fondo se le notan unas ambiciones casi vanguardistas, y el gusto y quizá hasta el talento necesarios para sacarlas adelante; algo, sin embargo, acaba frenándolas en todo momento, lastrando su correcto desarrollo y haciendo que el juego acabe dejando un sabor de boca agridulce. No apetece meterse con Somerville; no apetece darle más vueltas de las estrictamente necesarias a sus momentos más flojos, y aun así me cuesta no permitir que sean esos momentos los que acaben definiendo mi experiencia con el juego. Al final, creo que hay más sombras que luces en este debut, en el que, con todo, se ven unas cuantas imágenes potentes y alguna situación interesante; no tantas como podrían verse, por desgracia, y ninguna que tenga el potencial para impactar y definir en el imaginario del videojuego como tuvieron sus grandes referentes.
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