Este año empezó con un nuevo récord: durante 2023, se publicaron más de 14.500 juegos en Steam, según cifras de SteamDB. Cuanto más echamos la vista atrás, más impresionante es el aumento (en 2013, hace diez años, solo salieron 435), pero la diferencia entre 2022 y 2023 ya es considerable: el año anterior fueron 12.500, dos mil menos. En GameDiscoverCo van un paso más allá y aportan el total: hay casi 80.000 juegos en Steam, y también «más demanda», dicen, aunque la demanda y la oferta parecen estar creciendo a ritmos diferentes. La pregunta, entonces, es: ¿hay demasiados juegos?
La respuesta puede ser la misma (resumiendo: sí) y tener detrás razonamientos distintos. Si se lo preguntas a alguien que tiene la sensación de que no le da la vida para jugar a los muchos juegos formidables que parecen salir semanalmente (una sensación relativamente común en 2023), te dirá que sí, que hay demasiados juegos, aunque quizá lo diga con un brillo positivo: la explosión de creatividad que llevamos viviendo desde hace unos años es genial, y cada vez hay más propuestas interesantes, potentes e incluso excéntricas que se cruzan incluso en los caminos más mainstream. Si se lo preguntas a alguien que intenta ganarse la vida vendiendo juego, posiblemente coincida en que hay demasiados juegos, aunque esa persona quizá trague saliva al responder. La competencia es cada vez mayor, y la misma política de puertas abiertas que ha convertido a las plataformas de distribución digital en un mercado en el que están todos los públicos, esperando a encontrar lo que sea que quieras publicar, ha hecho que cada vez haya más títulos con los que pelear por el espacio en las secciones clave de cada tienda.
Se da la circunstancia de que muchos de estos juegos, una parte no menor de esta competencia, son genuinamente abominables (clones de Vampire Survivors, remezclas de tutoriales, shovelware pornográfico), una circunstancia que no parece que vaya a ir a mejor ahora que Valve ha abierto Steam al contenido generado con IA. El resultado es una sobrecarga que hace que en la mayoría de tiendas, con Steam como principal pero no única representante (las consolas, a priori más cerradas, tienen los mismos problemas), repasar la lista de lanzamientos más recientes sin más filtro que la fecha de publicación sea una experiencia abrumadora, de la que seguramente la mayor parte del público huya por puro agotamiento. Así, cada vez resulta más importante confiar en el algoritmo que selecciona lo más destacado; es un juego al que los más grandes juegan mejor que nadie, así que al final tienes que elegir, estés en Steam o donde sea, si es mejor que te hagan compañía Call of Duty, FIFA y Assassin’s Creed o los trescientos juegos pornográficos sobre waifus nazis que se publican cada semana.
Pero, ¿hay demasiados juegos, realmente? He pensado en este tema más de lo que esperaba estas dos últimas semanas, en parte por los titulares que han aparecido en muchos medios a raíz de las cifras de SteamDB pero también por otros motivos. Uno de ellos, quizá el más importante, tiene que ver con mi propio trabajo. Si de un tiempo a esta parte mencionamos tanto lo que hace gente como Dominic Tarason, que en Twitter destaca juegos, por lo general de Steam, que a su parecer han hecho menos ruido del que merecen, es porque la idea de la hidden gem es muy potente: ocultas entre montañas de basura y asset flips, puede haber joyas que de no haber sido por la gente que se mete al barro a rescatarlas ni siquiera sabríamos que existen. Llevo un par de años visitando con asiduidad SteamDB, en concreto la sección de upcoming releases, principalmente para ver cuántos de esos consigo encontrar. Ayer mismo, domingo, dediqué la mañana entera a visitar una a una las páginas de Steam de todos los juegos que van a salir en enero; empecé más o menos a las nueve de la mañana y no terminé hasta casi la hora de comer.
