Desde Los Angeles: Electronic Arts y Ubisoft aman la próxima generación

Cuando el telón bajó y las luces se apagaron y la fiesta terminó, en la conferencia con la que Electronic Arts daba su pistoletazo de salida en este E3 de 2013 empezó a sonar Faith, de George Michael. La referencia a Arrested Development está muy cogida por los pelos, vale, y la que apunta a la protagonista de Mirror’s Edge es muy clara; en algún lugar entre esas dos está el llamamiento a la fe que es, en gran parte, el E3 de este año. Sin nada tangible a lo que agarrarse, la gente que no tiene la fortuna de poder estar en el Convention Center mientras escribo esto puede que no sepa muy bien qué pensar; a los jugadores (los compradores: el E3 es una feria pensada esencialmente como un gigantesco catálogo que los que estamos aquí debemos descifrar, interpretar y transmitir como mejor podamos) sólo les queda la fe para elegir favoritos, formarse una opinión y codificar su realidad en lo relativo a los videojuegos de próxima generación. Por eso me gustó tanto la conferencia de Electronic Arts. No me atrevería a decir que fue arriesgada, pero sí supieron gestionar bien el espectáculo y soltarse la melena cuando fue oportuno. Empezar con Garden Warfare y su maratón de parodias y coñas no fue especialmente ortodoxo; había que quitárselo de en medio, supongo, y mejor meterlo al principio que entre Battlefield 4 y Dragon Age. Los de PopCap demostraron un sentido del humor fenomenal anunciando al final Pebble 2 sin decr nada más que el título. Lo importante es lo que vino luego, y no sólo por los juegos que pudimos ver. Golpes sobre la mesa aparte (ninguno especialmente inesperado, pero tanto Battlefront como Mirror’s Edge 2 son juegos que tenemos que tener muy presentes), la apuesta por la próxima generación de consolas que hizo EA fue de órdago: desde el primer momento, Peter Moore dejó claro que todo lo que íbamos a ver era para Xbox One y PlayStation 4, una apuesta por el futuro que todos recibimos con mucha alegría. Llevamos muchos años con las mismas consolas, queremos cosas nuevas; como podéis imaginar, dentro del Convention Center de Los Angeles llueven los arañazos por poner las manos encima de los mandos de las nuevas consolas, y por eso saber que la conferencia que estábamos a punto de ver iba a centrarse por completo en ellas fue una de las mejores noticias que nos podían haber dado. Y de nuevo está el tema de la fe. Battlefield 4, hasta donde sé, estaba corriendo en PC (los 64 jugadores al mismo tiempo en el escenario nos dieron una imagen bastante impresionante, en todo caso), y podría apostar algo por que Need for Speed Rivals (impresionante, por cierto) también; Dragon Age, Battlefront y Mirror’s Edge 2 tuvieron peso, pero fueron poco menos que promesas; el segmento de EA Sports sólo tenía FIFA 14 como prueba tangible del nuevo motor, Ignite, aunque las pequeñísimas demos que pude probar a posteriori dejaban ver un NBA Live 14 que apunta maneras y un UFC que, no tengo mucha duda, lo tiene fácil para ser imprescindible entre los aficionados al noble arte de partirse el cráneo a golpetazos, por mucho que me duela que Fight Night esté cada vez más lejos. La intención es lo que cuenta, dicen: dedicarse en exclusiva a la próxima generación fue un movimiento decidido y que hizo que saliéramos de la conferencia contentos y con ganas de tener fe. Ubisoft fue más conservadora, más en su línea, y dio la sensación de que intentó marcarse otro Watch Dogs con The Division, dejando para el tramo final uno de los juegos más potentes de los que se han visto en el E3. Si se trata de enseñar paquete, Ubisoft ahora mismo es el vacilón setentero con más mojo de toda la discoteca: con los ojos como platos nos quedamos al ver cómo de una premisa tan genérica y poco inspirada salía una demostración de técnica tan brutal y bien ejecutada. The Crew todavía tiene algo más que demostrar, con su demo algo verde y su concepto grandilocuente: un MMO de carreras a lo Need for Speed desarrollado por Reflections, los creadores del tristemente menospreciado Driver: San Francisco. Entre lanzamientos para la actual generación, experimentos con Rabbids (la serie de televisión y juego para Xbox One que se apunta al concepto cross media de la nueva de Microsoft) y algunos viejos conocidos (¡South Park!), Ubisoft se mostró más comedida, menos decidida que Electronic Arts a la hora de lanzarse de cabeza hacia la próxima generación, aunque queda claro que no tienen intención de quedarse atrás. En esta no hubo Faith como hilo musical final, aunque no estaría de más tener un poco: ya sabemos cómo son las demos tempranas que se ven en el E3 y cómo acaban llegándonos a nosotros los juegos, aunque si algo estoy aprendiendo este año es que quizá la próxima generación va a ser bastante más impactante de lo que esperábamos. Cuesta no adelantarse más de la cuenta y pensar en el catálogo a medio y largo plazo de las nuevas consolas, pero de momento queda claro que las third parties ya tienen en el horno más de un proyecto que puede dejarnos con los ojos como platos a poco que nos descuidemos. No es difícil tener fe en el futuro.