Guerra de consolas, guerra de personas

Economía, estimaciones, emociones

Ahora que la «guerra de consolas» ha llegado a los tribunales, ¿es acaso posible hablar de videojuegos fuera de ese marco discursivo?

Si tuviera que dar un titular para lo que está sucediendo estos días con el juicio entre la FTC y Microsoft, sería: «Batalla judicial reaviva la guerra de consolas». Para las que estéis un poco perdidas, la Federal Trade Commission, ese organismo regulador que vela por la supuesta salud económica y salvaguarda la competición en el mercado, lleva a juicio a Microsoft por la compra de Activision/Blizzard, alegando que este movimiento de gigante-come-gigante podría suponer un monopolio por parte de la compañía estadounidense. El barco más grande de esta compra, Call of Duty: aunque se me escapan los datos específicos y no querría aburriros con ellos, hay información de sobra para entender por qué este bocado se podría atragantar a los organismos reguladores (y por qué a Sony le vendría muy bien).

Y vengo a escribir esto aquí porque, a pesar de no entender completamente los datos económicos que se dan, he visto demasiado Succession como para no saber que detrás de todos estos palabros corporativos y opacos que pronuncian las personas con traje hay mojo que sacar. El juicio está poniendo en la palestra a personajes cuyos nombres me eran desconocidos hasta ahora: Beth Wilkinson (consejera de Microsoft), Sarah Bond (jefa de la experiencia de creadores Xbox), Dov Zimring (jefe de producto de Google Stadia). Y sin embargo, todos estos nombres que no recordaré cuando acabe este artículo son parte del ecosistema que genera la industria del videojuego, con sus filias y sus fobias, uno importado momentáneamente a un entorno judicial en el que precisamente el lingo corporativo de peloteo y de decir mucho sin decir nada, no sirve. Por eso en el juicio han salido algunas takes interesantes de estos directivos, que por fuerza de conocer el mercado por dentro o por ignorancia de su base de jugadoras, son tan pintorescos:

  • Sarah Bond apunta que Diablo es el juego favorito de su padre y que está destinado a una audiencia específica (imagino aquí que se refiere a padres jubilados). También dice que Call of Duty es un juego sobre ser un salvador en un escenario bélico (*risas enlatadas*)
  • Pete Hines está molesto con que las jugadoras estén cabreadas con la exclusividad de Xbox de Bethesda. 
  • Nintendo Switch está en otra liga, separada de las consolas con más performance como PlayStation o Xbox, declara todo el mundo constantemente durante el juicio.

(Imagino que cada una aquí tendrá una percepción distinta sobre algunas de estas aserciones, así que podéis dejarlas en los comentarios.)

Pero, a la manera de los juicios televisados que hemos estado viendo estos últimos años, como el horrendo Depp vs. Heard o más recientemente Sanderson vs. Paltrow (un jubilado acusaba a Gwyneth Paltrow de haber chocado con él esquiando), hay claros protagonistas en estas salas, cuyas palabras se esperan con expectación. Mucho se ha comentado sobre el traje de Phil Spencer o sobre la aparición en el juicio de la declaración pregrabada de Jim Ryan mientras el CEO de Sony salía en una foto con Hideo Kojima. A pesar de todos estos salseos inocuos pero entretenidos, hay mucho que rascar en términos de ideas, que sin duda moldean las comunidades alrededor de sus consolas: si Phil Spencer dice que sus rivales tienen más juegos exclusivos, Jim Ryan dice que la compra de Activision/Blizzard es anti-competición; si Spencer dice que Xbox es la tercera consola en el mercado (por detrás de PlayStation y Switch), Ryan dice que a los publishers no les gusta el Game Pass de Microsoft y que los shooter gustan más en Estados Unidos que afuera. 

Lo que queda claro es que el mercado es un campo de batalla y que las jugadoras estarán dispuestas a poblarlo de carne de cañón

Y al final son estas dos personalidades, yendo a juicio de forma indirecta, las que dan cuerpo a un pulso de mercado, una evidenciación de que la guerra entre las consolas es cada vez más personal. Lejos quedan las palabras cariñosas y cuidadosas de ambos para sus comunidades en los eventos propios: aquí se mide el mercado, esa masa de jugadoras globales en términos númericos, esos globos oculares por cuya atención compiten constantemente. Y, claro, todo esto nos conduce a ver a las consolas en términos de ganadoras y perdedoras: mientras Spencer dice que la guerra de consolas es un constructo social, no para de dar leña a ese fuego en el que unos pocos se queman en Twitter. Son estos binomios que salen por doquier durante el juicio, estas caracterizaciones siempre en oposición del otro, las que certifican que no es la sociedad la que construye esta competición en términos bélicos por ciencia infusa, si no que la competición de mercado consiste en hacer Otros a las marcas y jugadoras que no sean la tuya. 