Y no sé si este ejercicio dominguero me sirvió para encontrar algún juego que en el futuro consideraremos un clásico de culto, pero sí encontré unos cuantos títulos que de otro modo posiblemente nunca habría visto. Encontré Home Safety Hotline, uno de esos juegos con interfaz de ordenador antiguo que cuenta una historia de terror partiendo de la premisa de que gestionas una empresa de control de plagas. Encontré Extreme Evolution: Drive to Divinity, un «juego de plataformas expresivo» sobre la evolución, con unos gráficos realmente extremos. Encontré Freakhunter, un híbrido entre dungeon crawler y rail shooter que parece experimentar con los límites de lo que es ser un juego de disparos en primera persona. Encontré otros cuantos, también, y en muchos de ellos ni siquiera me habría fijado de no haber hecho el ejercicio (recomendado, pero fatigoso) de entrar a cada página y dedicar un poco de tiempo a ver qué se cuece por ahí: mirar el tráiler, leer la descripción, alguna vez cotillear en los foros (este paso, el más avanzado, suele ser también el más fácil: en la mayoría de casos están desiertos). Ni siquiera me habría fijado en ellos porque a efectos prácticos son indistinguibles de los clones de Vampire Survivors, de los seudojuegos porno, de los proyectos hechos por hacer algo y que (previo pago de 91,99€, reembolsables si ingresas más de 1.000 dólares; muchos juegos no llegan a eso, por cierto) aparecen en Steam diariamente vete a saber tú por qué.
En ese Steam alternativo, que por momentos casi parece un sueño febril (o itch.io), la respuesta a la Gran Pregunta es menos evidente. ¿Cuántos juegos son demasiados juegos, después de todo? ¿Qué juegos deberían estar en Steam, y cuáles deberían distribuirse en canales no comerciales y quizá más afines con lo que proponen? ¿Cuáles son los juegos que deberían ponerse a la venta? ¿Son acaso los juegos de verdad, y no los otros? ¿Son los que se hacen por dinero? ¿Los que se hacen ganando un sueldo? ¿Los que usan unas herramientas concretas? ¿Los que se adscriben a unos géneros específicos? ¿Los que pueden dedicar el dinero, o el esfuerzo (¡o la suerte!), necesarios para ganar visibilidad y estar en las bandejas de entrada de los medios grandes, de los streamers que toquen, en los picaditos del Summer Game Fest o el Indie World o el Wholesome Direct?
Una de las incomodidades que se solían mencionar cuando se empezó a cuestionar la legitimidad del 30% que se lleva Valve (o Nintendo, o Sony, o Microsoft) por cada venta en su tienda tenía que ver precisamente con los pocos esfuerzos que se hacen para ordenar o dar visibilidad a los juegos que se publican en Steam; de ahí que Dominic Tarason y compañía sean guías (de compra, al final) muy útiles para enterarse de lo que ocurre en la cara oscura de las tiendas que visitamos a diario. Pensando en este tema, se me ocurre el ejemplo de Bandcamp, otra plataforma muy abierta y en la que se publica mucho de lo que en petit comité podríamos llamar «morralla», pero que lo gestiona con un equipo editorial propio que publica a diario selecciones, entrevistas, recopilaciones y artículos en las que da a conocer «lo mejor» de su catálogo, masivo y cada día también más amplio, a través de piezas que siempre remiten a la propia Bandcamp y que no solo ayudan a navegar mejor lo que hay disponible (en ese caso, música) sino que también crean marca, definen ambiciones y te animan a explorar más allá de los límites, siempre estrechos, de tus gustos propios.
No sé si algo así tendría sentido en Steam, o para el caso en cualquier otra tienda, y si uso el caso de Steam y no otros es porque precisamente la de Valve es, creo, más que solo un escaparate para venderse o un lugar en el que comprar cosas; es también una comunidad y una plataforma cuyo valor último depende también de las muchas interacciones no comerciales que se dan en ella. El caso es que la idea de que salen demasiados juegos, que parece tan evidente cuando te fijas en las tablas y en las cifras, se vuelve menos evidente cuanto más de cerca lo miras. Abro hilo.
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Me ha impactado el dato de 2013, año suficientemente lejano como para no recordar a qué estaba jugando en aquellos tiempos.
