Valve mejorará el sistema de cromos de Steam para evitar el farmeo

Aun sabiendo que hay gente capaz de encontrar la manera de sacarle dinero a literalmente cualquier cosa, ni se me había pasado por la cabeza que alguien estuviese sacando unos euros del sistema de intercambio y compraventa de cromo de Steam con métodos no del todo éticos. El proceso que explica la propia Valve en su blog es bastante sencillo de entender y aun así sorprendente. Sorprende que alguien se tome tantas molestias. «Hay unos falsos desarrolladores que se aprovechan de una función que ponemos a disposición de todos los desarrolladores en Steam, que es la capacidad de generar códigos de Steam de sus juegos. Esta gente genera varios miles de códigos de su juego y se los entregan a bots a cargo de cuentas de Steam que entonces ejecutan el juego y lo mantienen abierto hasta para conseguir los cromos», cuentan en Valve. Lo curioso del asunto es que el dinero no solo viene de vender esos cromos en el mercado, porque si el juego (que en este caso es una excusa, un relleno hecho sin esfuerzo; posiblemente un clon de otra cosa o algo peor) no tiene ningún interés la demanda obviamente se reducirá a los cuatro enfermos que necesitan tener todos los cromos de todos los juegos en su colección. Donde están los céntimos es, por lo visto, en el hecho de que de cualquier transacción monetaria con cualquier cromo el desarrollador del juego del que se brotaron esos cromos se lleva un pequeño porcentaje. Resumiendo mucho: es como tener una máquina que imprime unos cromos que, al venderse, nos garantizan unos royalties. Por lo visto el problema que tiene Valve con este asunto no es tanto que el dinero circule de maneras algo turbias (¡es el libre mercado, baby!), como el hecho de que se les esté llenando la tienda de falsos juegos. Al parecer la función de los bots que desbloquean los cromos de esos juegos está afectando al algoritmo de popularidad de Steam, lo que provoca que el sistema termine promocionando juegos que aparentemente está jugando mucha gente y por tanto son populares pero que en realidad son solo una impresora de cromos. La solución que propone Valve es crear algo así como una nueva variable de confianza que sirva para comprobar y tener en cuenta si los cromos generados salen de un juego que alguien humano ha comprado y está jugando. Yo me lo imagino como esos formularios, los captcha, o las casillas de «No soy un robot», que puedan aparecer durante la partida o al salir del juego, antes de recibir los cromos, pero no han especificado todavía cómo será la medida en cuestión. En todo caso, ni siquiera esta voluntad de mejorar algo que falla puede cambiar la sensación de que Steam ya no es útil como bazar donde curiosear. Sirve para comprar juegos que conocemos, para mantener comunidades y para actualizar sin esfuerzo lo que tengamos instalado (amén de probar contenido generado por los jugadores), pero lo que viene siendo el escaparate de Steam hace tiempo que quedó sepultado en un amasijo de basura de todos los grados y sabores. Y cuando uno se pone a hojear ese catálogo inabarcable termina con la sensación de haber estado perdiendo el tiempo.