Estoy segura de que el juicio nos dejará más momentos interesantes e ideas descacharradas que ya no cabrán en esta columnita escrita con furia e inercia. Tampoco cabrá el veredicto, que imagino que interesará a alguien más que estas diatribas pintorescas. Pero lo que queda claro es que el mercado es un campo de batalla y que las jugadoras estarán dispuestas a poblarlo de carne de cañón. Y yo que quería escapar de este campo semántico para hablar de videojuegos…

Colaboradora

Literatura comparada y crítica de videojuegos en Terebi Magazine y Nivel Oculto, siempre buscando intersecciones. Al final, como en Inside, soy una cosa amorfa.

  1. Gordobellavista

    Últimamente no me parecía tan mal la guerra de consolas, al final es un entretenimiento para quien guste. Como esas quedadas que hacen las pandillas de ultras en mitad de la nada para darse de ostias. Algunas veces miraba los comentarios de Vandal, supongo que como mucha gente. Entretiene, se ha convertido casi en un género literario aquello.
    El problema es que es superinvasiva, no es posible confinarla. Al final acabas sospechando de las opiniones de los demás, chinchando con la tuya o, lo que es más habitual y casi lo peor: modulándola para que no sea interpretada como guerra de consolas.

  2. Xandru

    La verdad es que con este juicio están saliendo un montón de trapos a la luz, y se ve de verdad cómo funciona esta industria por detrás…. Para Pep esto debe ser Disneylandia!
    Al final es evidente que la cosa va de megacorporaciones mirando por sus intereses, o sea, más dinero para mí y menos para mis competidores, y que todas esas declaraciones de «el interés de los gamers» son patrañas y chorradas que no se creen ni ellos.

    Editado por última vez 29 junio 2023 | 10:44
  3. GenisMP98

    Muy buena recapitulación, escribes que da gustito Clara 🙂

  4. orwellKILL

    Para mi la guerra de consolas se acabo el día que empece a trabajar y a ganar un sueldo. Bien por no depender del dinero de mis madres, bien por comprender lo que cuesta ganarlo, bien por aceptar que las empresas tienen un objetivo principal y todo lo demás es humo para marear.
    El salseo esta muy bien, y lo disfruto, pero en mi opinión no representa la realidad que veo.
    Y puedo estar equivocado, no pasa nada.

  5. NahuelViedma

    Unpopular opinion: Me gusta la guerra de consolas, ojalá mas gente la abrazase, aún sabiendo que es una chorrada.

    PD: No pude evitar darme cuenta que te refieres a las jugadoras, en lugar del clásico masculino neutro u optar por el inclusivo. Creo que me parece guay aunque no sepa bien porqué xD

    1. Nessin

      @nahuelviedma
      Vaya por delante que me parece un buen texto. Pero ya que comentas lo del femenino. Me gustaría decir que a mi lo de usar siempre el femenino me confunde más que otra cosa, acostumbrado al masculino para usar colectivos, siempre que leo «jugadoras» tengo un segundo de bloqueo preguntándome si se refiere solo al colectivo femenino o también al masculino. Llegados a este punto prefiero un «les jugadores» que deje claro al colectivo que te refieres. Usar el femenino por defecto para todo me parece una postura algo agresiva contra el lenguaje tal como está reglado actualmente. Espero que nadie se ofenda con mi comentario, solo es mi opinión 🙂 paz y amor.

      1. Gordobellavista

        @nessin
        A mí también me ha confundido, casi cada vez, lo de leer «jugadoras». Me llevaba a pensar en mujeres durante unos segundos. Y con eso me doy cuenta de que cada vez que hablamos de «jugadores»… pienso en hombres. Es fuerte.
        Tenemos un problema con el lenguaje. Sé que va a ser complicado de resolver pero, hasta entonces, agradezco que alguien pegue con el aldabón pa recordarnos que tenemos un problema.

      2. Sohofollie

        @gordobellavista (super ególatra comentar aquí evidenciando que leo los propios comentarios a mis textos) pero es una postura para esto exactamente que dices aquí. Si algo me enseñó estudiar filología es que la lengua la hacen las hablantes y yo quiero poner luz en todas aquellas que jugamos. Me gustaría utilizar más el NB que comenta @nessin, pero a veces se me va y sí que se me queda la concordancia descacharrada.

      3. NahuelViedma

        @sohofollie
        Al revés!! Acá no creo que nadie piense que eres ególatra por eso. No escribo, pero supongo que debe ser un impulso normal leer los comentarios a raíz de un texto propio y mola mil saber que nos leen 🙂

        Me gusta que se use el inclusivo también (creo que en Anait Deborah lo usa) pero no sé, entiendo su propósito porque en definitiva abarca a mas personas por fuera del binomio masculino/femenino, pero justamente por su naturaleza de solución final siento que pasa por alto un poco el problema inicial. En su afán totalizante creo que se pierde algo.

        A lo que voy es que si hubieras escrito en inclusivo seguramente lo habría pasado por alto (el masculino ni hablar claramente). En este entorno de los videojuegos, «las jugadoras» se siente mas una declaración de intenciones (no digo que sea así, ya lo sabrás tú eso), de golpe lo lees y te choca de frente, es como dice @nessin mas agresivo y por eso me gusta. Te hace pensar, eso siempre es de agradecer. Saludos!!!