No sé si habrá demasiados juegos en Steam, pero tengo en general la sensación de haber demasiado de todo. Tenemos más capacidad que nunca de producir y publicar, de emprender lo que sea, pero la capacidad de consumir, o el tiempo en este caso, es el mismo; es más, consumimos con más voracidad e impaciencia, por lo que simplemente habrá más tasas de fracaso. En Steam habrá de todo y seguro que hay juegos publicados que con tener una venta ya son un éxito, pero da vértigo solo pensar de aquí a un tiempo la cantidad de juegos que habrá en total.
Pero igual que digo eso, en el mundo hay de tó y pa tós, y nunca dejo de sorprenderme de la cantidad de tiendas que solamente se dedican a la venta de fundas de móvil, traseras infantiles (de mierda) para dejar de pie las tablets y altavoces bluetooth RGB. Y ahí están, con sus dos o tres empleados abiertas. Y creo que Steam tiene un 80/90% de eso también.
Para mí la clave del debate es lo que apunta el compañero de arriba: no tanto cuántos juegos hay como el cómo nos enfrentamos a su consumo que, efectivamente, es de una forma insanamente voraz e impaciente.
Habrá de todo, obviamente, gente con una disciplina de consumo innata que se enfrentan única y exclusivamente a los juegos que de verdad interesan y que no abandonan hasta ser terminados (o abandonados, pero exclusivamente por motivos de feeling), PERO creo que no es nada arriesgado decir que ya somos una inmensa mayoría los que nos vemos abrumados por la cantidad de cosas que tenemos pendientes (y siempre con unas cuantas espadas de Damocles en forma de títulos que están a punto de salir) y eso, inevitablemente, termina pasando factura en el cómo jugamos a lo que jugamos.
Sin ir más lejos: ¿cuántos streamers tienen en su comunidad el meme de que no paran de empezar juegos y sin embargo no terminan ninguno?
O yendo todavía menos lejos: yo me considero con cierto TOC al respecto; me genera mucha ansiedad dejar juegos a medias y, sin embargo, me termina resultando IMPOSIBLE no distraerme con otros juegos cuando tengo uno entre manos que se alarga demasiado (¿qué es alargarse demasiado? El debate sobre la duración de los juegos, en realidad, también tiene relación con la cantidad de juegos por jugar, ¿no?). Ahora mismo estoy ORGASMANDO con Sea of Stars, pero le llevo 15h y HowLongToBeat me dice que me queda todavía la mitad, lo cual, en términos de vida adulta con responsabilidades e imprevistos, se traduce en un par de semanas, y conocer este dato automáticamente dispara diferentes estreses: el 28 sale Like A Dragon, mi juego más hypeado, ¿me da tiempo a acabar Sea of Stars? Tal vez, PERO ahora me apetece meterme PEC el PoP, por puro FOMO, y entonces, ¿qué hago? ¿Abandono Sea of Stars para meter PoP entre aquel y Like A Dragon? ¿Dejo el PoP para el -cada vez más desmesuradamente inabarcable- backlog y acabo Sea of Stars antes de Like A Dragon? ¿No voy a Like A Dragon de salida, temiendo entonces los spoilers por rrss y un nuevo FOMO? ¡¡AaAaaaAAAaHhhHHHh!!
Y esto es un brief glimpse en la cabeza de alguien que juega solo en consola y a cosas normalmente «mainstream» (entendiendo cierto grado de indie ya totalmente mainstream), imagina si eres un Dominic Tarason, con todo el tiempo y todo el Steam del mundo. Y si ya eres alguien que mete cabecita en itch.ios, ¿cómo mantienes la cordura?
No sé si hay demasiados juegos, pero este ritmo de capitalismo salvaje tiene que parar, y si no lo van a parar por nosotros igual lo tenemos que parar individualmente, por salud mental (ay, problemitas de puro privilegio, cuán dulces).
