El medio es el derrape: Sobre la beta de Trackmania Turbo

Este fin de semana me he dedicado a jugar a la beta de Trackmania Turbo. Era abierta; a pesar de mi irracional negativa a caer en la trampa de las betas-demo, me pudo la curiosidad de probar cómo va eso de tener un Trackmanía en una consola de nueva generación. Jugué el sábado y el domingo, y no pude dejar de pensar una cosa: qué bien hace todo este juego.

Hubo variantes. ¡Todo bien!, pensé una vez; si me pongo a contar las cosas que hace bien este juego no acabo, pensé en otra ocasión. Lo cierto es que Trackmania Turbo no es un juego para todos los paladares; me imagino que habrá quien considere que es un arcade algo escaso, porque, a juzgar por la beta, centra todo su atractivo en el circuito, en el trazado y en sus peculiaridades. Quizá por eso lo de trackmania en vez de carmania. La cuestión es que la beta me dejó un sabor de boca sensacional; a OutRun 2006, a Sega Rally 2, a Scud Race. A SEGA, en general: la que se escribía en mayúsculas y se pronunciaba con la boca llena.

He dicho que Trackmania Turbo hace muchas cosas bien. Una de ellas es tener un botón dedicado para reiniciar la partida. Pulsas el botón círculo (en mi caso, porque jugué en PS4) y el coche vuelve a la línea de salida automáticamente. No hay tiempo que perder. No se te pregunta si quieres reiniciar, nadie te avisa de que todo el progreso hasta el último punto de guardado se perderá si reinicias: quieres perder todo ese progreso, los quince segundos enteros, porque no han estado a la altura de lo que esperas de ti mismo. Si pulsas sin querer el botón círculo, habrás perdido quince segundos. Los recuperarás pronto.

Parece una reflexión trivial, un capricho personal al que le doy más importancia de la que tiene. Acepto la crítica. Sin embargo, es un ejemplo de cómo Nadeo nos explica de qué va Trackmania Turbo sin necesidad de decirlo explícitamente en un cartel: aquí la cosa va de hacer buenos tiempos, de superar tus propios tiempos y competir contra los de tus amigos. Es improbable conseguir el mejor tiempo posible en el primer intento, o en el quinto, o en el vigésimo; vas a querer reiniciar muchas veces, así que aquí tienes un botón específicamente pensado para eso.

En la beta no estaban los 200 circuitos de la versión final, pero sí había un buen puñado que dejaba ver de qué va el asunto. Trackmania Turbo es uno de esos juegos en los que ni el urbanismo ni la gravedad se interponen en el camino de una cabriola molona o un tramo espectacular. El medio es el derrape. El derrape preciso es una necesidad en Trackmania Turbo; los que, como es mi caso, encontramos enorme placer en la filosofía de los viejos arcades de SEGA podemos considerar este nuevo Trackmania un pequeño oasis. Incluso en juegos que podrían haber destacado por tener el derrape como una de sus patas (pienso en el último Need for Speed, por ejemplo), el drifting nunca está presente de una forma tan desenfadada y licenciosa como aquí.

Es otra de las cosas que Trackmania Turbo hace bien. La interacción con el resto de coches (un par de fantasmas, en la mayor parte de mis partidas, y hasta 100 al mismo tiempo en otros modos de juego online) se limita a ver lo que hacen sin tocarse en ningún momento. No es un juego de carreras: es un juego de contrarrelojes. No sé si le iría bien algún modo en el que los coches pudieran chocarse entre sí, pero en todo lo que he jugado no he visto ningún circuito que pueda asumir sin encontrarse con muchos problemas innecesarios más de un vehículo; no es la intención de Nadeo, está claro, y por eso me parece un acierto que la interacción con el resto de jugadores, como en muchos de los arcades de los 90 en los que se fija (también estéticamente: no solo por el colorido, sino por muchas de las referencias que maneja, como ese Insert Coin o pulsa el botón X que nos recibe cuando arrancamos el juego), se quede en las tablas de puntuaciones y en su representación en la pista en forma de fantasma.

En general, Trackmania Turbo me ha resultado muy refrescante por lo estrictamente que se centra en su objetivo último: ser un arcade con todas las letras. El editor de niveles (a todos los efectos, una colección infinita de circuitos: hay una opción para generarlos al azar) podría ser más práctico, porque para buscar circuitos hay que utilizar un navegador desde el ordenador (o el móvil, supongo; el siglo XXI es así); el sistema de desbloqueo de diseños para los coches es algo confuso, y al menos en la beta no encontré una manera razonable de consultar mis tiempos de manera ordenada. Son puntos flacos que orbitan alrededor de un modo Carrera con pinta de ser rotundo y muy jugoso para amantes del time attack, y de una colección de opciones multijugador creativa (hay un modo, por ejemplo, en el que dos personas conducen el mismo coche) y que sabe dónde están sus puntos fuertes. Otra cosa que hace bien Trackmania Turbo, y ya paro: se puede jugar a pantalla partida. What else?