Fuera del bucle

La actualidad nunca para pero sí se ha detenido para nosotros. Estamos siendo castigados con la irrelevancia. Este fin de semana me he encontrado con dos de las mejores piezas de opinión cultural que he leído en los últimos meses en la prensa del videojuego, que han surgido, como no podía ser de otra forma, a raíz del lanzamiento de Cyberpunk 2077. Hablo del texto de John Walker para Kotaku en el que reflexiona sobre el papel de la crítica en una «realidad espejo» en la que los jugadores reciben la información directamente de los estudios y del de Rob Fahey para GamesIndustry en el que critica el férreo control que CD Projekt Red ha impuesto sobre la información de los análisis. Pero aunque ambos textos han sido publicados hace tan solo unos días, rápidamente se han quedado obsoletos. Hay muchos más temas de última hora que se deberían tratar, desde los vaivenes en las acciones de la compañía hasta la negativa de Sony de realizar cualquier tipo de devolución monetaria. Y eso sin entrar en las condiciones de los desarrolladores y las maratonianas jornadas que, de seguro, van a enfrentar. Las noticias y las polémicas avanzan como una apisonadora pero aquí no tenemos nada que comentar. Hasta hace unos días ni siquiera contábamos con una copia de Cyberpunk.

Siempre hablo de Anait con orgullo. Cuando tengo que escribir a algún posible colaborador intento destacar que somos una página independiente, que solo existe precisamente porque así lo quiere nuestra comunidad. No tenemos a ningún gigante editorial a nuestras espaldas, y aunque eso conlleva cierta inseguridad monetaria, también deja bastante espacio para la libertad. Lo que quiero decir es que no creo eso de que el trabajo dignifica pero sí estoy segura de que Anait es uno de los pocos sitios en los que puedo desarrollar mi trabajo con dignidad. Sin embargo, hasta este momento —y pese a las advertencias de mis compañeros— no he sido capaz de ver lo que de verdad conlleva la independencia. La forma en la que trabajar a nuestra manera en una industria «interconectada» te lanza fuera del bucle cultural.

Escribe Juan Sanguino en Cómo hemos cambiado, su último libro de ensayos, que la cultura y su influencia solo puede analizarse a posteriori. Que solo el paso de los años nos permite ver de verdad qué era importante y por qué ha perdurado un producto o una idea concreta. Desde luego, no voy a quitarle la razón a un periodista con tantas tablas y experiencia. Dentro de la industria tenemos un buen puñado de juegos tanto indies como triple A que han demostrado que las impresiones de salida pueden olvidarse —incluso enterrarse— a largo plazo gracias al buen hacer de un estudio. Sin embargo, creo que aquí estamos en otra disyuntiva. Creo que los problemas de salida de Cyberpunk 2077 podrían trascender al propio juego —ser más excepcionales de lo que parecen— y funcionar como una nueva bisagra capaz de cambiar lo que se considera aceptable o no dentro de la industria. El hecho de que muchos usuarios se estén preguntando ahora por la ética de poner a la venta el juego en varias plataformas sin mostrarlo con antelación o el valor de estándares recurrentes en la distribución como la preventa, podría indicar que hay tabúes que están listos para ser eliminados. Y que se estén señalando en los debates prácticas concretas y extendidas más allá del juego transmite la sensación de que esta podría ser una oportunidad para cambiar por fin las cosas. Siempre y cuando, claro, estos debates cuenten con la atención y la cobertura de la prensa.

En 2014, cuando el GamerGate pegó su fatídico puñetazo en la mesa, medios de todo el mundo —por supuesto también los de España— comenzaron a informar y a publicar artículos con enfoques sin contrastar que provenían directamente de dentro del movimiento y habían sido creados para propagar desinformación. No tengo que señalar a ninguna web por su falta de profesionalidad porque aquí, en mi casa, también hicimos las cosas mal y las consecuencias, por mucho que queramos ignorarlas, siguen presentes a día de hoy. Quiero pensar que de haber estado en el bucle, de haber presentado las discusiones de una forma más justa y correcta, muchas cosas podrían haberse evitado. La comunidad, y sobre todo la industria, podrían haber dado un gran salto.

Una de las respuestas más comunes al texto de Walker que he mencionado en la introducción es la idea de que la prensa del videojuego trabaja ajena a la ética (jaja) e intercambia buenas valoraciones por favores sexuales y monetarios. Esto no solo remite al erróneo conocimiento sobre el GamerGate sino que implica, de alguna manera, que el desastre de Cyberpunk 2077 era algo que nosotros podríamos haber evitado. Pero mientras que Walker señala su particular luna, la que ilumina el poder del marketing frente al del sentido común, parte de los lectores siguen empeñados en que CD Projekt Red no ha hecho nada malo y que, de haberlo hecho, los culpables son los periodistas y, de alguna forma, las minorías que están trabajando en la industria (TW en el enlace: transfobia, homofobia, racismo). Las respuestas al tweet de Walker en el que comparte el artículo están llenas de referencias a los supuestos maletines que todos los analistas se han embolsado. La realidad es mucho más triste. No se necesitan maletines cuando el flujo de información está controlado por los estudios y las distribuidoras.

Para muchos medios publicar el análisis (o cualquier otro tipo de pieza) sobre Cyberpunk 2077 en el momento que terminaba el embargo suponía la diferencia entre conseguir un buen posicionamiento —y visitas, y dinero en publicidad— o quedarse hundidos en la segunda página de Google para siempre. Para todos nosotros, tener ese texto, poder escribir sobre el juego que domina la conversación, es una cuestión de importancia. La confirmación de que lo que hacemos, además de entretenimiento, tiene valor por su relevancia. La distribuidoras y los estudios controlan quién recibe un código y en qué condiciones lo hace: cuánto tiempo tiene para jugar antes de tener que escribir el análisis, en qué plataforma juega y, en ocasiones, hasta qué puede mostrar y qué debe evitar. No hacen falta los maletines cuando, simplemente, te pueden negar un código. No es importante el dinero cuando el pago es la tarjeta para entrar en el club y participar en la conversación.

Ante la segunda pieza publicada por Rob Fahey en GamesIndustry algunos compañeros y gran parte de los jugadores han reaccionado pidiendo una revisión de conciencia por parte de la prensa. Un momento de reflexión dedicado a pensar sobre cómo podemos hacerlo mejor y cómo podemos retomar el control del flujo informativo. Hace unas semanas habría contestado que la solución es la independencia. Que lo ideal es no firmar ningún NDA abusivo y trabajar con una dignidad que solo deberíamos dictar nosotros. Si hubiera contestado en ese momento habría metido la pata. Cyberpunk 2077 se ha desarrollado mediante explotación laboral, tiene problemas de rendimiento y a todas luces no ha cumplido con las promesas realizadas pero —en este momento— no tengo nada que decir sobre eso. Estoy fuera del bucle; la independencia es la irrelevancia. Muerte a la prensa; larga vida a las campañas.