@tensin
Muy de acuerdo y muy representado en todo lo que comentas y escenificas. De hecho, yo he llegado a un punto que muchas veces cuando me planteo «a qué juego en este rato», por paz mental, me apetece más salirme a regar el naranjo y las 4 hortalizas que tengo antes que encender la consola. Porque siempre está el debate interno de, este es juego de una tarde, pero ya es de noche, podría estar una hora con este, pero es que eso no da para nada… O como clavas, es que en nada sale este, y puedo o no acabar el que tengo a medias (yo también soy incapaz) o cuando vaya a empezar el siguiente, en nada sale otro.
Tengo un compañero que plantea respecto a la fotografía que, el hecho de poder hacer tantas como la memoria del dispositivo permita, la ha desvirtuado totalmente. Cuando tenías un número limitado te pensabas muy bien qué foto hacer. Con el tiempo creo que algo de razón lleva y que se puede aplicar a los videojuegos.
Por cierto, me ha encantado la expresión «PEC», la conocía pero no en formativo sigla. Por deformación profesional, para mí PEC es Presupuesto de Ejecución por Contrata, pero no voy a poder volver a verlo con los mismos ojos.
@zer0
Sí, con respecto a todos esos «argumentos» que nos damos a nosotros mismos para jugar o no jugar a x cosas en función del tiempo que tenemos (o del estado mental, como dice @gonzalo_ht) supongo que la respuesta es un trabajo personal e introspectivo sobre la gestión personal del tiempo, especialmente enfocado en el ser capaces de atentar contra la eterna invitación (¿obligación?) contextual de ir a por lo siguiente, a por «lo que toca», y asumir sin ansiedad que «lo que toca» es efectivamente un ritmo inabarcable y que, por tanto, tocará cuando toque, en cada caso individual. Al final jugar a tu ritmo y a cosas que salieron hace dos años es pura revolución, y la revolución siempre es un lugar solitario. Como dice gonzalo mola mucho sentirse parte y arropado por «lo que toca», así que me parece mucho más fácil decirlo que hacerlo; para hacerlo hay que ser el mismísimo Buda o algo.
Y el símil de la fotografía, compro, pero también tiene el lado oscuro de la sacralización improcedente de los formatos analógicos que devalúan el digital, como pasa por ejemplo en el cine, especialmente en campos tipo el experimental, donde si trabajas en digital no existes (sí, siempre hay excepciones) y, en realidad, con ello lo único que se fomenta es un clasismo rancio porque el acceso al celuloide, por muy caducado y muy lo que sea, está limitado a unos pocos por cuestiones económicas, como siempre. Pero esto igual ya es off-topic; no sé si estirando así el símil sigue valiendo para los videojocs.
P.D.: si yo tuviera un naranjo (molaría más un membrillo) que regar, también sudaría olímpicamente de esa partida al Prince of Persia, jajaja.
Me he quedado pensando en ello y he caído en que, al final, no hay mal que por bien no venga, y que gracias a todos estos títulos que son potenciales fuentes de ansiedad (por la conversación que les rodea) aparecen como safe places todos esos juegos a los que volvemos por puro amor y por absolutamente ningún influjo externo. Es triste y a la vez curioso pensar que, por ejemplo, cuando juego a Sea of Stars, lo estoy disfrutando a la par que pensando «por favor acábate ya, que tengo que pasar a lo siguiente», PERO, cuando decido pasar de todo y ponerme el Wave Race 64, no existe presión ninguna y el disfrute es genuino y original, porque de principio a fin es una experiencia completamente ajena al mundo, no sujeta a time line ninguno, suspendida en el espacio de lo «irrelevante» y que, sin embargo, me hace bien.
Lo cual conecta con el melón de cómo decidimos en qué paradas del time line de La Conversación nos paramos. ¿Sabéis el meme ese del tipo que va por un museo posando su vista sobre TODAS las obras, pero no más de un segundo en ninguna? Es un poco así. En realidad es terrible cómo nos bajamos juegos (gratis, del plus, por ejemplo) o demos, entramos dos minutos y decidimos cancelar experiencia, cuando quizá a los 40′ conectaríamos totalmente con la obra… un poco lo que decía @gonzalo_ht, de nuevo.
@tensin
De hecho a mí me pasa algo curioso y es que no soy capaz de centrarme o valorar los juegos cuando tengo muchos, por ejemplo el GamePass, tiene buenos juegos pero no consigo dedicarle atención a solo una cosa.
En cambio si me compro un juego aunque de entrada no me convenza le doy las oportunidades que hagan falta y termino disfrutándolo mucho.
Me pasa parecido a la música, uso mucho Spotify pero me cuesta horrores oír un disco entero. Escoger un disco y escucharlo hasta el final y no cambiar cuando una canción no me convence.
Me he comprado recientemente un discman y vaya, escucho muchas veces discos que me gustan.
En mi caso claramente necesito límites y menos posibilidades para no dispersarme xD
Como dice @zer0 creo que el tema es que hay mucho de todo.
Películas, series, juegos, música, podcast, creadores de contenido de lo que sea, da igual, hay muchos de cualquier rama, artistas…
Es abrumador e inabarcable. Con los juegos pasa que es fácil escuchar podcast mientras estás a otras cosas y pensar que buena pinta tiene esto o aquello, pero difícil sacar el tiempo para jugar y ya no solo jugar, sino sentir que aprovechas ese juego. Que juegas a la obra maestra de turno en un estado mental bueno, que no estás estresado o cansado, y que vas a empaparte bien de esa experiencia.
En general esto pasa con todo y por eso también tenemos mucho contenido olvidable, porque en el fondo nuestra mente necesita esa paz o desconexión que nos da una serie chorra o un juego sin grandes pretensiones.
Supongo que toca ir eligiendo a que dedicamos el tiempo aceptando que vamos a perdernos muchas cosas porque sencillamente es imposible llegar a todo.
Yo con los juegos me he bajado de las novedades aunque estos reyes he caído con el Alan Wake 2, que me encanta, pero realmente tenía el Blasphemous (el primero) a medias que me está flipando. No «necesitaba» ese Alan Wake aún y puede que hasta febrero no le dedique tiempo en serio, pero el consumismo pudo conmigo.
Mola mucho también porque no decirlo sentirse parte de la conversación, que salga un FF VII y formar parte del evento de la sala, las redes sociales, tus amistades, tus youtubers favoritos, todos en la misma ola. Pero no compensa seguir ese ritmo la verdad.
En el caso de Steam el tema de los destacados en la tienda para dar visibilidad tiran de algoritmo para por un lado destacar juegos que funcionan y por otro destacarte juegos de forma personalizada en función de cosas tipo juegos que tienen tus amigos, recomendaciones de curators que sigues o en función de los tags de los juegos que juegas, o juegos que tienen gente que ha comprado juegos similares a los tuyos. Siempre y cuando tengan reviews mínimente decente (no piden medias muy altas ni muchas).
Por otro lado, se montan campañas temáticas donde alguien -normalmente externo a Valve pero de la mano de ellos- monta una promoción con varios juegos junto a los desarrolladores de los mismos si pasan un cierto criterio.
Al menos antiguamente en Apple o Google tenían un equipo editorial que hacía campañas temáticas de destacados por su cuenta y avisaban a los devs/publishers de campañas que venían (p.e. juegos de terror para Halloween), como también vemos en consola p.e. en PSN.
El que lo haga un equipo editorial a mano tiene la parte buena de que alguien humano filtra, la mala es que eso limita los juegos a los publishers/devs que tengan el contacto de esa gente que filtra para hacerles saber que su juego existe. Y luego está el tema de si tu gusto coincide con el de esa persona.
Sobre la cantidad de juegos de Steam que han salido al año, en esa página de cantidad de juegos anuales puedes filtrar por tag para quitar morralla, que en la mayor parte es la causante de la subida loca anual (el crecimiento en juegos que llegan a un mínimo no es tal). P.e. puedes pedirle que muestre juegos con el tag «indie», o «vr».
La figura del Personal Shopper, pero Personal Videogames Companion, donde según tu perfil te dice a qué juegos debes prestar atención y cuales te van a sentar mal.